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La verdadera razón por la que odias acudir a la consulta del dentista (y no es el dolor)
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CÓMO SUPERAR LA ODONTOFOBIA

La verdadera razón por la que odias acudir a la consulta del dentista (y no es el dolor)

De entre todos los especialistas médicos por los que uno puede pasar a lo largo de su vida, no hay otro que cause tanto terror como el dentista

Foto: Hasta el 15% de españoles sufre aversión a la consulta del dentista. (Efe)
Hasta el 15% de españoles sufre aversión a la consulta del dentista. (Efe)

De entre todos los especialistas médicos por los que uno puede pasar a lo largo de su vida, probablemente no hay otro que cause tanto terror como el dentista, armado con sus taladros, herramientas de succión, pinzas y herramientas de relleno, cuyo nombre ya hace temblar al más pintado. Ello tiene consecuencias más problemáticas que las que podrían pensarse en un primer momento, ya que provoca que muchas personas no quieran acudir al dentista aunque lo necesiten, o que los niños desarrollen aversión a dichos facultativos.

Una nueva investigación presentada esta misma semana en el encuentro internacional de la Sociedad de Neurociencia en San Diego aporta nueva información al respecto, y bastante reveladora: quizá no sean los artilugios en sí los que creen el sentimiento de grima, sino el sonido de los mismos, especialmente el del taladro, agudo y chirriante, y que suena prácticamente igual que la Black & Decker que todos podemos tener en nuestro hogar.

El grupo de investigadores japoneses capitaneados por el doctor de la Universidad de Dental Tokio Hiroyuki Karibe ha descubierto, tras realizar un escáner cerebral de los pacientes médicos sometidos a una revisión dental, que la zona del cerebro que se activa en los pacientes que sienten un mayor miedo al dentista es aquella relacionada con los sonidos.

Una amenaza lanzada por el cerebro

“Como dentista pediátrico he tenido muchos pacientes desde 1987, y desde mi experiencia, me he dado cuenta de que el sonido del taladro puede provocar ansiedad en los pacientes dentales”, ha explicado Karibe a The Guardian, donde también reconoció que el hecho de que nadie hubiese investigado con anterioridad los efectos que causa el sonido de los aparatos médicos en los pacientes le condujo a arrancar con su investigación.

En ella, dividió a los pacientes en dos grupos, según la ansiedad que manifestasen a la hora de sentarse en el butacón de la consulta clínica, y examinaron de qué manera reaccionaba su cerebro ante diferentes sonidos –entre los que se contaba el sonido de las herramientas– a través de imágenes realizadas por resonancia magnética funcional (o IRMf).

Podremos llevar a cabo una terapia cognitiva con los pacientes que tienen un fuerte miedo a los tratamientos dentales

Aquellos que, a priori, no tenían ningún miedo del dentista, activaron el giro superior izquierdo y derecho en un grado mayor que cuando se le presentaban sonidos neutrales, lo que ha llevado a los investigadores a considerar que el sonido de las herramientas causa una mayor ansiedad incluso entre aquellos que no lo admiten de manera explícita. La diferencia, en este caso, es que se estimulaban partes primarias del sistema auditivo.

Por el contrario, aquellos que manifestaban aversión a los procedimientos de cirugía dental manifestaron una mayor actividad en el núcleo caudado, uno de los componentes de los ganglios basales, que está relacionado con el aprendizaje y el recuerdo del sonido de los instrumentos dentales. “Creemos que nuestro descubrimiento puede ser aplicado para evaluar la efectividad de las intervenciones, así como parallevar a cabo una terapia cognitiva con los pacientes que tienen un fuerte miedo a los tratamientos dentales”, ha añadido Karibe.

Luchando contra la odontofobia

En España se estima que más de un 15% de su población sufre odontofobia, el trastorno que hace que sintamos miedo a la hora de sentarnos en el sillón del dentista, aunque hasta un 50% acude con alguna clase de temor a la consulta. Como hemos explicado, se trata de un problema importante ya que impide que muchas personas gocen de una salud bucal adecuada.

El contagio emocional entre padres e hijos hace que el miedo al dentista se perpetúe

Una reciente investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad Rey Juan Carlos y publicada en el International Journal of Paediatric Dentistry señalaba que este miedo se transmite de padres a hijos, lo que hace que sus efectos sean aún mayores y la solución, aún más difícil de encontrar. Como explicaba una de las diseñadoras del estudio, Lara Salcido, “los niños parecen atender fundamentalmente a las reacciones emocionales de sus padres para decidir si los eventos dentales son potencialmente estresantes”. Es el llamado “contagio emocional” que puede perpetuar el problema.

¿Soluciones? Un estudio realizado por la Universidad de Gotemburgo identificó cinco estrategias que utilizaban aquellas personas que sienten miedo al dentista para sentirse mejor: el uso de recursos internos, es decir, concienciarse de que uno puede hacer frente al desafío; distraerse a través de juegos mentales para evitar pensar en la actividad del dentista; distanciarse, es decir, pensar que el dolor que se siente es un entumecimiento; orar (sí); y manteneruna actitud optimista.

La investigadora Jenny Berson aseguraba en dicho estudio que “los pacientes que adoptan una actitud optimista afrontan el tratamiento dental significativamente mejor y acuden al odontólogo con mayor regularidad que los pacientes que oran, se desesperan o piensan que es una catástrofe”. El humor, además, reduce el estrés que conlleva la visita al odontólogo y aumenta el bienestar del paciente.

De entre todos los especialistas médicos por los que uno puede pasar a lo largo de su vida, probablemente no hay otro que cause tanto terror como el dentista, armado con sus taladros, herramientas de succión, pinzas y herramientas de relleno, cuyo nombre ya hace temblar al más pintado. Ello tiene consecuencias más problemáticas que las que podrían pensarse en un primer momento, ya que provoca que muchas personas no quieran acudir al dentista aunque lo necesiten, o que los niños desarrollen aversión a dichos facultativos.

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