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Por qué se emborrachan tanto las ‘hipsters’ cuarentonas
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LA INSOPORTABLE VIDA MODERNA

Por qué se emborrachan tanto las ‘hipsters’ cuarentonas

El consumo de alcohol entre las mujeres es cada vez más elevado. Un fenómeno que, según reflejan las estadísticas, se inició hace más de una década,

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Por qué se emborrachan tanto las ‘hipsters’ cuarentonas

El consumo de alcohol entre las mujeres es cada vez más elevado. Un fenómeno que, según reflejan las estadísticas, se inició hace más de una década, hasta el punto de que hoy en día una de cada tres asegura beber a diario. Como ocurrió en su día con el tabaquismo, los sociólogos suelen vincular esta tendencia al nuevo rol de las mujeres en las sociedades modernas. La denominada liberación femenina se ha asociado a la masiva incorporación de las mujeres al mundo laboral, a una vida socialmente activa, a las familias monoparentales y, en definitiva, a su independencia económica.

Un acelerado modo de vida que en muchas ocasiones tiene como consecuencia el estrés, la ansiedad o los cuadros depresivos. En estas situaciones, el alcohol deja de tener un papel meramente lúdico para convertirse en una ventana abierta a la evasión. Quizá por ello, lo que más sorprende es el perfil prototipo de la bebedora habitual: madre primeriza, entre los 30 y los 40 años, con formación universitaria y trabajadora a jornada completa. El porcentaje de madres que reconocen consumir alcohol con regularidad pasó del 21 al 30% en la última década, de acuerdo con las estadísticas de Gallup. La línea entre alcohol y maternidad es cada vez más difusa.

Una tendencia con peligrosas consecuencias sociales

El auge de la enfermedad psíquica denominada como depresión posparto, que cada vez afecta a un mayor número de madres, guarda cierta relación con el fenómeno del alcoholismo. El trabajo y la maternidad se convierten en un gran dilema, principalmente entre aquellas mujeres que han tenido que luchar mucho por su puesto de trabajo. La maternidad es una situación completamente nueva que puede poner en jaque a la pareja.El alcohol deja de tener un papel meramente lúdico para convertirse en una ventana abierta a la evasión

Si esto se une al hecho de que algunos bebés nacen con necesidades especiales, algunos bebés nacen con necesidades especiales, ya sea como consecuencia del parto, de algún trastorno, o con una hiperexcitabilidad emocional que les hace difícil de calmar o muy demandantes, lo cual puede ser muy agotador. Una vez más, el alcohol es una recurrente, a la par que peligrosa, válvula de escape, que sustituye la carencia de apoyo emocional de la pareja, familia y amigos.

En EEUU las autoridades sanitarias han llamado la atención sobre las consecuencias del auge del alcoholismo entre la población femenina. Según las estadísticas del sistema público de salud el número de mujeres que acudieron a los servicios de urgencia con síntomas de intoxicación etílica aumentó en un 52% desde el año 2000, mientras que en los hombres lo hizo en apenas un 9%. Por otra parte, se incrementó en un 30% el porcentaje de mujeres detenidas por conducir ebrias, al mismo tiempo que descendió más de un 7% entre los hombres.

Ricas, listas, guapas… y alcohólicas

Las madres primerizas con más riesgo de caer en el alcoholismo son aquellas que disfrutan de las carreras profesionales más prometedoras, que provienen de clases sociales medias y altas, y con estudios universitarios. De hecho, las tasas de alcoholismo entre las mujeres con títulos universitarios duplican a las que presenta el resto de población con estudios secundarios o elementales, según reflejan los resultados de una macroencuesta realizada por la Escuela de Economía de Londres sobre más de 17.000 personas nacidas en todas en el año de 1970. Dicho estudio, publicado en la revista científica Social Science and Medicine, subraya en las conclusiones de que ellas tienen más problemas derivados de estos patrones de consumo que los hombres de su mismo estatus formativo.La publicidad de los vinos de alta gama está especialmente dirigida a las mujeres de clase media y media-alta

Los hábitos de las mujeres tienden a masculinizarse en todos los planos, con un protagonismo especial para el consumo de alcohol. Un fenómeno que, según advertían desde la Alcohol Concern Charity en las páginas del diario The Telegraph “plantea una serie de preocupaciones que deben ser atendidas cuanto antes”. Esta tendencia ya se había reflejado en los últimos años en el sector de la comercialización de vinos de alta gama con una publicidad especialmente dirigida a las mujeres de clase media y media-alta.

El peaje de la liberación femenina (mal entendida) se refleja también en el aumento de los trastornos psíquicos derivados de los acelerados estilos de vida modernos. La cultura ‘pop’ asocia el consumo de alcohol a una especie de respetable antídoto para combatir el estrés o para poner el punto y final a una dura jornada de trabajo y cuidado de niños. Las mujeres tienen una propensión dos veces mayor que los hombres a sufrir depresión y ansiedad. Un problema que no se supera con el consumo de alcohol, sino que se potencia. Evitar caer en ese círculo vicioso está convirtiéndose en uno de los retos del inicio de este nuevo siglo. 

El consumo de alcohol entre las mujeres es cada vez más elevado. Un fenómeno que, según reflejan las estadísticas, se inició hace más de una década, hasta el punto de que hoy en día una de cada tres asegura beber a diario. Como ocurrió en su día con el tabaquismo, los sociólogos suelen vincular esta tendencia al nuevo rol de las mujeres en las sociedades modernas. La denominada liberación femenina se ha asociado a la masiva incorporación de las mujeres al mundo laboral, a una vida socialmente activa, a las familias monoparentales y, en definitiva, a su independencia económica.