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El infierno del amor en la red: exnovios, infidelidades, discusiones y trapos sucios
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A FONDO II: ''TU NOVIA ME DEBE UNA''

El infierno del amor en la red: exnovios, infidelidades, discusiones y trapos sucios

Esta es la segunda parte del reportaje A Fondo: los ocho círculos del amor en internet, cuya primera parte se publicó ayer

Foto: El infierno del amor en la red: exnovios, infidelidades, discusiones y trapos sucios
El infierno del amor en la red: exnovios, infidelidades, discusiones y trapos sucios

Esta es la segunda parte del reportaje A Fondo: los ocho círculos del amor en internet, cuya primera parte se publicó ayer

Internet y las nuevas tecnologías han cambiado para siempre la forma en que nos relacionamos con nuestra pareja. En la primera parte del reportaje analizamos de qué manera las redes sociales y las diferentes aplicaciones pueden facilitar el establecimiento de una relación amorosa. Pero, ¿de qué manera reaccionamos ante los cambios que las redes sociales han provocado?

5.- La desconfianza hace acto de presencia (un batallón de ex novios se aproxima por el horizonte)

Lo que ocurrió: Todo parecía marchar bien, hasta que un fatídico día, alguien que respondía al nombre de “Jesús Martínez” publicó un ambiguo comentario en el perfil de Facebook de Marta. “Me debes una, a ver cuándo quedamos”. La cantidad de significados implícitos en ese “una” estallaron rápidamente en la cabeza de Álex. ¿A qué se refería con ese “una”? ¿Una comida, una cena, una copa? ¿O quizá algo de un cariz más sexual? ¿O quizá no era más que un familiar lejano que le había hecho un favor recientemente? En cualquier caso, pensaba Álex, ¿quién era ese tal Jesús Martínez que se permitía tratar con tanta confianza a Marta, y por qué no había sabido nada de él hasta la fecha? Esa fue la pregunta que Álex realizó a Marta, y ella confirmó sus peores sospechas: se trataba de un ex novio del pasado con el que había vuelto a entrar en contacto recientemente y con el que había quedado un día para cenar antes de conocer a Álex. Ese “una” no era más que una cena, pero aun así, el joven empezó a inquietarse ante la posibilidad de que pudiese ocupar su lugar.

¿Por qué ocurrió? Una de las características peculiares de la información en la red, particularmente en la depositada en las redes sociales, es su ambigüedad, que puede dar lugar a especulaciones y fantasías delirantes en muchos casos infundadas. Como explicó la psicóloga Amy Muise a El Confidencial, se produce un efecto contradictorio, producto de esta situación que, como asegura la autora, favorece los celos: “existe una relación directamente proporcional entre el tiempo que pasamos en Facebook y los celos que se sienten”. La cantidad de información ambigua puede ser perjudicial para las personas más inseguras, pero no únicamente para ellas. La red, explicaba la psicóloga, “convierte a la gente en metomentodos. Toda esa información no te aporta nada, pero no puedes evitar mirarla”.

El ciberespacio es un lugar menos vulnerable, por lo que la sinceridad puede ser menos dolorosaSegún el ciberpsicólogo británico Graham Jones, la solución para evitar estos conflictos es sencilla, aunque en algunos casos pueda ser dolorosa: “en una pareja, la única solución es simple y llanamente ser completamente honestos. Si has tenido una relación previa, fingir que no ha tenido lugar es estúpido porque en cualquier momento aparecerá en la red”. Como de costumbre, Jones no considera que esto sea nada nuevo, sino que simplemente es la historia de siempre con nuevos protagonistas. “Antes de internet, los divorcios también tenían lugar y su motivo principal solía ser el derrumbe de la relación debido a la falta de honestidad”.

Como explica Aaron Ben-Ze’ev, profesor de filosofía en la Universidad de Haifa y autor de Love Online: Emotions on the Internet (Cambridge University Press, “la sinceridad es un factor esencial para las relaciones personales en cuento que está ligada a un grado más alto de intimidad”. Y, como ocurre con la revelación de información personal, “puede ser dolorosa. A veces deseamos no conocer todos los secretos de la otra persona”. El autor considera que el hecho de que el ciberespacio sea un lugar “donde la gente es menos vulnerable” puede ser útil a la hora de revelar esta información en un primer momento.

6.- “Ya no sé por qué discutíamos, pero sé que estoy enfadada”. Una vez se empieza a discutir, ya no hay final

Lo que ocurrió: Aunque aún felices, las primeras rencillas en la relación entre Álex y Marta ya comenzaban a hacer acto de presencia. No les daban mucha importancia, ya que compartían esa creencia popular de que si una pareja no pelea, es que realmente no se quiere. Sin embargo, todo tomó un curso más trágico cuando, un día en el trabajo, Álex envió a Marta un e-mail en el que le preguntaba si le iba a ver esa noche o si iba a quedar una vez más con sus amigos. Aunque el correo estaba acompañado por el emoticono de una cara sonriente, Marta entendió que Álex le estaba recriminando, por primera vez, que quedase con sus amigas. Y pensó que si era así cuando apenas llevaban unos meses de relación, el futuro podía ser muy amargo, por lo que decidió tomar cartas en el asunto cuando antes y responderle de manera tajante: “si tan mal te parece, tienes que saber que mis amigas son lo más importante para mí”.

