Es noticia
Las nuevas reglas de la elegancia: adiós a la corbata y hola a lo 'casual'
  1. Alma, Corazón, Vida
LAS NORMAS DE ETIQUETA HAN CAMBIADO

Las nuevas reglas de la elegancia: adiós a la corbata y hola a lo 'casual'

La corbata ha sido durante los dos últimos siglos un complemento que todo hombre debía portar en cualquier compromiso. Pero la cosa ha cambiado

Poco podían imaginarse los jinetes del ejército croata que el pañuelo que sus mujeres les anudaban alrededor del cuello para que estos les recordasen durante la batalla, tal como explica Francoise Chaile en La gran historia de la corbata (Falamarion), terminaría dando nombre a una de las prendas más populares de los últimos dos siglos. Una señal de elegancia ineludible durante años en los grandes eventos sociales que hoy parece encontrarse en peligro de extinción.

Muestra de ello es el cierre de los establecimientos de la cadena de corbatas Tie Rack en Reino Unido, especializada en dicha prenda y cuyas ventas han caído en picado durante la última década, después de que la cadena abierta por el empresario Roy Bishko en 1981 pudiese presumir de tener más de 400 establecimientos repartidos por todo el planeta.

La corbata ya no es un signo de elegancia, sino una prenda caracterizada por su rigidez y una excesiva formalidad

Este miércoles se anunció que 44 de ellas, las que tienen su sede en Inglaterra, cerrarán a finales de diciembre debido a sus continuas pérdidas (unos 8,26 millones de euros), dejando a más de 200 trabajadores en la calle, aunque aún quedarán abiertas las nueve tiendas presentes en sus aeropuertos, el lugar ideal para realizar una adquisición de última hora si nos encontramos en pleno viaje de negocios.

A la hora de buscar responsables, pocos han señalado a la franquicia en sí y muchos han apuntado a un cambio de costumbres espoleado por los propios políticos y personajes públicos, que han terminado convirtiendo la corbata ya no en un signo de elegancia, sino en una prenda del pasado caracterizada por su rigidez y una excesiva formalidad.

El triunfo del ‘smart casual’

Hace décadas, ningún mandatario público se atrevería a acudir a una cena de gala o un encuentro sin la consabida corbata que, en algunos casos, podía llegar a transmitir un mensaje político, como ocurrió con la célebre “corbata Glasnost” que George W. Bush portó durante la Cumbre de Malta celebrada a finales de 1989 y que lo reunió con Mijail Gorbachov, diseñada por Tie Rack. Poco después la cosa empezaría a cambiar después de que el célebre modisto Gianni Versace titulase uno de sus libros de fotografías con el nombre de Men Without Ties (Abbeville Press), es decir, “hombres sin corbatas” (un doble sentido con “ties”, que también significa “ataduras”).

Barack Obama suele aparecer en público sin corbata

Hoy, a nadie extraña que Barack Obama y David Cameron puedan fotografiarse juntos sin portar dicha prenda, tal y como ocurrió en la cumbre del G8 celebrada en Enniskillen, Irlanda, este mismo mes de junio. El consejero George Osborne reveló posteriormente las instrucciones que habían trasladado a los representantes de los ocho países invitados a la cita: era imprescindible seguir los códigos del smart casual. Y ello, por lo tanto, implicaba que debían desprenderse de la corbata y, si se quería, remangarse hasta los codos, tal y como hizo Cameron.

Incluso la revista para hombre Esquirepublicó un artículo al comienzo del primer mandato del presidente Obama que preguntaba “Obama puede llevar un traje sin corbata, ¿y tú?” El responsable de dicho texto era nada menos que el director de moda de la revista, Nick Sullivan, que recordaba las funciones que puede cumplir una corbata: el cuello debe permanecer recto y la chaqueta debe ajustarse al cuello, o de lo contrario, daremos la sensación de haber pasado la noche en prisión. De ahí que no debamos descartar la corbata tan rápidamente.

Vladimir Putin, David Cameron y Barack Obama, ejemplos de 'smart casual'. (Reuters)Sin corbata para la juventud

El último culpable señalado es el mundo empresarial, en el que la corbata ya no sólo no es imprescindible sino, en muchos casos, ni siquiera deseable, puesto que confiere una apariencia de rigidez tanto real como figurada al que la porta. Empresas tecnológicas impulsadas por menores de 30 años como Facebook, Google o eBay han impuesto una nueva moda más desenfadada: su público es diferente y, por lo tanto, su código de vestimenta ha de configurarse en consonancia con el mismo. Si Steve Jobs, Bill Gates o Richard Branson lo hacen, ¿por qué tú no?

Las corbatas son menos utilizadas en los negocios, pero se venden más entre los jóvenes elegantes

Por ello la moda del casual Friday’, que permite una relajación en las normas de vestuario de cada firma el último día de la semana, es cada vez más seguida por empresas de toda índole. No resulta gratuito que la entrada de Wikipedia sobre dichatendencia la califique de “una cultura relacionada con los negocios de California”, puesto que es allí, en Silicon Valley, donde la mayor parte de empresas tecnológicas se establecen.

Sin embargo, hay muchos expertos de moda que se manifiestan en contra de la opinión de que la era de las corbatas ha tocado a su fin. Eric Jenning, vicepresidente de Saks Fifth Avenue, recordó este mismo año que las corbatas “no están muertas, simplemente se trata de un negocio que no va a crecer”. Por su parte, el experto de GQ Oliver Franklin considera que el cierre de la cadena se explica por una diversificación de la oferta más que por el declive de la prenda en sí, y recuerda que los pasadores de corbata se han vuelto a poner de moda los últimos tres años.

Rebecca Gonsalves descubre en las páginas de The Independent que Top Man afirma que las ventas de corbatas se han disparado un 10% en el último trimestre, especialmente en lo que refiere a las corbatas negras y estrechas, muestra de que la prenda no desaparece, sino que se transforma. Recordemos, por último lugar, que las corbatas también han sido objeto de deconstrucción y se han convertido en objeto recurrente en los vestuarios de algunos grupos cercanos al punk como Green Day o Tokyo Sex Destruction. Quizá, después de todo y parafraseando la película, la corbata no sea sólo una prenda para viejos.

Poco podían imaginarse los jinetes del ejército croata que el pañuelo que sus mujeres les anudaban alrededor del cuello para que estos les recordasen durante la batalla, tal como explica Francoise Chaile en La gran historia de la corbata (Falamarion), terminaría dando nombre a una de las prendas más populares de los últimos dos siglos. Una señal de elegancia ineludible durante años en los grandes eventos sociales que hoy parece encontrarse en peligro de extinción.

Barack Obama Steve Jobs Silicon Valley Richard Branson
El redactor recomienda