El verdadero secreto de la vida en pareja: por qué los polos opuestos se atraen
El hecho de que los polos opuestos se atraen parece suponer una realidad y un misterio. Es verdad que sucede, pero también que resulta paradójico
El hecho de que los polos opuestos se atraen parece suponer una realidad y un misterio. Es verdad que sucede, pero también es cierto que, desde un cierto punto de vista, parecería más lógico que tendiésemos a juntarnos a las personas que más se nos parecen.
Los psicólogos Linda y Charlie Bloom, autores del libro Secrets of Great Marriages: Real Truths from Real Couples About Lasting Love, creen haber dado con las claves que hacen que las personas que menos se parecen entre sí se atraigan mutuamente e, incluso, se enamoren.
La satisfacción de los deseos
Por un lado, los psicólogos consideran que esas diferencias, lejos de ser problemáticas, pueden añadir mucha pasión y gracia a la relación, también en sufaceta más sexual. Todos estamos llenos de deseos e insatisfacciones y, normalmente, estas se compensan y se ven satisfechas gracias a su polo opuesto, a aquello que nosotros no tenemos y que hace que se genere una determinada necesidad. Pero además de satisfacerse, lo opuesto de esos deseos y de esas actitudes genera una tensión de contrarios que produce la pasión que sostiene y mantiene las relaciones.
Sin el contrapeso que proporciona la otra persona, la seguridad se traduce en aburrimiento
La motivación interna es fundamental para que una relación sea comprometida y duradera, y esa convivencia de opuestos es un incentivo que desata esa motivación. Es cierto que la seguridad, la protección, la comodidad o la intimidad son características básicas de una buena relación. Pero todas ellas necesitan una compensación que incline la balanza y la equilibre: excitación, pasión, aventura, riesgo y una cierta independencia. Sin ese contrapeso, la seguridad se traduce en aburrimiento, la dependencia se transforma en indiferencia, la intimidad se vuelve claustrofobia y la comodidad se reduce al inmovilismo. La diferencia, que tanto nos asusta a veces, es algo que debemos celebrar.
Según Bloom, esa diferencia es justamente lo que hace que una relación produzca excitación, nervios, dinamismo, actividad y creatividad. Por supuesto, una cosa es no acomodarse y estar estimulado y otra muy diferente tener miedo real de perder al otro: hallar ese sano equilibrio es complicado, pero unos opuestos bien compensados son un buen punto de partida.
Diferentes modos de complementarse
Los opuestos, o más bien los complementarios, se dan en infinitos modos. Están los introvertidos y los extrovertidos, la gente matutina y la nocturna, los impulsivos y los planificadores, los que buscan la seguridad y los aventureros, los trabajadores y los perezosos... y no hay por qué negar la idea de que algo en nosotros se inclina hacia las personas que compensan nuestras actitudes dominantes con tendencias complementarias.
La pasión y el compromiso no están reñidos
Esto puede generar muchos desafíos interesantes para una pareja, pero estas diferencias son también la fuente de lo que muchos consideran que es el aspecto más importante para que una relación funcione: la química. La química se refiere a esa cualidad indefinible que se presenta como la base de la atracción que genera el magnetismo entre dos personas. Para estos psicólogos la pregunta que entonces nos hacemos inconscientemente es algo del tipo: "¿Es mi experiencia de mí mismo más completa con esta persona?".
Cuando la respuesta es sí y la química es fuerte, la relación –sobre todo en sus estadios iniciales– es poderosa y muy complementaria, particularmente en la cama. La intensidad inicial suele desvanecerse cuando el misterio, la excitación o el riesgo se mueren o se atrofian. Sin embargo, cuando nos hallamos con alguien complementario y opuesto es más fácil que, encontrado el buen término medio, esa intensidad se mantenga en el tiempo.
La pasión y el compromiso
Linda y Charlie Bloom recuerdan que la pasión y el compromiso no están reñidos en absoluto. Asimismo, afirman que una relación continuada requiere armonía y paz, pero no demasiada, y también requiere riesgo y conflicto, en su justa medida. Ese balance perfecto se obtiene gracias a la tensión equilibrada que generan dos opuestos que conviven. Para ello, ninguno de los dos debe sobreponerse al otro, sino tener ambos el mismo peso complementario en la relación.
Es un mecanismo sencillo, aunque difícil de hallar. Los psicólogos, sin embargo, nos animan a perseguirlo, pues –dicen– es garantía de una relación satisfactoria, comprometida y, sobre todo, muy divertida.
El hecho de que los polos opuestos se atraen parece suponer una realidad y un misterio. Es verdad que sucede, pero también es cierto que, desde un cierto punto de vista, parecería más lógico que tendiésemos a juntarnos a las personas que más se nos parecen.