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No es sólo tu impresión: los médicos son un poco bordes, dice un estudio
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MÁS DE LA MITAD NI SIQUIERA SE PRESENTAN

No es sólo tu impresión: los médicos son un poco bordes, dice un estudio

Son las 10 de la mañana. Hoy nos ha ido a trabajar porque tiene 38 de fiebre. Aunque no tienes cita previa, vas al ambulatorio de

Foto: House, el arquetipo ficticio del médico borde. (FOX)
House, el arquetipo ficticio del médico borde. (FOX)

Son las 10 de la mañana. Hoy no has ido a trabajar porque tiene 38 de fiebre. Aunque no tienes cita previa, vas al ambulatorio de tu barrio porque te encuentras fatal. Tras esperar media hora por fin te atiende tu médico de cabecera. No sabes cómo se llama, es nuevo, y ni siquiera se presenta. No se levanta de su silla, ni te pide que tomes asiento (lo haces directamente porque sabes que tienes que sentarte). Por supuesto, ni te saluda ni te da la mano. Te pregunta qué te pasa, se lo dices, te mira las anginas, te da una receta (que no entiendes) y te despacha en menos de cinco minutos. No es que el médico no sea amable, ni siquiera piensas que es un poco borde, pero su trato es frío. Y es lo normal. Por supuesto, hay de todo, pero en muchas ocasiones en ambulatorios y hospitales la cortesía brilla por su ausencia. Y una investigación acaba de corroborarlo.

Hay unas normas básicas que marcan la diferencia respecto a los pacientes y no se están haciendo en la medida en que se deberían hacer

Aunque hay cientos de estudios que sugieren que un trato educado con el paciente puede mejorar la recuperación médica y, claro está, la satisfacción de los enfermos, lo cierto es que en la carrera de medicina apenas se enseña a los futuros médicos a trabajar la empatía y los modales.

“Hay unas normas básicas que marcan la diferencia respecto a los pacientes y no se están haciendo en la medida en que se deberían hacer”, asegura Leonard S. Feldman, profesor de medicina de la Universidad Johns Hopkins (EEUU) y codirector del programa de residentes del departamento de medicina interna del Hospital del mismo nombre. “Son cosas importantes para los pacientes y relativamente fáciles de hacer”. Cosas tan sencillas como presentarse al paciente (máxime en un hospital, cuando probablemente le vuelvas a ver), sentarse cuando se mantiene una conversación cara a cara o preguntar cómo se siente; cosas que deberían hacerse, pero no siempre se hacen.

Las cinco muestras básicas de cortesía

Para la realización del estudio Feldman y sus colegas observaron el comportamiento de 29 residentes del departamento de medicina interna del hospital, en su primer año tras salir de la universidad, durante tres semanas. Durante este tiempo observaron 732 encuentros con pacientes. En cada encuentro los investigadores apuntaron si los médicos realizaban cada uno de estos cinco pasos comunes de cortesía:

  • Presentarse.
  • Explicar su rol en el cuidado del paciente.
  • Mantener contacto físico con el paciente (lo que incluye darle la mano, una palmadita en la espalda o cualquier otra muestra de afecto).
  • Realizar preguntas abiertas del tipo “¿Cómo te encuentras hoy?” o “¿Has tenido buena noche?”.
  • Sentarse junto al paciente.

Los residentes tocaban a sus pacientes en el 65% de las visitas y les hacían preguntas abiertas en una de cada cuatro, pero sólo se presentaban en el 40% de las ocasiones, explicaban su rol en un 37% y se sentaban junto a ellos en un 9%. Sólo en un 4% de las visitas los residentes completaban los cinco pasos.

“Muchas veces cuando me siento”, explica Feldman en la nota de presentación del estudio, “los pacientes dicen ‘Oh Dios mío, ¿está algo mal?’, porque en realidad nos preocupa sentarnos. La gente debería esperar que su médico se siente con ellos y se presente. No debería ser una sorpresa que lo hagan, [el trato con la gente] forma parte de ser médico”.

Estrechar la mano y establecer ese vínculo de confianza es la base de nuestro oficio. Porque sin eso nos convertiríamos en poco más que administradores de pastillas

Aunque el estudio midió el comportamiento de los residentes, los investigadores aseguran que si estos son poco corteses es porque han aprendido de sus mayores, y es que los médicos veteranos, aseguran, no son para nada más simpáticos. No en vano, según una encuesta realizada en 2008 entre 1.000 estadounidenses constató que el 80% de los pacientes piensan que sus médicos no son lo suficientemente educados.

En España, por suerte, las encuestas de satisfacción con los servicios de atención primaria y hospitalaria son muchos más benevolentes con los médicos. En 2001, cuando se realizó la última encuesta en conjunto para España (en tiempos del Insalud) los médicos de cabecera obtuvieron un 4,66 sobre 5 en “amabilidad”. Y las cifras de las encuestas autonómicas de hoy en día no han cambiado demasiado en este aspecto. Pero ¿es lo mismo ser amable que ser cortés? ¿Estamos acostumbrados a tener una relación tan fría con nuestro médico que, sencillamente, consideramos que es amable porque no nos insulta? ¿Ha cambiado a peor la relación médico paciente?

“Para ser un buen médico no sólo hay que saber medicina, hay que saber tratar con personas”, explicaba Íñigo Gredilla, médico del Hospital 12 de Octubre en un reportaje de El Confidencial. “Estrechar la mano y establecer ese vínculo de confianza es la base de nuestro oficio. Porque sin eso nos convertiríamos en poco más que administradores de pastillas”. Y, encuestas al margen, ¿cuántos médicos nos han estrechado la mano?

Son las 10 de la mañana. Hoy no has ido a trabajar porque tiene 38 de fiebre. Aunque no tienes cita previa, vas al ambulatorio de tu barrio porque te encuentras fatal. Tras esperar media hora por fin te atiende tu médico de cabecera. No sabes cómo se llama, es nuevo, y ni siquiera se presenta. No se levanta de su silla, ni te pide que tomes asiento (lo haces directamente porque sabes que tienes que sentarte). Por supuesto, ni te saluda ni te da la mano. Te pregunta qué te pasa, se lo dices, te mira las anginas, te da una receta (que no entiendes) y te despacha en menos de cinco minutos. No es que el médico no sea amable, ni siquiera piensas que es un poco borde, pero su trato es frío. Y es lo normal. Por supuesto, hay de todo, pero en muchas ocasiones en ambulatorios y hospitales la cortesía brilla por su ausencia. Y una investigación acaba de corroborarlo.