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Día Internacional del beso: los besos más famosos de la historia
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Día Internacional del beso: los besos más famosos de la historia

Es apropiado besar en la primera cita? El 59 % de los solteros españoles lo ve bien. De hecho los españoles son los más lanzados de Europa a la hora de besar en la primera cita

Foto: El beso de Iker Casillas y Sara Carbonero en la final del Mundial de Sudáfrica
El beso de Iker Casillas y Sara Carbonero en la final del Mundial de Sudáfrica

Además de nuestras experiencias personales, hay besos que quedarán grabados para siempre en nuestra mente, aunque nosotros no hayamos sido los protagonistas. Recordamos sobre todo, aquellos de la gran pantalla que bien por su emotividad o porque han marcado un antes y un después, están siempre presentes. Besos que condicionaron tremendamente la forma de entender lo que es, sin duda, la máxima expresión de una relación amorosa.

Foto: Para que esta técnica funcione, el hombre debe adoptar un papel absolutamente pasivo. (Corbis)
  • El primer beso 'de película' data de 1896: se trata de un clip de 30 segundos de Thomas Edison titulado El beso.
  • Uno de los besos más tórridos de la historia del cine es el que se dan sobre la arena de la playa el sargento Warden (Burt Lancaster) y la esposa del capitán, Karen Holmes (Deborah Kerr) en De aquí a la eternidad.
  • El beso de Holly Golightly y Paul Varjak (Audrey Hepburn y George Peppard) al final de Desayuno con diamantes. Aunque han pasado más de 50 años, es otra de esas escenas grabadas en el subconsciente colectivo.
  • El Titanic que se acerca a su final, Leonardo DiCaprio (Jake) y Kate Winslet (Rose). Jack le pide a Rose que pierda el miedo y que suba a la proa del barco, con los brazos abiertos y él la besa. Un beso dulce, cálido y romántico que anticipa el dramático final.
  • La Dama y el Vagabundo, tras sorber ambos el mismo espagueti, se encuentran en un beso accidental, pero muy dulce, considerado por muchos como el mejor beso de una película de animación.

En nuestro país, cruzamos el umbral de la realidad y nos encontramos con un beso inolvidable, que es además el beso más visto y comentado: el del capitán de la Selección Española de Fútbol, Iker Casillas, con la periodista Sara Carbonero. Tras la victoria en el Mundial de fútbol de Sudáfrica en 2010, el portero besó a la periodista en plena entrevista. Un beso inolvidable para los que lo han vivido en primera persona y para los que lo han visto a través de la pantalla.

La historia del beso

Los inicios de esta muestra de amor son mucho más antiguos y quizás menos románticos de lo que nos imaginamos. Hay muchas teorías sobre cómo comienza la costumbre de besarse, pero muchos antropólogos creen que derivó de la forma en que las madres alimentaban a sus hijos, masticando primero la comida, para después pasarla de su boca a la del bebé.

El caso es que, tal y como conocemos el beso hoy en día, además de un saludo, es una muestra de amor entre amigos, familiares o parejas. Para estos últimos, es un vínculo indispensable y termómetro de la relación.

Centrándonos en las relaciones de pareja, un beso puede tener un significado mucho más importante del que a primera vista pudiera parecer. Existe una gran diferencia entre el primer beso, un beso robado, un beso furtivo o un beso de una relación consolidada.

La importancia del primer beso

¿Es apropiado besar en la primera cita? El 59 % de los solteros españoles lo ve bien. De hecho los españoles son los más lanzados de Europa a la hora de besar en la primera cita. Sin embargo, la percepción de los hombres y de las mujeres dista bastante, mientras el 72% de los hombres están a favor, sólo lo ve oportuno el 45% de las mujeres. A medida que la edad de la persona es menor, dar un beso en la primera cita está mejor considerado.

María Garay, coach personal, experta en PNL (Programación Neurolinguística) y dating coach de Meetic afirma que “existe toda una cultura y teorías hacia el beso, sobre todo en referencia a las relaciones de pareja.”

El primer beso siempre se guarda entre los recuerdos más especiales. Pero éste no siempre supone una experiencia positiva, resulta complicado saber cuándo es el instante preciso, el lugar perfecto o el entorno favorable para dar el paso hacia un acontecimiento inolvidable y, sobre todo, positivo. Garay, opina que “el primer beso es un momento crucial en una relación, éste nos da mucha información del otro y de sus sentimientos: si es apasionado, nervioso, impaciente, entregado o más superficial. Sin embargo, no siempre es fácil encontrar el momento y la mejor manera de hacerlo. El primer beso ha de ser espontáneo y sencillo, sin prisas y sintiendo que realmente es el momento. No se trata de entender el beso como si fuera una meta, es mejor que surja como una consecuencia, concentrando la atención también en la otra persona, interpretando sus deseos y su forma de ser.”

“En cuanto al momento, definitivamente, hay ciertos indicadores que pueden ayudar a determinar cuándo es el perfecto para lanzarte a dar ese paso... el lenguaje no verbal de tu pareja, su mirada, su intensidad, observa si con ella recorre tus labios, si sostiene la mirada cuando existen pausas en la conversación; atento a los roces "casuales" de sus manos; observa si no se distancia cuando tú te acercas... y por otro lado, no olvides atender a tus propias sensaciones para determinar si es pronto o tarde; es tu propio cuerpo el que te lo irá pidiendo con más o menos urgencia. Escucha tus instintos y no esperes demasiado por los convencionalismos, porque hay trenes que -como el primer beso- sólo pasan una vez y su importancia radica en que puede marcar el inicio de una increíble historia así que respira profundamente, relájate y ¡¡disfruta de cada segundo de este momento único e irrepetible!!”

Además de nuestras experiencias personales, hay besos que quedarán grabados para siempre en nuestra mente, aunque nosotros no hayamos sido los protagonistas. Recordamos sobre todo, aquellos de la gran pantalla que bien por su emotividad o porque han marcado un antes y un después, están siempre presentes. Besos que condicionaron tremendamente la forma de entender lo que es, sin duda, la máxima expresión de una relación amorosa.

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