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“Dejémonos de estupideces, no hace mucho calor. Hace lo que ha hecho siempre”
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¿SON NORMALES ESTAS TEMPERATURAS?

“Dejémonos de estupideces, no hace mucho calor. Hace lo que ha hecho siempre”

Según anunció la semana pasada la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el decenio de 2001-2010 fue el más cálido jamás registrado desde que se empezaron a realizar

Foto: “Dejémonos de estupideces, no hace mucho calor. Hace lo que ha hecho siempre”
“Dejémonos de estupideces, no hace mucho calor. Hace lo que ha hecho siempre”

Según anunció la semana pasada la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el decenio de 2001-2010 fue el más cálido jamás registrado desde que se empezaron a realizar las mediaciones internacionales en 1850. En una conferencia en Ginebra, Michel Jarraud, secretario general de la organización, aseguró que “el calentamiento global no ha parado”, e incluso afirmo que “deberíamos hablar de una aceleración de las temperaturas”.

La noticia ha coincidido con la llegada de la primera ola de calor del verano, que ha provocado una subida generalizada de las temperaturas en toda España, que en muchos lugares han superado los 40 grados.

Como lleva ocurriendo desde que se empezó a hablar del cambio climático, una y otra noticia parecen completamente relacionadas: están subiendo las temperaturas a nivel general y, por lo tanto, los veranos son cada vez más duros. Entonces las cadenas de televisión dan inicio a sus informativos con personas mayores que comentan cosas como “nunca jamás he sufrido un calor como este”. 

La relación entre el cambio climático y el enorme calor que pasamos estos días parece lógica, pero no lo es. De hecho, tal como asegura Manuel Toharia Cortés, divulgador científico y antiguo hombre del tiempo, “es una estupidez”. En su opinión, es importante que entendamos que un cambio del clima es un fenómeno mucho más complejo y de largo alcance que el hecho de que tengamos cuatro días de calor en julio algo que es completamente normal, porque estamos en verano. El problema, asegura, es que el tiempo es algo que interesa a todo el mundo y todo el mundo opina sin pararse a pensar si lo que está ocurriendo es normal.

En su nuevo ensayo, El libro del tiempo (Crítica), Toharia trata de explicar en qué consiste la ciencia de la meteorología y su prima hermana, la ciencia del clima, para que entendamos por qué el cambio climático, que es un hecho científico que aún se está estudiando, no guarda ninguna relación con el hecho de que hoy en concreto estés sudando. Ahora atribuimos los fenómenos meteorológicos que no nos gustan al cambio climático, de la misma manera que hace medio siglo se lo atribuíamos a los comunistas. “Cuando se lanzó el primer satélite artificial, en el 57, los periódicos de entonces contaban que con esto de tocarle las narices al espacio cercano a la Tierra la atmósfera se iba a ver muy alterada por los cohetes, y eso podía provocar una catástrofe climática en todo el planeta”, explica Toharia. “El diario Ya aseguraba en su editorial que los malvados comunistas habían lanzado un satélite que iba estropear el planeta, en contra de los designios de Dios”.

Diferenciando el tiempo del clima

Toharia insiste en que para entender en qué medida está cambiando el clima debemos saber antes en que se diferencia éste del tiempo, ya que no es lo mismo: “Las temperaturas, el calor de ahora y el frío de la primavera, es el tiempo. Y el tiempo cambia constantemente. En climas de tiempo irregular como el clima mediterráneo español, que es el que domina en casi toda España, menos en las zonas atlánticas, esos cambios de tiempo son además muy irregulares. El clima no tiene nada que ver con todo eso. En primer lugar, es una abstracción: no existe. El clima se puede detectar, se puede estimar, en función, por ejemplo, del paisaje, porque está adaptado a un promedio del tiempo a largo plazo, que es como podríamos definir el clima. Es una radiografía a muy largo plazo del tiempo cambiante de todos los días”.

Cuando la temperatura es mayor de la media la gente piensa que el cambio climático es una realidad, si hace frío somos más escépticosEs por esto que, por el hecho de que un día haga calor, llueva o nieve, por muy extraordinario que puede parecer, no es posible sacar ninguna conclusión sobre el cambio del clima. Sin embargo, no paramos de hacerlo. Es lo que ha comprobado el científico conductista de la Warwick Business School, Nick Chater, que asegura que nuestra opinión sobre el cambio climático varía en función del frío o calor que tengamos en el momento en que nos pregunten sobre el mismo.

Chater hizo una encuesta internacional en la que se preguntaba a los participantes cuán real creían que era el cambio climático. “Quería observar en qué medida el juicio de las personas estaba afectado por el hecho de que la temperatura ese día fuera mayor o menor que la media para esa época del año”, explica Chater en la presentación de sus conclusiones. “Me di cuenta de que si la temperatura era mayor de la media la gente pensaba que el cambio climático era una realidad, pero si era más fría de lo normal tendían a ser más escépticos”.

