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El mensaje que la clase media envió a los que mandan: "Nos podéis seguir robando"
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"los políticos nos han corrompido a todos"

El mensaje que la clase media envió a los que mandan: "Nos podéis seguir robando"

Thomas Frank, (Kansas, 1965) ha escrito la crónica de un tiempo confuso, en el que La clase media y los trabajadores se revolvieron contra quienes mandan

Foto: Mitin político del "tea party" de chicago contra el gobierno federal y altos impuestos
Mitin político del "tea party" de chicago contra el gobierno federal y altos impuestos

Thomas Frank (Kansas, 1965) ha escrito la crónica de un tiempo confuso, en el que la clase media y los trabajadores se revolvieron contra quienes mandan de verdad, enviándoles un mensaje inequívoco y radical: "Podéis seguir robándonos, que nosotros os defenderemos". Un tiempo en el que el desmoronamiento de las capas medias dejó paso al individualismo de masas gracias al márketing del descontento. Un tiempo, en resumen, donde el Tea Party se convirtió en la fuerza política que representaba al hombre común, apoyando a muerte a aquellos que estaban acabando con él. O eso es lo que Frank cuenta en Pobres magnates (Ed. Sexto Piso) un recorrido por la política estadounidense de los últimos años, en el que retrata en especial ese movimiento populista de derechas que tan popular se ha hecho, y que tanta presencia e importancia ha tenido en el suelo político estadounidense en los últimos años. El periodista estadounidense, que ha colaborado con Harper’s, Wall Street Journal, Washington Post o The Nation, habló con El Confidencial sobre este y otros extremos.

Usted aseguró que la catástrofe financiera fue el resultado directo de la presión ideológica más intensa que ha visto en su vida, con la posible excepción del colapso de la Unión Soviética. ¿Es así? ¿Todo lo que llaman gestión eficiente y decisiones técnicas en el sector financiero no son más que pura ideología?

Gran parte de sus decisiones lo son. Hace muchos años escribí un libro sobre la teoría de la gestión como un género ideológico. Pero lo que quería subrayar con esta afirmación en Pobres magnates no eran tanto las decisiones de inversión o de gestión que hicieron que Wall Street nos llevara a la crisis, cuanto las condiciones que la hicieron posible. La desregulación de Wall Street en la década de 1990 fue un acto de fe ideológica casi puro. La negativa de Alan Greenspan a regular el mercado hipotecario fue otra. El tercer acto claramente ideológico fue cuando la Administración Bush anuló los esfuerzos de los gobiernos de diferentes estados para regular los préstamos abusivos. Por supuesto, había dinero involucrado en todas estas decisiones, pero la ideología fue muy importante.

Wall Street está ganando más dinero tras la crisis que antes. ¿Cómo ha sido posible?

Debido a que los principales políticos estadounidenses de ambos partidos no han aprendido la lección obvia de la crisis de 2008. No pueden borrar su fascinación por la ideología dominante de los últimos treinta años. E incluso cuando entienden la situación (muchos de ellos son, después de todo, gente inteligente) no son capaces de enfrentarse al sector más rico y poderoso de América.

La recuperación de Wall Street es un asunto sencillo. Consiguieron ser rescatados. Da igual lo que hagan, su bienestar está garantizado esencialmente por el gobierno de los Estados Unidos.

¿El secreto del éxito del conservadurismo es su rebeldía y su atrevimiento?

Es un ingrediente importante, en dos sentidos. Por una parte, utiliza la retórica militante, diciendo cosas que suenan superficialmente como si fueran anti-Wall Street e incluso anti-grandes empresas, mientras que los demócratas no se atreven a decir nada de eso. En segundo lugar, sus militantes son incansables emprendedores en sus propias vidas, e inician movimientos, mientras que los demócratas ven cómo sus movimientos sociales desaparecen.

¿Cuál es la importancia de los modelos populistas hoy en el mundo? ¿Veremos cómo crecen? La clase media está en declive y encuentra estos movimientos muy atractivos.

Yo creo que es porque el populismo real -en el sentido de una democracia de masas real- es lo que necesitamos, y todo el mundo se da cuenta. Es fácil hoy convencer a la gente de que forme parte de movimientos contra la “élite” exactamente por la razón que usted menciona, porque las cosas se están poniendo muy mal para los trabajadores. El problema es saber a quiénes se refieren cuando hablan de la élite.

