Es noticia
Ser maduro no es bueno para trabajar: "En mi empresa, la media de edad es de 27 años"
  1. Alma, Corazón, Vida
EL CEO QUE NO QUIERE GENTE MAYOR

Ser maduro no es bueno para trabajar: "En mi empresa, la media de edad es de 27 años"

Que los protagonistas del mundo de la moda se encuentran altamente condicionados por su edad no se le escapa a nadie. Como se suele decir, la

Foto: Ser maduro no es bueno para trabajar: "En mi empresa, la media de edad es de 27 años"
Ser maduro no es bueno para trabajar: "En mi empresa, la media de edad es de 27 años"

Que los protagonistas del mundo de la moda se encuentran altamente condicionados por su edad no se le escapa a nadie. Como se suele decir, la belleza es fugaz y, según pasan los años, las modelos encajan cada vez menos en los cánones impuestos por la industria, en los que la juventud es un factor esencial (a pesar de que sus productos estén dirigidos a mujeres de todas las edades). Se trata de un problema que Heidi Klum resumió a la perfección, aunque sin pretenderlo, cuando señaló que se retiraba porque “ya era hora”. Sin embargo, esa misma lógica nos llevaría a pensar que el llamado ageism, o discriminación por razones de edad no afectaría a otros miembros de la industria cuya zona de influencia se encuentra lejos de las pasarelas, como son diseñadores o directivos.

Sin embargo, el último episodio ocurrido en Reino Unido ha puesto en tela de juicio esta concepción. Kate Bostock, una de las figuras más importantes del mundo de la moda británica, acaba de abandonar su puesto en Asos, una de las cadenas más importantes del Reino Unido, y la especulación sobre las razones por las que lo han hecho se ha disparado. Especialmente a partir de las declaraciones del fundador de la compañía, Nick Robertson, que según afirmó a la prensa, había llegado a un pacto con la hasta entonces directora de producto ya que consideraba que “no era la plataforma adecuada para su talento” y reconoció que contratarla había sido un error. “Tomamos un riesgo y no salió cómo esperábamos”.

La experiencia, ¿un problema?

Robertson añadió que “el problema no era una cuestión de estrategia. Se trataba más bien de encajar con la cultura y con el momento de su vida”. Además, el fundador añadió un dato bastante esclarecedor y polémico: “nuestra edad media son los 27 ó 28 años. La gente entra en escena en un momento de sus carreras en el que o están listos para un gran reto o no lo están”. Ha sido este último punto el que más ha llamado la atención de los medios de comunicación, que han señalado esta referencia como una muestra de que Bostock ha sido discriminada por una razón de edad.

Parece que en cuanto tienes una arruga, desapareces del radar de la modaLa noticia ha causado gran sorpresa en cuanto que la veterana directiva había sido contratada este mismo mes de enero, y apenas ha aguantado poco más de medio año después de ser presentada como la mujer que estaba destinada a llevar a la empresa a un nuevo nivel. Según cuenta la prensa británica, la trabajadora había sido cortejada durante más de un año por Asos para que formase parte de la firma, abandonando el puesto por el que cobraba casi un millón de libras al año como directora de producto en Marks & Spencer. Tanto más, cuando se trata del tercer miembro de alto nivel que abandona la compañía este año.

Una discriminación habitual

No se trata de la primera vez que se ponen de relieve las discriminaciones que se producen en el mundo de la moda por estas razones. Scott Henshall denunció a comienzos del año 2010 los problemas que este tipo de marginación genera en la industria de la moda. “La discriminación por la edad es uno de los grandes imperativos de la industria. Se cría a las mujeres de manera que piensen que tienen que ser altas, que tienen que ser delgadas y que tienen que tener determinada edad para formar parte de los mejores diseños, lo que es una terrible condena para el mundo de la moda”. El diseñador, que fue uno de los más jóvenes en participar en la London Fashion Week, recordaba que “las mujeres de todas las edades pueden parecer deslumbrantes, pero parece que en cuanto tienes una arruga, desapareces del radar de la moda. La industria debería utilizar a alguien que, aunque sea un poco mayor, no parezca un palo”.

La discriminación por edad se producirá cada vez con más frecuenciaAún queda cercana la polémica que tuvo lugar con otra cadena, esta vez americana, llamada Abercrombie & Fitch, después de que el escritor Robin Lewis pusiese de relieve la discriminación en las políticas de contratación que se llevaba a cabo en dicha firma, y acusaba a su CEO Mike Jeffries de no querer “gente de tallas grandes comprando en sus tiendas, sino gente delgada y guapa”. Dichas declaraciones desenterraron otras que Jeffries había realizado en el pasado, y que aseguraban que contrataba únicamente a empleados atractivos puesto que eso “atrae a gente guapa, y queremos comercializar nuestros productos a la gente molona”.

Lo que sabemos sobre la discriminación por edad

Durante los últimos años, la preocupación por este tipo de discriminación se ha disparado en diferentes ámbitos, entre los que también se encuentra el académico. Uno de los estudios más completos llevados a cabo sobre el tema es el realizado por Michael North en la Universidad de Princeton, y que recordaba que se trata de un problema que va a agudizarse durante los próximos años, por dos factores principales: porque mientras que la tendencia a contratar con menos frecuencia a aquellos que superan los 40 años es cada vez mayor, la población de los países occidentales está sufriendo un inevitable envejecimiento.

Los jóvenes clasifican a todas las personas mayores de 50 años en el mismo grupoPara empezar, uno de los problemas esenciales referidos por los investigadores es que el llamado ageism genera estereotipos sobre lo que las personas maduras deben y no deben hacer que, al consolidarse, los impiden acceder a determinados puestos de trabajo. En concreto, identificaron tres factores que contribuyen a definir dicho estereotipo: la sucesión, que indica que los mayores deberían hacerse un lado para dejar pasar a los más jóvenes, y que, de no hacerlo, estarían entorpeciendo su desarrollo; la identidad, que señala que las personas mayores no deberían comportarse como si fuesen jóvenes; y el consumo, que es que los mayores no deberían consumir recursos que los jóvenes necesitarán en un futuro, como la seguridad social.

Que los protagonistas del mundo de la moda se encuentran altamente condicionados por su edad no se le escapa a nadie. Como se suele decir, la belleza es fugaz y, según pasan los años, las modelos encajan cada vez menos en los cánones impuestos por la industria, en los que la juventud es un factor esencial (a pesar de que sus productos estén dirigidos a mujeres de todas las edades). Se trata de un problema que Heidi Klum resumió a la perfección, aunque sin pretenderlo, cuando señaló que se retiraba porque “ya era hora”. Sin embargo, esa misma lógica nos llevaría a pensar que el llamado ageism, o discriminación por razones de edad no afectaría a otros miembros de la industria cuya zona de influencia se encuentra lejos de las pasarelas, como son diseñadores o directivos.