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El descubrimiento de un virus gigante abre la caja de Pandora
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MIL VECES MAYOR QUE EL DE LA GRIPE

El descubrimiento de un virus gigante abre la caja de Pandora

Hace no tanto tiempo resultaba difícil señalar la diferencia entre los virus y el resto de los seres vivos. Pero lo que parecía evidente es que

Foto: El descubrimiento de un virus gigante abre la caja de Pandora
El descubrimiento de un virus gigante abre la caja de Pandora

Hace no tanto tiempo resultaba difícil señalar la diferencia entre los virus y el resto de los seres vivos. Pero lo que parecía evidente es que los virus eran pequeños y simples en lo que respecta a la genética. El virus de la gripe, sin ir más lejos, mide unos cien nanómetros y tiene solamente 13 genes.

No obstante, esas dos condiciones que permitían identificar un virus (pequeño tamaño y simplicidad genética) no tienen ya vigencia alguna. Durante la última década los científicos descubrieron una gran serie de virus muchísimo más grandes y que se componen de un gran arsenal de genes. Por si fuera poco, un grupo de investigadores franceses acaba de descubrir el mayor virus encontrado hasta la fecha. Éste es 1.000 veces mayor que el virus de la gripe en lo que al volumen se refiere, y tiene cerca de 2.556 genes.

El virus ha sido apodado ‘Pandoravirus’ ya que abre toda una nueva vía de investigaciones y descubrimientos. Como afirma Jean-Michel Claverie, de la Universidad del Mediterráneo, “creemos que estamos abriendo una caja de Pandora, no tanto para la humanidad como para los dogmas sobre los virus”. El científico es el coautor del estudio que se publicó recientemente en la revista Science. “Creemos que nos estamos aproximando a una nueva alternativa al árbol de la vida”, afirma.

Por si fuera poco con sus grandes dimensiones y su complejidad genética, una de las cosas que más sorprenden e intrigan del Pandoravirus es que sólo el seis por ciento de sus genes es conocido.Han evolucionado a partir de microbios que surgieron de otras formas de vida existentes hace billones de años

Los virus gigantes son importantes simplemente por cómo han difuminado la línea que separa los virus del resto de las formas de vida. Pero no es esto lo único que admira a los científicos. Se sabe desde hace tiempo que los virus pueden encontrarse en cualquier sitio, incluyendo el cuerpo humano, pero aún queda por descubrir qué efectos pueden tener en el ecosistema o en nuestra propia salud.

Un breve recorrido histórico

Los primeros fueros fueron descubiertos en el siglo XIX y, aunque los científicos –Pasteur a la cabeza– eran muy conscientes de su existencia, no eran capaces de verlos debido a su minúsculo tamaño. El botánico Martinus Beijerinck los llamó “fluido viviente contagioso”.

Pero hacia 1930 la invención de potentes microscopios cambió el curso de la historia científica: los investigadores pudieron finalmente ver los virus. Observaron entonces que aquellas no parecían células ordinarias: no generaban su propio alimento, no crecían y no se dividían. Al contrario, los virus invadían las células, apropiándose de su bioquímica con el fin de hacer nuevas copias de sí mismos. Por eso, ser simples y pequeños parecía una parte fundamental de la condición viral, ya que facilitaba su rápida multiplicación.

Fue en 2003 cuando un grupo de investigadores franceses descubrió el primer virus gigante. Reflexionando acerca de objetos esféricos que tenían el tamaño de una bacteria pero que no contenían ADN bacterial, se dieron cuenta de que lo que estaban observando eran virus de tamaño descomunal que contenían 979 genes.

Los Pandoravirus

El doctor Claverie cree que los Pandoravirus y otros virus de tamaño semejante han evolucionado a partir de microbios de vida independiente que surgieron de otras formas de vida existentes hace billones de años. “El tipo de células de las que deben de haber evolucionado ya han desaparecido”, dice el científico.

No obstante, la revolucionaria idea de que los virus gigantes representan una rama independiente del árbol de la vida es controvertida, y no todos los investigadores están dispuestos a aceptarla. T. Martin Embley, profesor de biología molecular en la Universidad de Newcastle, ha declarado  que “no proporcionan ninguna evidencia de esa noción, para mí parece una distracción”. Pero estas reservas no impiden a Embley (y a otros muchos investigadores) concederle la importancia necesaria al descubrimiento del Pandoravirus. El científico Tom Williams, también de la Universidad de Newcastle, cree que “es maravilloso seguir descubriendo formas de vida tan diferentes y disparatadas”.Si los virus gigantes pueden o no causar enfermedades es una pregunta que aún no tiene respuesta

Además, el nuevo estudio revela que los virus enormes no son en absoluto extraños. Poco después del descubrimiento del Pandoravirus en sedimentos del suelo marino, el equipo del doctor Claverie los descubrió en un lago en Australia, a más de 10.000 millas (unos 16.000 kilómetros) de distancia. “Esto indica claramente”, afirma Claverie, “que no deben ser en absoluto infrecuentes”.

De hecho, los virus gigantes deben ser tan comunes que pueden hallarse escondidos dentro de nosotros mismos. En un texto que se publicó el 2 de julio en el Journal of Infectious Diseases, los investigadores franceses ofrecían una evidencia clara de que los virus gigantes afectan a la salud de los humanos. Aislaron un nuevo virus gigante de la sangre donada por un voluntario, y encontraron anticuerpos y otros signos de virus en otros cuatro donantes.

Así, es muy posible que los virus gigantes merodeen inofensivamente en nuestro cuerpo, invadiendo las amebas que albergamos. Si pueden o no causar enfermedades es una pregunta que aún no tiene respuesta. El doctor Claverie no cree que “tengamos en este momento prueba alguna acerca de si estos virus pueden infectar a los humanos”, y en seguida añade: “Pero nunca digas nunca”. 

Hace no tanto tiempo resultaba difícil señalar la diferencia entre los virus y el resto de los seres vivos. Pero lo que parecía evidente es que los virus eran pequeños y simples en lo que respecta a la genética. El virus de la gripe, sin ir más lejos, mide unos cien nanómetros y tiene solamente 13 genes.