La retórica del Tea Party es la misma que utilizaron los movimientos progresistas en los sesenta, sólo que desde otro punto de vista ideológico. ¿Por qué se produce esta imitación?

Creo que deben más a la década de 1930 que a los 60, pero tienes razón, están constantemente imitando los grandes movimientos progresistas del pasado. Una de las razones, en mi opinión, se debe a que sus dirigentes están obsesionados con los años 30 y los años 60, momentos en que les fue muy mal. Anhelan utilizar las ideas de aquellos años contra sus oponentes y así finalmente obtener su venganza. Creo, además, que muchos de quienes forman su base no saben que los héroes de los años treinta fueron de izquierdas. Malinterpretan constantemente las imágenes, los dichos y las canciones de esa época, creyendo que fue algún valeroso empresario el que salvó la situación.

¿El Tea Party es el cortafuegos de Wall Street? ¿Es el mecanismo que les protege?

Sí, pero no puedo decidir si salvó a Wall Street por conquistar el Congreso en 2010 o simplemente por existir. En el pasado, la gente siempre fue hacia la izquierda después de una crisis financiera, y esta vez no, y fue por la existencia del Tea Party. Sólo por eso, puede decirse que salvaron, al menos en parte, a Wall Street de las consecuencias reales de sus actos.

¿Los republicanos sacan partido del Tea party y los demócratas de Occupy Wall Street?

El Tea Party fue puesto en marcha por los grupos de presión conservadores, y después se convirtió en algo más auténtico, mientras que los grupos demócratas de presión no tuvieron nada que ver con el inicio de Occupy Wall Street. Unos pocos políticos demócratas se presentaron en el parque Zuccotti en las semanas de la protesta para intentar sacar partido, pero no tuvieron ningún éxito, porque la gente que estaba allí no se interesaba por esa clase de política. Y los efectos de los dos movimientos han sido muy diferentes. Hoy en día hay un gran caucus del Tea Party en el Congreso y nadie de Occupy.

Me llamó mucho la atención de ¿Qué pasa con Kansas? (Ed. Antonio Machado) la forma en que describía cómo los conservadores se habían ganado a la gente común. Hablaban en su lenguaje, hacían campañas puerta a puerta, construían comunidades. ¿Qué es lo que han perdido los progresistas y por qué ya no saben hacer esas cosas que antes les eran propias?

Hay un montón de razones, pero una de las más importantes es que los demócratas hoy en día se imaginan a sí mismos como el partido de los profesionales liberales. Todavía creen que los trabajadores les votarán en las urnas, aunque no tengan ninguna importancia en el partido. Todo se centra en los profesionales y en su visión del mundo, y hacer las cosas como mencionas no tiene nada que ver con cómo los profesionales se comunican.

¿El problema de la clase media es que sigue actuando según las reglas en un mundo en el que aquel que triunfa no las sigue nunca?

Esa es una muy buena pregunta. El mensaje filosóficamente más importante que nos han transmitido con los rescates y con la incapacidad para hacer cumplir las normas a Wall Street es que las reglas ya no cuentan. Cuando ves a los muy ricos robando a todo el mundo con impunidad, comienzas a preguntarte por qué tú sí debes seguir las normas en tu vida. Al no actuar en contra de los magnates, me temo, los políticos nos han demostrado que las reglas no tienen ninguna importancia. Nos han corrompido a todos.

Thomas Frank (Kansas, 1965) ha escrito la crónica de un tiempo confuso, en el que la clase media y los trabajadores se revolvieron contra quienes mandan de verdad, enviándoles un mensaje inequívoco y radical: "Podéis seguir robándonos, que nosotros os defenderemos". Un tiempo en el que el desmoronamiento de las capas medias dejó paso al individualismo de masas gracias al márketing del descontento. Un tiempo, en resumen, donde el Tea Party se convirtió en la fuerza política que representaba al hombre común, apoyando a muerte a aquellos que estaban acabando con él. O eso es lo que Frank cuenta en Pobres magnates (Ed. Sexto Piso) un recorrido por la política estadounidense de los últimos años, en el que retrata en especial ese movimiento populista de derechas que tan popular se ha hecho, y que tanta presencia e importancia ha tenido en el suelo político estadounidense en los últimos años. El periodista estadounidense, que ha colaborado con Harper’s, Wall Street Journal, Washington Post o The Nation, habló con El Confidencial sobre este y otros extremos.

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