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“Si no nos pagan no queremos trabajar, pero eso nos hace infelices”
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PREFERIMOS ABURRIRNOS, Y ESO ES MALO

“Si no nos pagan no queremos trabajar, pero eso nos hace infelices”

En el entorno laboral es cada vez más habitual escuchar frases del tipo “bastante hago para lo que me pagan”. Se conoce como aversión al esfuerzo

Foto: Aburrirse en el trabajo es insoportable, pero hay quien lo prefiere a hacer más de la cuenta. (Corbis)
Aburrirse en el trabajo es insoportable, pero hay quien lo prefiere a hacer más de la cuenta. (Corbis)

En el entorno laboral es habitual escuchar frases del tipo “no me pagan por pensar”, “no gano lo suficiente como para preocuparme por esto”o “bastante hago para lo que me pagan”. A medida que bajan los salarios,el ambiente laboral se enrarece y aparece un fenómeno relativamente moderno y poco estudiado: la aversión al esfuerzo. Hay quien lo consideraría una reacción lógica a la precariedad, pero hay investigadores que lo consideran un error y un problema.

La Fuqua School of Business de la Universidad de Duke (EE.UU) ha publicado el estudio Aversión al esfuerzo: opciones de trabajo y su compensación, sobrepasadas por el esfuerzo, conducido por el profesor de Marketing de Duke University Fuqua School of Business, Peter Ubel, y el profesor asistente de Stirling University, David Comerford, en el que se demuestra la animadversión que existe por parte de la gente a realizar esfuerzos extra en su trabajo sin percibir una compensación económica a cambio.

Muchos jóvenes no se paran a pensar en qué beneficios pueden obtener aceptando un trabajo que puede no ser remunerado pero que les va a aportar experiencia y prestigio

El profesor Ubel y el profesor Comerford han explorado la idea del effort aversion, es decir, el porqué la gente decide esforzarse menos, incluso si esto significa una menor satisfacción personal. Esta tendencia hace referencia a que, cada vez más, la gente decide aceptar trabajos que conllevan menor responsabilidad frente a aquellos que implican un esfuerzo extra al pensar que no se les va a remunerar lo suficiente por ello. “Hemos descubierto que incluso cuando un trabajo que requiere esfuerzo es más interesante y divertido que uno que no lo requiere, la gente prefiere borrarse del mercado laboral porque piensan que ese esfuerzo debe estar remunerado” asegura Ubel.

Durante la investigación se llevaron a cabo tres estudios diferentes en los que participaron 268 personas. De los mismos, dos estuvieron centrados en demostrar que esta aversión existe y el tercero se basó en experimentar la posibilidad de que se pueda superar. Según afirma el profesor Ubel, “lo que estos estudios demuestran es que si le planteas el tema del salario a la gente, de repente se convierte en un asunto importante. Se centran en lo que perciben que es justo como compensación y no en los aspectos no monetarios del trabajo, como pueden ser el valor social del mismo o si este es interesante”. Esto demuestra que muchos jóvenes no se paran a pensar en qué beneficios pueden obtener aceptando un trabajo que puede no ser remunerado pero que les va a aportar experiencia y prestigio.

No está claro que se pueda superar el effort aversion

Pese a ser un tema preocupante, ya que deja entrever la poca disposición de la gente por esforzarse, no parece que tenga una cura. El intento de ambos profesores por demostrar que este problema –sufrido en mayor parte por aquellos que comienzan a incorporarse al mundo laboral– puede superarse, ha quedado en un vago intento. Los resultados del estudio no fueron estadísticamente significativos como para concluir que la “aversión al esfuerzo” pueda superarse ya que, aunque en algunos casos se consiguió que los participantes antepusieran el disfrute o el aprendizaje al salario, no se puede concluir que exista una fórmula para conseguir que la gente siga este ejemplo.

La gente comienza a conformarse con un trabajo cómodo, estable, que no le resulte muy complicado ni cansado, en el que no tenga que destacar ni sobresalir por encima del resto y por el cual le paguen una cifra razonable. Cada vez son menos los que se atreven a desempeñar funciones más arriesgadas o que suponen un esfuerzo extra ya que les compensa cobrar algo menos pero no tener que demostrar sus cualidades. ¿Para qué esforzarse pudiendo vivir tranquilamente?

Si esto no remite pronto conoceremos generaciones de infelices que en su día se conformaron con un trabajo de segunda

El problema es que esto se está convirtiendo en una tendencia preocupante y puede que no haya forma de pararla. David Comerford asegura que “veo muchas buenas razones por las que tu instinto te diga que no trabajes, a menos que te paguen por ello más de lo que ganas por no hacer nada, pero la lección que he aprendido tras realizar estos estudios es que con esta reacción puedes sufrir el riesgo de estar aburrido e infeliz”. Si esto no remite pronto conoceremos generaciones de infelices que en su día se conformaron con un trabajo de segunda –pudiendo aspirar a algo mejor– pero que decidieron dejar que fuesen otros quienes se esforzasen y no ellos.

En el entorno laboral es habitual escuchar frases del tipo “no me pagan por pensar”, “no gano lo suficiente como para preocuparme por esto”o “bastante hago para lo que me pagan”. A medida que bajan los salarios,el ambiente laboral se enrarece y aparece un fenómeno relativamente moderno y poco estudiado: la aversión al esfuerzo. Hay quien lo consideraría una reacción lógica a la precariedad, pero hay investigadores que lo consideran un error y un problema.

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