Discutir por la red puede ser peligroso para nuestra relaciónÁlex no esperaba una respuesta tan dura, por lo que aunque estaba de buen humor, la actitud de Marta le enfureció, y contestó en consonancia. Después de una cadena inacabable de correos electrónicos que les llevó toda la mañana, ni uno ni otro sabían sobre qué estaban discutiendo. Así lo hizo constar Marta, que en su último mensaje escribió “ya no sé ni por qué estábamos discutiendo, pero de lo que estoy segura es de que estoy enfadada”. Sin embargo, el enfado duró poco tiempo ya que, cara a cara, Álex y Marta solucionaron sus diferencias rápidamente. Aun así, un pequeño poso oscuro comenzó a sedimentar en la relación.

¿Por qué ocurrió? Muchos han comprobado en primera persona que una de las peores decisiones que se pueden tomar es dejarse llevar por la impulsividad y discutir por correo electrónico, no digamos ya por mensaje de texto o de WhatsApp. No únicamente por la breve extensión que permiten dichas formas de comunicación al emisor, sino también porque el contexto desaparece por completo, así como los matices de la expresión no verbal y la posibilidad de establecer una empatía cara a cara.

“El problema que tiene internet es que no permite la comunicación extraverbal, como las expresiones faciales o el lenguaje corporal”, explica Graham Jones. Por eso mismo, lo que algunos han considerado positivo ya que se ciñe a los mensajes en sí, sin tener en cuenta el aspecto físico, el encanto personal o el atractivo percibido, puede imposibilitar la correcta comprensión de lo expresado. “En lugar de ser más fiable, lo es menos, a causa de ese ingrediente perdido. Por eso es por lo que el uso de aplicaciones que permiten comunicación en vídeo como Skype son tan importantes”.

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7.- La sombra de la infidelidad (lo importante no es que lo sea, sino que lo parezca)

Lo que ocurrió: El declive se confirmó cuando, un buen día, Marta se dio cuenta de que Álex había dejado abierto su perfil de Facebook en el ordenador personal. En la pantalla aparecía un mensaje de una tal Clara que escribía algo así como “¿qué, te lo pasaste bien ayer? A ver si repetimos”. El “ayer” al que se refería había sido un día en el que Álex había salido de fiesta con sus compañeros de trabajo (algo muy poco común para él) y no había vuelto hasta casi el amanecer. El sentido arácnido de Marta saltó, y empezó a encajar piezas hasta que terminó de configurar su puzle: en realidad, Álex no había estado con sus compañeros del trabajo, sino con esa tal “Clara”, de la que no tenía constancia de su existencia.

Por supuesto, por parte de Álex, no hubo más que excusas. Que si en realidad era una compañera más, que no había ocurrido nada, que no tenía de qué preocuparse… Pero Marta no se creyó nada, especialmente, porque la coartada parecía estar muy mal establecida. De hecho, no tenía ninguna duda: ese mensaje tan ambiguo, que no le cogiese el teléfono justo en el momento en el que estaba con ella, que dudase tanto tiempo antes de responderle… En su cabeza, no había ninguna posibilidad de que Álex no hubiese sido infiel. Todo encajaba a la perfección, aunque nunca consiguió desvelar por completo la incógnita.

La tecnología permite mantener varias relaciones al mismo tiempo, algo que es mucho más complicado fuera de la redSin embargo, Marta se sentía orgullosa de haber conservado su dignidad al no hurgar en su móvil o en sus cuentas de Facebook o Twitter, algo de lo que había tenido posibilidad en repetidas ocasiones (¿o quizá era todo parte de la estratagema de Álex para ganarse su confianza?), pero había preferido evitarlo, aunque ello hubiese disipado todas sus dudas.

¿Por qué ocurrió? Volvemos a la casilla de salida. Debido a que el número de personas que podemos conocer en la red tiende al infinito, las tentaciones también lo hacen. Y, con tantas posibilidades, la desconfianza es aún mayor. Además, ya no hace falta salir de casa para ser infiel, sino que alguien puede estar practicando cibersexo mientras su mujer descansa en la habitación del al lado. La discreción de estas relaciones posibilita que se puedan llevar en privado durante mucho más tiempo que en el pasado. Como explica Aaron Ben Ze’ev, “la tecnología contemporánea permite a la gente mantener varias relaciones al mismo tiempo, algo que es mucho más complicado fuera de la red”.

Graham Jones va un poco más lejos y llega a asegurar que deberíamos controlar la información que se publica sobre nosotros mismos en la red. “Para protegerte a ti mismo y a tus personas queridas, necesitas monitorizar lo que se dice y escribe sobre ti en la red y tratar con cualquier aspecto negativo. No saber lo que se publica de ti en la red significa que hay cosas que tu pareja puede ver sobre ti mientras tú no estás al tanto. Incluso si tú no utilizas internet pero tus amigos sí lo hacen, puede ocurrir que digan cosas negativas de ti”. Sin embargo, es prácticamente imposible controlar todo lo que se dice de nosotros en la red, por lo que siempre estaremos expuestos a la posibilidad de que la información que se publica sobre nosotros no sea acertada. En otras palabras, ya sabemos lo que sienten las celebridades cuando aparecen en la prensa rosa.

