“Han vivido como si no hubiera mañana”: la fuga de cinco estrellas de dos adolescentes

Los adolescentes enamorados son muy dados a cometer locuras pero si, además, cuentan con una tarjeta de crédito ilimitado, el despropósito puede ser mayúsculo. Indira Gainiyeva, de 17 años, y Edward Bunyan, de 16, no son los primeros jóvenes que se fugan de un internado para vivir una atrevida historia de amor, pero quizás son los únicos que han logrado hacerlo a gastos pagados en Punta Cana, paravolver a Reino Unido sin ninguna preocupación y una sonrisa de oreja a oreja.

El pasado 13 de enero, la pareja huyó del selecto Stonyhurst College, de Lancashire, al noreste de Inglaterra, un internado que cuesta la friolera de 36.000 euros al año por estudiante. La razón: estaban hartos de la lluvia y el frío. Así se lo dijeron a sus amigos y, sin más dilación, cogieron un vuelo en Manchester que les llevó a la República Dominicana.

En las playas de Punta Cana se dedicaron a fundir las tarjetas de sus padres viviendo, como cantaba la banda de heavy metal Tritón, “a tope de amor y lujo”. Se alojaron en uno de los resort más exclusivos de la isla, el Occidental Grand Punta Cana, que cuenta con tres piscinas, un spa, pistas de tenis, nueve restaurantes, siete bares y cuesta casi 2.000 euros por persona a la semana en régimen de todo incluido.

Los adolescentes se alojaron en uno de los 'resort' más exclusivos de la isla que cuesta casi 2.000 euros por persona a la semana

El portavoz de la policía dominicana, Ramón Brito, explicó a la prensa que los jóvenes “vivían como si no hubiera mañana”. Esto, claro está, tuvo su contrapartida. El uso indiscriminadode las tarjetas ayudóa las autoridades a encontrar a la pareja, cuya desaparición ya había sido denunciada a Interpol. Cuando los jóvenes se dieron cuenta de que la policía estaba detrás de ellos, se marcharon del resort, se instalaron en un apartamento modesto, a pie de playa, y dejaron de comer en los mejores restaurantes. No les valió de nada, unos días después una pareja de policías los encontró en una terraza y fueron detenidos.

Los padres culpan al internado

Aunque los padres de los jóvenes se han mostrado molestos con estos, no han ahorrado críticas para el internado y las autoridades aeroportuarias, que dejaron embarcar a los adolescentes, menores de edad, sin ningún tipo de permiso.

La fuga de Edward e Indira se ha convertido ya en una leyenda del selecto internado inglés. La escuela está rodeada de guardias y los chicos y chicas duermen en distintas alas del edificio: no es nada fácil abandonar la escuela sin ser visto. Un portavoz del internado, ante las críticas, se ha defendido argumentando que sus medidas de seguridad están pensadas para evitar a los intrusos, no para “encarcelar” a los alumnos.

Aambas familias han decidido que lo mejor para ambos es que sigan estudiando juntos, pues lo contrario sería muy duro para ellos

En un primer momento el director del internado dudó si expulsarles o no de éste, pero tras hablar con los padres por teléfono, y escuchar las críticas de estos, ambas partes decidieron que lo mejor era que se marcharan. No es de extrañar, a juzgar por la versión de la historia que mantienen los padres.La madre de Indira, una multimillonaria de Kazajistán, insiste en que su hija no tiene culpa de nada. ¿De quién es la culpa? “Del amor y de lo estricta que era la escuela”, ha asegurado en declaraciones al Daily Mail. “Se escaparon y se asustaron. Son niños. Gracias a Dios que pueden volver a estudiar”.

En efecto, la pareja no tendrá problemas para ingresar en otra institución para ricos. Además, ambas familias han decidido que lo mejor para ambos es que sigan estudiando juntos, pues lo contrario sería muy duro para ellos.Esta misma semana, los jóvenes tendrán una entrevista con el director del Mount St. Mary´s College en Sheffield, en el centro de Inglaterra, donde podrán continuar con su selecta educación. Un portavoz de la institución ha explicado que los jóvenes tendrán que demostrar su disposición a portarse como es debido e, incluso, tendrán que firmar “un contrato de buen comportamiento” para ser admitidos. Después, si aún les queda dinero en la cuenta, sus padres tendrán que pagar 30.000 euros por retoño.