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La preferentista más joven de España
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CON CUATRO AÑOS, SUFRIRÁ LA QUITA DE LOS INTERESES

La preferentista más joven de España

María Seoane -nombre supuesto- tenía un año cuando se convirtió, hace cuatro, en la preferentista más joven de España. A pesar de su juventud, poseía una

Foto: La preferentista más joven de España
La preferentista más joven de España

María Seoane -nombre supuesto- tenía un año cuando se convirtió, hace cuatro, en la preferentista más joven de España. A pesar de su juventud, poseía una cartilla de ahorro en Caixa Vigo con 7.020 euros. Sus padres, un trabajador no cualificado hoy en paro y una filóloga que da clases en una academia, iban ingresando en la cartilla de la niña todo lo que la niña les daba. Se abrió la cuenta con los 2.500 euros que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero concedía por natalidad de manera indiscriminada a parados, obreros, funcionarios, empresarios, banqueros, rentistas, potentados y príncipes. Después, en el día de su bautismo, agasajaron a la niña con una cantidad más o menos similar en forma de sobres. Y sus padres, mes a mes, iban apartando lo que podían de sus sueldos nada barcenianos e ingresándolos en la libreta de la niña. Hasta reunir, cuando cumplió cuatro años, la nada despreciable cantidad de 7.020 euros en 2012. Nada despreciable si se considera que el salario mínimo interprofesional en España es de 645,30 euros mensuales. Hay familias que con eso viven más de un año.

Los ahorros de la niña se convirtieron, sin que sus padres supieran lo que estaban firmando, en preferentes. Un laudo arbitral del Instituto Galego de Consumo dio, en otoño del pasado año, la razón a María Seoane, que ha recuperado sus 7.020 euros pero ha perdido en el camino los 202,61 que le corresponderían de intereses. El laudo asegura textualmente que ni la niña obviamente, ni ninguno de los miembros de su familia estaban capacitados para entender lo que firmaban.

Tan poco se enteraron que su padre, cuenta, se enteró de manera casual de que tanto él, como la niña y el abuelo, habían sido eyectados al fabuloso universo de las participaciones preferentes desde la entidad hoy fusionada en Nova Galicia Banco. Viven en una pequeña aldea pontevedresa. Exigen que sus nombres no aparezcan en este reportaje: “A ver si el banco se entera, y nos quieren hacer algo”, se disculpan. Tienen miedo a su banco. De los presuntos garantes de sus ahorros. Tienen miedo a represalias. Todos los nombres que aquí se consignan son ficticios. Es una exigencia muchas veces reiterada por dos de las tres generaciones estafadas con preferentes en esta familia pontevedresa: el abuelo y el padre de María Seoane.

En la pequeña aldea en la que viven, la directora de la entidad era una vecina de toda la vida. “Un día, con esto que salía en los telediarios de las preferentes, le dije a la directora como de broma: oye, en este lío de las preferentes no nos habrás metido a nosotros. Y me reí. Pero ella no se rió. No dijo nada. Yo no pensé nada malo. Nos conocemos de toda la vida. Pensé que la broma no le había hecho gracia, y ya está”, cuenta el padre de María.

“Al día siguiente me llamó”, continúa. “Oye, ¿te puedes pasar por aquí? Tengo que hablar contigo”. Esa mañana, Luis Seoane se enteró de que tanto su hija, como él, su mujer y sus padres eran insignes preferentistas. “Me empezó a hervir la sangre. Con el dinero de mi niña no andes jugando, le grité. Nos conocemos de toda la vida. ¿Cómo me puedes haber hecho esto?”, relata. Y elevó una reclamación al Instituto Galego de Consumo.

El final de la historia no es alegre. La niña recuperó íntegros sus 7.020 euros. Su padre perdió algo más de 400 (12.960 tenía ahorrados, pero con el ajuste de intereses se quedaron en 12.530,27). Pero los abuelos, que no recurrieron al IGC, han perdido el 30% de los 48.000 euros que tenían como ahorros de toda una vida de trabajo.

Los abuelos, también 'atrapados'

Los abuelos, asesorados ya legalmente, han aceptado el canje de sus preferentes pero advirtiendo a la entidad, Nova Caixa Banco, que lo hacen por imposición legal (es preceptivo este canje con quita por el FROB).

El padre, la niña y el abuelo, eyectados en el fabuloso universo de las participaciones preferentes

“Muy Señores míos: Que a la vista  de  que  la única  posibilidad  de recuperar parte de nuestros  ahorros  es proceder a la venta de las acciones al FGD [Fondo de Garantía de Depósitos], hemos comunicado a esta entidad este hecho el día 27 de junio de 2013, solicitando a su vez la entrega de toda la documentación que tuviésemos que firmar. A día de hoy, fecha de la firma, no nos han entregado ninguna documentación con carácter previo, ni ninguna información se nos ha facilitado en la sucursal. Hemos de manifestar que nos ha sido impuesta una quita en el nominal, convirtiendo la cantidad  restante en acciones.  Desde  este  momento  expresamos  nuestra  total disconformidad con la quita impuesta. Lo expuesto no implica que esta parte renuncie a la recuperación de todo el nominal por considerar no ajustada a derecho la venta realizada y que el contrato de origen es nulo. Esta parte se reserva, la facultad de ejercer cuantas acciones legales considere oportunas para recuperar el 100% del nominal invertido”.

Y la directora de la sucursal, Ángela Rodríguez Miguéns, de su puño y letra, les advierte a pie de esta hoja de reclamación. Y en mayúsculas: “Le informamos que la entrega de la presente carta podría invalidar su aceptación de la oferta de liquidez”.

Ángela Rodríguez les ha enviado un escrito para que lo presenten como reclamación, en contra de lo aconsejado por el abogado de los estafados, bajo advertencia de que sólo el escrito que ella les da les puede hacer recuperar parte de sus ahorros. “Como si el dinero invertido, tras la quita, lo fuera a reintegrar la propia Ángela o NCG Banco. Ángela sigue engañando a esta gente y se atribuye a sí misma la capacidad de pagar o no lo que, en realidad, paga el Fondo de Garantía de Depósitos”, señala el abogado de la pareja.

María Seoane -nombre supuesto- tenía un año cuando se convirtió, hace cuatro, en la preferentista más joven de España. A pesar de su juventud, poseía una cartilla de ahorro en Caixa Vigo con 7.020 euros. Sus padres, un trabajador no cualificado hoy en paro y una filóloga que da clases en una academia, iban ingresando en la cartilla de la niña todo lo que la niña les daba. Se abrió la cuenta con los 2.500 euros que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero concedía por natalidad de manera indiscriminada a parados, obreros, funcionarios, empresarios, banqueros, rentistas, potentados y príncipes. Después, en el día de su bautismo, agasajaron a la niña con una cantidad más o menos similar en forma de sobres. Y sus padres, mes a mes, iban apartando lo que podían de sus sueldos nada barcenianos e ingresándolos en la libreta de la niña. Hasta reunir, cuando cumplió cuatro años, la nada despreciable cantidad de 7.020 euros en 2012. Nada despreciable si se considera que el salario mínimo interprofesional en España es de 645,30 euros mensuales. Hay familias que con eso viven más de un año.