Una última curiosidad: según un estudio llamado ¿Por qué las parejas se espían?, un 36% de los encuestados se mostraban dispuestos a revistar el smartphone de su pareja si se les garantizaba que no iban a ser descubiertos, lo que se sitúa en sintonía con esa desconfianza y ansiedad que genera no saber qué hace nuestra pareja en su vida virtual. Al menos, Marta no siguió dicho camino.

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8.- Romper (en público) es la parte más dura

Lo que ocurrió: Cuando Marta cambió el estado de su perfil de Facebook de “en una relación” a “soltera”, los comentarios de sus amigos no se hicieron esperar. Muchos de ellos manifestaron una sincera preocupación por la salud sentimental de Marta, otros simplemente se propusieron satisfacer sus ansias de saber más y algún que otro buitre también hizo acto de presencia en la cuenta de Marta. Entre ellos, curiosamente, se encontraba Jesús Martínez, que protagonizó una reentrada triunfal. Esto no sentó nada bien a Álex, que pensaba que, al menos, deberían haberlo llevado con un poco más de discreción. Pero el enfado se le pasó enseguida después de que se diese una nueva oportunidad con Marta –momento en el que ella aprovechó para cambiar su estado a “en una relación complicada”–, aunque la cosa no duró mucho y el cambio de estado a “soltera” fue irrevocable.

La red puede ser el lugar ideal para airear trapos sucios y destinarse indirectasLa tensión fue en aumento cuando Álex, en un momento de impulsividad poco meditada, comenzó a escribir indirectas en su página de Facebook. Uno de esos mensajes rezaba “mejor solo que mal acompañado”. El objetivo de sus ataques era inequívoco, y la propia Marta se dio por aludida. Al principio, entró al trapo, pero la larga serie de acusaciones mutuas, aireadas en público, terminó resultando incómoda y perturbadora, sobre todo después de que sus amigas le preguntasen continuamente sobre lo ocurrido. Finalmente, sólo hubo una salida posible para tal situación: borrarse mutuamente de la red social, y de esa manera, intentar deshacerse de todo recuerdo posible. La historia de Álex y Marta había terminado.

¿Por qué ocurrió? De igual manera que es sencillo en una red social, si uno es lo suficientemente cotilla y tiene el tiempo libre necesario, identificar cada uno de los pasos que sigue el establecimiento de una relación online –flirteo, enamoramiento, consolidación, vida en común–, también lo es asistir al desmoronamiento de dicha relación. En muchas ocasiones, las herramientas que la red nos proporciona pueden servir para realizar, de manera sencilla y fácil, una venganza. Hace apenas unas semanas, comenzó a circular de manera viral en la red una carta de ruptura en la que una despechada adolescente decía a su compañero “¿adivinas quién se dejó su cuenta de Facebook abierta en mi ordenador, y tenía un mensaje de Kelsi? ¡Sí, tú! Pero no te preocupes, no he estropeado nada. De hecho, he sido lo suficientemente buena para recoger tus cosas”.

La gente no desea deshacerse de sus recuerdos digitales, pero estos le causan sufrimientoLa red puede ser el lugar ideal para airear trapos sucios y destinarse indirectas. Este mes de mayo ha salido a la luz un estudio realizado por la Universidad de California que indica que Facebook hace mucho más complicado superar una ruptura. ¿Por qué? Porque un tercio de las personas señalaban en el estudio que no deseaban deshacerse de sus “recuerdos digitales” (mensajes, fotografías, actualizaciones de redes sociales), lo que a su vez, les causaba gran dolor. La mitad de los consultados señalaba que prefería borrar todos esos recuerdos que podían resultar dolorosos, pero que al hacerlo, se sentían mal. Es decir, tanto un caso como el otro, causaba dolor en aquellos que acababan de romper con sus parejas.

Este concepto de “recuerdo digital”, que ha sido muy poco estudiado hasta la fecha, pero parece ser que cada vez tendrá más presencia en nuestras vidas a medida que vayamos acumulando cada vez más documentación personal en la red. En opinión de Steve Whitaker, profesor de la Universidad de California Santa Cruz, “puede tener un aspecto muy negativo cuando la gente quiere olvidarse de sus relaciones pasadas”. Cuando el amor salta por la ventana, nos quedamos a solas con nuestros recuerdos digitales, de igual manera que antes un enamorado miraba con nostalgia la instantánea de su antigua pareja. Guy de Maupassant escribió en el siglo XIX “¡no lean nunca las cartas de otros tiempos! ¡No recuerden viejas memorias! Así es como se matan muchos hombres”. Si sustituimos “carta” por “correo electrónico”, un fiel retrato de nuestro corazón en el siglo XXI.

Esta es la segunda parte del reportaje A Fondo: los ocho círculos del amor en internet, cuya primera parte se publicó ayer