El histórico cambio climático

El problema para saber si el cambio climático es una realidad tangible reside en la dificultad para comparar los datos precisos con los que contamos hoy en día con los imprecisos datos del pasado. La OMM no tiene ninguna dificultad para saber si han subido las temperaturas en el último siglo pero no puede saber si, por ejemplo, en el siglo XVII hacía más o menos calor.

En opinión de Toharia, el principal escollo es que no sabemos cuál es el punto de partida a partir del cual el clima cambia: “Sabemos que en el pasado también cambió el clima, y cambió por su cuenta, sin que el hombre interviniera porque no había ninguna posibilidad de revolución industrial que tuviera ningún efecto sobre los gases invernaderos, que es lo que ahora tenemos”.

El clima ha fluctuado desde la Edad Media, en la que hacía calor, y el siglo XVII en el que hacía mucho frío, hasta ahora, que vuelve a hacer más calorAntes de 1850 no se registraban los datos meteorológicos pero, tal como explica Toharia, tenemos documentos históricos por los que podemos conocer cómo fue cambiando el clima en la Tierra: “Tenemos noticias muy claras de una pequeña glaciación en el siglo XVII. El delta del Ebro se helaba, hay documentos históricos, y el Támesis se congelaba todos los inviernos, y encima se hacían ferias y se montaban posadas. Desde entonces a acá las temperaturas han subido, pero en la época de los vikingos, en el siglo X, Eric el Rojo invadió una isla enorme y gigantesca que la veían verde, que tenía árboles y se podía cultivar. La llamaron tierra verde, lo que hoy conocemos como Groenlandia. Las temperaturas entonces eran más altas que ahora, que Groenlandia está congelada. El clima ha fluctuado desde la Edad Media, en la que hacía calor, y el siglo XVII en el que hacía mucho frío, y ahora que vuelve a hacer calor. ¿A qué se debe este cambio? No lo sabemos muy bien”.

El temor científico es real, pero estamos exagerando

Toharia no cree que el cambio climático sea una invención, pero cree que se están exagerando sus efectos, no tanto porque los científicos pequen de alarmistas, sino porque lo que se refleja en los medios si lo hace. “En Galicia ha habido 40 grados en Orense, una barbaridad, pero nadie te dice que en la Estaca de Bares, a solo 300 km al norte, había 17 de máxima, que es frío, ni que la Hoya de Orense ha sido conocida toda la vida como una zona en la que en verano hace muchísimo calor”, explica Toharia. “Al final, sólo se refleja lo que parece extraordinario, aunque no lo sea, pues siempre ha hecho este calor en julio”.

Hemos tenido energía muy barata durante mucho tiempo y hemos puesto en marcha sistemas ineficientes de desarrolloAlgo parecido, cuenta el científico, ocurre con las catástrofes naturales: “Ahora dicen que hay muchos más episodios dramáticos relacionados con el tiempo: temperaturas extremas, inundaciones…, pero es que ahora tenemos una televisión con la que te enteras de lo que ha pasado en el otro extremo del mundo y hace 50 años no tenías ni idea de lo que pasaba en Australia. Los datos que tenemos no corroboran esa afirmación. Los ciclones tropicales más mortíferos no se han dado últimamente, se dieron en los años 50 y 80 y no sabemos lo que ocurrió en el siglo XVIII porque no tenemos ni puñetera idea de lo que pasó”.

¿Debemos ser más escépticos respecto al cambio climático? Toharia asegura que no hay que caer en el alarmismo, pues “está claro que la catástrofe mundial de la que hablaba Al Gore no es real”, pero tampoco ser tan ingenuo para pensar que la combustión de combustibles fósiles no va a tener ningún impacto en nuestro entorno: “Hay que tomar medidas en contra del cambio climático no tanto por el cambio en sí, como por el hecho de que la industria y el desarrollo se basa, casi en exclusiva, en quemar combustibles fósiles y eso tiene una consecuencia indeseada. Hemos tenido energía muy barata durante mucho tiempo y hemos puesto en marcha sistemas ineficientes de desarrollo. Conseguimos poco gastando mucho y para ser eficientes habría que conseguir mucho gastando poco. Por otro lado, esos combustibles fósiles al ser quemados no sólo producen vapor de agua y CO2, que son gases naturales, de la vida, producen muchos contaminantes tóxicos para la naturaleza que deberíamos reducir”. 

Según anunció la semana pasada la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el decenio de 2001-2010 fue el más cálido jamás registrado desde que se empezaron a realizar las mediaciones internacionales en 1850. En una conferencia en Ginebra, Michel Jarraud, secretario general de la organización, aseguró que “el calentamiento global no ha parado”, e incluso afirmo que “deberíamos hablar de una aceleración de las temperaturas”.