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El secreto de la longevidad (y es mucho más sencillo de lo que pensamos)
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SEGÚN EL PADRE DEL ‘LONGEVITY PROJECT’

El secreto de la longevidad (y es mucho más sencillo de lo que pensamos)

La sensación de que hemos aprovechado el día y disfrutado de las experiencias vitales depende de que tengamos o no un pernicioso y común hábito

Foto: Asistentes a un concierto registran el evento con sus móviles y cámaras. (Corbis)
Asistentes a un concierto registran el evento con sus móviles y cámaras. (Corbis)

La percepción del tiempo está directamente relacionada con la intensidad con la que vivamos cada experiencia vital. Cuanto más se disfrute de una determinada vivencia, se eviten las rutinas y se aproveche el escaso tiempo libre del que disponemos a diario, después de restarle al día las horas que pasamos en el trabajo, durmiendo, desplazándonos de un lugar a otro, etc., más aumentará la sensación de que hemos tenido un día largo. Es decir, las horas nos cundirán mucho más que si tenemos un día aburrido. Pero no sólo eso, aumentará nuestra felicidad y la sensación de bienestar en general, como concluye el psicólogo de la Universidad de California Howard Friedman, uno de los padres del Proyecto Longevidad, junto a la también psicólogaLeslie Martin.

Como explicaba el sociólogo de la Universidad de Jena (Alemania) Hartmut Rosa en una entrevistaconcedida a El Confidencial, la memoria ocupa un papel protagonista en el paso del tiempo: nuestra percepción del mismo no depende del tiempo objetivo, externo, sino de los recuerdos que hemos almacenado.

Cuantos más almacenemos en nuestro cerebro, y cuanto más intensos sean, mayor será la sensación de que hemos tenido un día largo. Por ejemplo, “para un niño el mundo está lleno de sorpresas y todo parece nuevo. Así que las seis semanas de vacaciones de verano se consideran un océano de tiempo, mientras que para un anciano, la mayor parte es rutina, no hay nada que descubrir, por lo que en Nochevieja se siente como si el año hubiese pasado volando”, apuntaba el sociólogo.

Más pendientes del visor de la cámara que del evento en sí mismo

A partir de estas reflexiones, Friedman llama la atención sobre un reciente fenómeno social que, según sus conclusiones, está provocando que vivamos menos (en términos de percepción del paso del tiempo y de disfrute de las experiencias). Se trata del constante y delirante uso de las cámaras fotográficas y de vídeo. Aunque parezca una cuestión baladí a primera vista, según el autor del mayor estudio sobre la longevidad nunca antes realizado, grabar o hacer fotografías de forma constante durante un evento “reducedrásticamente la calidad de las experiencias” y, por tanto, a la larga tendremos la sensación de que vivimos menos tiempo.

Nuestra percepción del tiempo depende de la calidad de las vivencias y los recuerdos que hemos almacenado

La aparición de las cámaras digitales y la generalización de los smartphones han potenciado que en cualquier tipo de evento estemos más pendientes del visor de la cámara que del acontecimiento en sí mismo. Se tratede un concierto, de un partido de fútbol, de una cena en un restaurante, de una salida a la montaña o de un paseo con los niños por el parque, la presencia de cámaras es ya tan natural que parecen una extensión de nuestro propio cuerpo. Las redes sociales, a donde luego subimos las fotos, hacen el resto.

Sólo en Youtube, cada minuto se suben más de cien horas de grabaciones y sus usuarios consumen un total de seis millones de horas de vídeo. En Instagram son más de 55 millones de fotos las que se publican cada día. Según los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por Friedman, cada usuario se pasa, de media, una hora al día utilizando la cámara. O lo que es lo mismo “un tercio de nuestro tiempo libre”, siempre y cuando le sumemos el tiempo que luego nos pasamos observando, revisando y subiendo este material gráfico a la red. Así, en términos racionales, una cifra que dejará frío a cualquiera y con la que el psicólogo pretende hacernos reflexionar sobre nuestras prioridades a la hora de emplear el tiempo libre.

“Apaga la cámara, vivirás más y mejor”

Entre las conclusiones del Proyecto Longevidad, un magno trabajo en el que participaron unas 1.500 personas durante varias décadas, se encuentra el hecho de que las personas más felices, saludables y longevas eran aquellas que desarrollaban su creatividad, que no eran meros observadores de la vida, sino que participaban en ella y, además, tenían una vida social activa. “Algo muy alejado a esconderse detrás de un visor”, ironiza Friedman.

Atendiendo a la proliferación de este fenómeno, el psicólogo advierte que pronto estaremos cerca de “pasar media vida haciendo fotos y grabando vídeos, para pasar la otra mitad viéndolos”. Antes de llegar al punto de reducir nuestras experiencias vitales a este tipo de hábitos, el psicólogo aboga por apagar la cámara. Sin ella, dice, “no sólo tendremos la sensación de que vivimos más sino que, literalmente, contaremos con el doble de tiempo”.

La percepción del tiempo está directamente relacionada con la intensidad con la que vivamos cada experiencia vital. Cuanto más se disfrute de una determinada vivencia, se eviten las rutinas y se aproveche el escaso tiempo libre del que disponemos a diario, después de restarle al día las horas que pasamos en el trabajo, durmiendo, desplazándonos de un lugar a otro, etc., más aumentará la sensación de que hemos tenido un día largo. Es decir, las horas nos cundirán mucho más que si tenemos un día aburrido. Pero no sólo eso, aumentará nuestra felicidad y la sensación de bienestar en general, como concluye el psicólogo de la Universidad de California Howard Friedman, uno de los padres del Proyecto Longevidad, junto a la también psicólogaLeslie Martin.

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