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10 formas de hablar con todo el mundo y caerles bien
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CALLA, ESCUCHA Y REPITE

10 formas de hablar con todo el mundo y caerles bien

No parece complicado caer bien a la gente, creemos. Pero a veces nos cuesta respetar las reglas de la conversación y nuestros amigos terminan odiándonos

Foto: A veces interrumpimos a los demás o cambiamos de tema con demasiada frecuencia. (Corbis)
A veces interrumpimos a los demás o cambiamos de tema con demasiada frecuencia. (Corbis)

No parece complicado caer bien a la gente, solemos pensar. Con sonreír, mostrarnos afables y no discutir mucho parece más que suficiente. Sin embargo, en ocasiones nos encontramos con que aquellas personas a las que en apariencia no hemos hecho nada malo no parecen tenernos mucha simpatía, y echamos balones fuera diciendo que es su culpa.

Puede ocurrir que, simple y llanamente, no sepamos cómo conversar con los demás. No es tan infrecuente que interrumpamos continuamente, cambiemos de tema hacia donde nos interesa o formulemos preguntas incómodas sin darnos cuenta de nuestro error. Como en tantos aspectos de nuestra vida, el inconsciente es tan poderoso quepuede condicionar nuestras actitudes y comportamientos sin que nosotros lo sepamos.

Para evitar que ello nos ocurra, The Week publicó la pasada semana un breve listado de investigaciones que nos señalan el camino a la hora de evitar que, como dice el refrán que le ocurre al pez, muramos por la boca. Pero otros libros como How to Talk to Anyone. 92 Little Tricks for Big Success in Relationships (McGraw-Hill) de Leil Lowndes o el clásico de Dale Carnegie Cómo ganar amigos e influir sobre las personas (Elipse) proporcionan algunas pequeñas estrategias psicológicas para ganarnos a los demás con una breve conversación.

  • Escucha

Antes de hablar, presta atención. La escucha activa es una habilidad comunicativa esencial que nos permite no sólo entender lo que la otra persona nos dice, sino también lo que nos está intentando decir. Todo acto comunicativo tiene una parte explícita –el texto en sí– y otra implícita, más sutil y relacionada con el mundo de los afectos. Las personas que no saben escuchar se quedarán, como mucho, en el primer nivel, y jamás descubrirán la motivación real de su interlocutor.

  • Un poco de cháchara no está mal, pero pasa rápidamente a otra cosa

Recurrir a ciertos temas de conversación banales como el tiempo atmosférico o el deporte para romper el hielo con otra persona es importante, pero debemos parar pronto si queremos establecer una relación significativa con el interlocutor. Una investigación realizada por la Universidad de Arizona puso de manifiesto que las personas más felices son aquellas que mantienen conversaciones trascendentes y que permiten cierto grado de intimidad hacia la otra persona, mientras que la cháchara apenas tiene consecuencias emocionales positivas.

  • Llama a la otra persona por su nombre

En nuestro vocabulario, cada palabra tiene un diferente peso emocional. De entre todas ellas, la que más nos importa es nuestro nombre propio, ya que nos representa y nos confiere nuestro lugar en el mundo. Hacer un pequeño esfuerzo para memorizar los nombres de los demás puede hacernos ganar muchos puntos frente a un desconocido.

  • No hables demasiado

Muchos psicólogos han situado en un 30% el porcentaje de la conversación que debemos acaparar, mientras que el 70% restante ha de corresponder a nuestro interlocutor. Se trata más de una aspiración que de una ley inamovible, puesto que se trata de un porcentaje imposible de alcanzar por los dos miembros de la conversación, pero de esa manera podemos conocer mejor a la otra persona y, así, saber cuáles son sus gustos, opiniones y preferencias.

  • Deja que los demás hablen de sí mismos

No hay nada que le guste más a una persona que hablar de lo que ha hecho, de lo que piensa y de lo que le gustaría hacer. Como puso de manifiesto una investigación realizada por la Universidad de Harvard, sincerarse ante los demás proporciona una sensación de placer tan alta que nos lleva a compartir continuamente nuestros sentimientos. Por eso, demos a los demás la oportunidad de sentirse bien. Nos lo agradecerán.

  • Utiliza la táctica de la doble pregunta

Se trata de una estrategia sugerida por el Premio Nobel Daniel Kahneman, autor de Pensar rápido, pensar despacio (Debate). Según explica el psicólogo en dicho volumen, una pregunta inicial sobre algo que la otra persona considera positivo la prepara para, a continuación, cuestionarle sobre su bienestar general. La primera respuesta influye en la segunda, lo que suele provocar que el interlocutor asegure que es feliz. Quién sabe si Artur Mas tuvo en cuenta este principio a la hora de plantear las dos preguntas sobre la autodeterminación de Cataluña.

  • Responde de manera activa

“Ajá”, “no me digas”, “pues mira”, “qué bien” son respuestas que generalmente tienen una función fática, es decir, sirven para que nuestro interlocutor sepa que le estamos prestando atención. Sin embargo, resultan contraproducentes cuando se espera de nosotros una respuesta algo más elaborada. Con las siglas ACR se conoce en inglés al active constructive responding (“respuesta constructiva y activa”), que define las respuestas significativas que damos a los demás. Un estudio de la Universidad de Washington demostró que las parejas que eran capaces de reaccionar de manera más elocuente ante los problemas o las victorias de sus compañeros tenían menos posibilidades de divorciarse.

  • Sé positivo

El perro de Pavlov sigue descubriéndonos mucho de nuestro funcionamiento cognitivo. Si mantener una conversación con alguien, por muy amigo que sea, sólo sirve para deprimirnos, recordar nuestros problemas o agobiarnos, tarde o temprano terminaremos rechazando su presencia. Si, por el contrario, una charla ayuda a elevar nuestra autoestima o a aliviar nuestra ansiedad, seguiremos queriendo encontrarnos con nuestro amigo.

  • Repite las cosas

Solemos pensar que repetir lo que nuestro interlocutor acaba de decir nos hace parecer estúpidos o que no estamos prestando atención, pero un estudio realizado por la escuela de negocios INSEAD en Francia señaló que la mímesis lingüística contribuye a avanzar en una negociación. Leil Lowndes sugiere, a tal respecto, que repetir de forma interrogativa las últimas palabras que ha pronunciado nuestro interlocutor demuestra que estamos atentos y le da pie a que siga hablando de sí mismo y desarrolle su explicación.

  • Dime de qué acusas a los demás y te diré qué piensan de ti

Hablar mal de alguien que no está presente en una conversación puede ser muy perjudicial, y no únicamente porque nos haga parecer unos cotillas. Según una investigación realizada por la Universidad de Ohio, es bastante frecuente que se produzca una transferencia entre las cualidades de la persona a la que estamos criticando y nuestro propio ser, por mera asociación psicológica. Así pues, si nos quejamos de que nuestra pareja es celosa, egoísta y aburrida, nuestros amigos terminarán pensando que nosotros también somos celosos, egoístas y aburridos.

No parece complicado caer bien a la gente, solemos pensar. Con sonreír, mostrarnos afables y no discutir mucho parece más que suficiente. Sin embargo, en ocasiones nos encontramos con que aquellas personas a las que en apariencia no hemos hecho nada malo no parecen tenernos mucha simpatía, y echamos balones fuera diciendo que es su culpa.

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