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"Lo castrense funciona": las 6 cosas que el ejército enseña a la empresa
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humildad, colaboración y largo plazo

"Lo castrense funciona": las 6 cosas que el ejército enseña a la empresa

Antonio Rubio Merino, economista y directivo de grandes empresas, subraya cómo el ejército sigue siendo una sorprendente fuente de inspiración

Foto: Reunión del comité militar de la otan. (Efe)
Reunión del comité militar de la otan. (Efe)

Hasta mediados del siglo XX, el ejército fue el modelo que las empresas habían acogido, implícita o explícitamente, y del cual extrajeron gran parte de las ideas con las que perfilaron su estructura. Desde la configuración de la cadena de mando hasta la organización logística, las fuerzas armadas fueron la principal fuente de inspiración empresarial. A finales de siglo, la tendencia se había invertido, y parecía que la empresa era el referente a partir del cual irradiaban todos los modelos de gestión. El economista Antonio Rubio Merino, autor de Así en la empresa como en la guerra. La estrategia bélica como paradigma del triunfo empresarial (Ed. Espasa) regresa a esta peculiar relación y subraya que todavía podemos extraer grandes enseñanzas del mundo castrense.

Antonio Rubio, quien ha desarrollado su carrera en Arthur Andersen, Abengoa, Inditex o Prosegur, sabe que cualquier aspecto comparado con la guerra es meramente anecdótico, porque muestra a los hombres en una situación excepcional, por lo que raramente podríamos aplicarlo a situaciones cotidianas salvo que entendiéramos el día a día empresarial como una guerra.

  • Nos ayuda a conocer a nuestro verdadero enemigo. “Hemos de combatir contra enemigos muy poderosos que a menudo solemos confundir. En muchas empresas la pelea es mucho más contra el compañero o contra el departamento de al lado que contra el verdadero objetivo, la oposición del cliente a no comprar. Y eso lleva a problemas, a perder unidades de combate. Cuando se producen los problemas internos, cuando hay mandos que no dirigen bien, pierdes unidades. Se producen esas situaciones que hemos visto retratadas en películas como Senderos de Gloria”.
  • Enseña a colaborar. "Es un entorno mucho colaborativo de lo que parece. Hay una escena en Black Hawk derribado que muestra a la perfección cómo ha cambiado el ejército. Antes de atacar Mogadiscio se celebra una reunión para decidir cuál será la acción a realizar y en ella participan todo tipo de mandos, desde tenientes coroneles hasta sargentos, que dan su opinión. Hace cien años, si un sargento hubiera llevado la contraria a su mando, le habrían fusilado. Hoy no. Eso hace también que el ejército hay sido, ante todo, gestión de egos. En muchas ocasiones, el mejor mando no ha sido el mejor estratega, sino el que supo poner de acuerdo a sus subordinados".
  • Aprendes a ser humilde. "Como todos sabemos, el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Por eso todos los grandes capitanes de empresas lo son porque son humildes, aceptan las críticas y se rodean de un grupo de gente que les recuerdan que son mortales. A largo plazo, además, triunfan los humildes. Eisenhower y MacArthur querían llegar a ser presidentes, y fíjate quién consiguió alcanzar la meta…".
  • La victoria tiene un precio. "Otra similitud tiene que ver con el contenido de la victoria. La cuestión no es ganar, sino qué ganas, porque de nada te sirve vencer en la guerra si luego no puedes asentar lo vencido o tienes que exiliarte".
  • El poder se ejerce siempre solo. En el ejército, como en las organizaciones, hay muchas intrigas de palacio, por eso muchos de los líderes se refugian en sus amigos de siempre. El General Grant, cuando quería hacer confidencias, hablaba con su compañero de colegio, con el de la barbería o con el que iba a jugar a las cartas, no con sus generanles. El líder está solo y tiene que estar solo. El comandante en jefe no puede nunca ser de un bando. Cuando hay parte de sus subordinados que están a favor de él y otros que están en contra, es que no es el ejefe. Tienen que soportar un cierto grado de soledad, que es necesario.
  • El comandante en jefe piensa a largo plazo. En este mundo de apariencias, donde a todos nos obsesiona la opinión de los demás, mucha gente gasta su energía tratando de hacer ver que es él quien manda, o que es muy rápido o que es muy eficaz. Quien no le da a eso tanta importancia sabe guardar energía para las cosas importantes. Hoy es difícil actuar así porque la cuenta trimestral ha generado perversión. Puedes leer que una determinada compañía ha decepcionado al mercado, pero eso es lo que dicen los analistas, que son chicos de treinta años que están siguiendo a esa empresa, y no son muchos: no hay ninguna empresa, por grande que sea, que está siendo examinada por más de 100 personas. De modo que nos equivocamos si miramos el trimestre, porque llevar una empresa a lo más alto lleva lustros o décadas en las que algunos trimestres fueron malos. El gran líder siempre mira al horizonte.

Hasta mediados del siglo XX, el ejército fue el modelo que las empresas habían acogido, implícita o explícitamente, y del cual extrajeron gran parte de las ideas con las que perfilaron su estructura. Desde la configuración de la cadena de mando hasta la organización logística, las fuerzas armadas fueron la principal fuente de inspiración empresarial. A finales de siglo, la tendencia se había invertido, y parecía que la empresa era el referente a partir del cual irradiaban todos los modelos de gestión. El economista Antonio Rubio Merino, autor de Así en la empresa como en la guerra. La estrategia bélica como paradigma del triunfo empresarial (Ed. Espasa) regresa a esta peculiar relación y subraya que todavía podemos extraer grandes enseñanzas del mundo castrense.

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