La política del futuro: Seagal y el 'sheriff' implacable se toman la justicia por su mano

La noticia de que Steven Seagal había sopesado presentarse a las elecciones para gobernador en el estado americano de Arizona ha cogido a la opinión pública americana a contrapié, y no sólo porque el protagonista y realizador de En tierra peligrosa (On Deadly Ground, 1994) haya decidido seguir el camino de Arnold Schwarzenegger o Clint Eastwood y saltar de la gran pantalla a la política, sino también por los apoyos con los que contaría en su empresa.

Que su hipotética candidatura venga avalada por el llamado “sheriff más implacable de Estados Unidos”, el polémico Joe Arpaio, amigo del realizador y con el que ha salido de caza de inmigrantes en repetidas ocasiones, daba un nuevo giro a unos acontecimientos que, de esa manera, pasaban de lo anecdótico a lo política y sociológicamente enjundioso. Nada mejor que una posible candidatura del protagonista del reality show Steven Seagal. Lawman para recordarnos cómo funciona el inconsciente colectivo de parte de los Estados Unidos.

El sheriff más duro de EEUU

Que la política estadounidense es uno de los mejores campos de prueba para futuras tendencias en política internacional no es nada nuevo. La importancia de la industria del espectáculo en Estados Unidos es tal que influye en las campañas electorales de sus políticos, pero no únicamente. La defensa de la iniciativa empresarial ha provocado que las cualidades del emprendedor se vean como algo deseable de cara al electorado, una baza que utilizó el republicano Mitt Romney durante la campaña que acabó con la reelección del demócrata Barack Obama.

La vinculación con Arpaio dice mucho del que sería el proyecto político de Seagal en caso de acceder al poder. Arpaio, el sheriff más caro de Estados Unidos como sus detractores lo han bautizado, es famoso por sus expeditivos métodos, a veces poco compatibles con el respeto a los Derechos Humanos, lo cual no le ha impedido ser reelegido por los votantes de Arizona como alguacil del estado de Mariqopa en cinco ocasiones diferentes desde 1992. Como lo definió un artículo publicado en Harper’s Bazaar, es “un amante esposo, padre orgulloso, idealista, megalómano, mentiroso y matón”.

Hoy en día, Arpaio retiene a centenares de presos en Tent City, una carpa en el desierto. Muchos de ellos son inmigrantes ilegales. Uno de los que pasó por dicho centro fue el boxeador Mike Tyson, que en noviembre de 2011 cumplió una condena de un único día por tenencia de cocaína y por conducir su coche bajo los efectos del alcohol. Arpaio y Seagal han colaborado ya en el pasado, como en el proyecto paraentrenar a los niños de Arizona y así mejorar la seguridad en las escuelas o en sus ya mentadas cacerías de ilegales.

El sheriff llegóa señalar en aquella ocasión que era necesario contar con policías armados en los centros educativos para proteger a los estudiantes. La colaboración es aún más irónica debido a que Machete (Robert Rodriguez, 2010), en la que Seagal daba vida a su archivillano, un poderoso magnate de la droga, criticaba de manera bastante explícita a Arpaio. En ella, Don Johnson daba vida a un sheriff de la frontera que asesinaba de un disparo a una inmigrante embarazada y la recibía al grito de “bienvenida a América”, una ácida parodia de la política fronteriza de Arpaio.

Siguiendo el camino del Gobernator

Seagal, de optar por la política, seguiría los pasos de otros intérpretes como los que dieron vida a Conan el Bárbaro o Harry el Sucio. En definitiva, actores célebres por haber encarnado a tipos duros y que, con su política, reflejaban aquello que sus personajes habían presentado en la gran pantalla. Lo cierto es que, salvo en el caso de Eastwood en Carmel, cuya política era más local, los proyectos políticos de las celebridades han estado relacionados por lo general con políticas conservadoras en las que las fuerzas de seguridad jugaban un importante papel. En el otro lado del espectro se encuentra Jesse Ventura, “El cuerpo”, luchador de wrestling y gobernador de Minnesota entre 1999 y 2003 y defensor de los derechos de los homosexuales.

A diferencia de otros actores (y a semejanza del mundo de la pornografía, todo sea dicho) que pueden fingir habilidades de las que realmente no gozan, los actores de acción deben demostrar que son capaces de reproducir los movimientos y habilidades de sus personajes sin ninguna clase de efecto especial. El claim del reality de Seagal (“la pura verdad en acción”) promete, de hecho, que dicho programa se realiza “sin trucaje y sin efectos especiales”. Se trata de auténticos combatientes, además de actores.

Se entiende que ello les hace gozar de ciertas cualidades personales que entroncarían con el papel del protector y garante de la ley. La premio Pulitzer Susan Faludi explicaba en La pesadilla terrorista. Miedo y fantasía en Estados Unidos después del 11-S (Anagrama) cómo los atentados de las Torres Gemelas habían provocado el retorno de ciertas figuras de la autoridad masculina –el cowboy, el policía, el hombre de acción– que serían capaces de frenar el avance del enemigo externo.

Ello provocaba, como escribió en referencia a Schwarzenegger, que su política rechazase lo femenino para abrazar lo masculino,ya que era lo que deseaban sus votantes: “Vienen del mundo de la testosterona de las películas de acción y los gimnasios, donde las mujeres son meras observadoras y los hombres encuentran su lugar dentro de la manada a través de la humillación”.

Si tienes problemas, te los resuelvo de un puñetazo

Algunos antropólogos se han preguntado por las pasiones que levantan figuras como Schwarzenegger y que pueden hacer que, aun teniendo medianamente claro que quizá no encaje en el rol del político tradicional, pueda ser la persona apropiada para gobernarnos. Un estudio llamado La lógica ancestral de la política relaciona la musculatura de la parte superior del cuerpo con la inclinación política. Aunque pueda parecer poco relevante, la investigación pone de manifiesto que las personas más ricas y fuertes tienden a buscar su propio beneficio, lo que explicaría determinados comportamientos políticos.

No se trata de una cuestión de sumisión, como podría parecer, sino de interés personal. Una tesis que los investigadores relacionan con el esfuerzo personal del liberalismo. Algunas reflexiones han identificado el “poder personal” de Schwarzenegger con su capacidad de influencia y su carisma. Como él propio manifestó en su conferencia durante la convención republicana de 2008, quedó fascinado desde un primer momento por la apuesta de Richard Nixonpor “la empresa libre, quitar al gobierno de nuestras espaldas, bajar los impuestos y reforzar lo militar” a comienzos de los años setenta.

Como recordó en su día Ignacio Sánchez-Cuenca, Director de Investigación del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales del Instituto Juan March, en declaraciones a El Confidencial, también podría tratarse de una cuestión de promoción: “es normal que cuando el propio partido no puede proporcionar una reputación, esta se busca de manera externa”. Quizá, por eso, la mejor manera de demostrar que puedes controlar la inmigración en la frontera con México sea recordando que tú mismo has protagonizado películas como El protector (The Keeper, Keoni Waxman, 2009) o que has perseguido inmigrantes ilegales en tus ratos muertos. Aunque, en ocasiones, ello derivase en la muerte de inocentes mascotas.