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Esto es lo que la gente común piensa de los banqueros (y es muy preocupante)
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LOS TRISTES TESTIMONIOS DE LA CLASE MEDIA

Esto es lo que la gente común piensa de los banqueros (y es muy preocupante)

Después de que la crisis financiera estallase en 2008, algunos medios de comunicación decidieron recoger algunas de la historias que mostraban los efectos de la crisis

Después de que la crisis financiera estallase en 2008, algunos medios de comunicación decidieron recoger algunas de la historias que mostraban los efectos de la crisis en la gente de a pie. Uno de ellos fue la revista neoyorquina n+1, que solicitó a sus lectores, a través de una página web, los testimonios de la gente que se había sentido abusada y desahuciada. Las 150 mejores cartas se recogen ahora en El problema son los bancos. Cartas a Wall Street (Sexto Piso). El Confidencial ha realizado una selección de 10 ejemplos de estas misivas dirigidas al sistema bancario.

Querido 1%

Mi marido y yo trabajamos mucho todos los días para ganar el dinero que nos permite ir tirando. Después de pagar todas nuestras facturas, a veces nos sobra algo de dinero poder salir a cenar o llevar a nuestros hijos al cine. Somos una familia de cuatro y vivimos en una casa de 110 metros cuadrados en un edificio de un siglo de antigüedad con un solo cuarto de baño. Mi marido se pasa el día en el aeropuerto cargando equipaje en los aviones y yo soy maestra en un jardín de infancia . Por la noche doy clases por Internet y mi marido trabaja en el Servicio Postal para poder pagarnos el seguro médico. Estoy segura de que ustedes no soportarían la vida que llevamos nosotros ni durante un solo minuto.

–Marnie Cedillos. Denver, Colorado

Ser rico es admisible

Lo que no es admisible es que pagues menos impuestos que tu secretaria.

–Anónimo

Mensaje de Rich para Richard Parsons, de Citigroup

Hola, Richard.

Vivo en Bed-Stuy, la ciudad donde te criaste. Como soy camarero, te he atendido muchas veces cuando salías a tomar una copa de vino. Siempre me has parecido simpático y por eso, se me ha ocurrido la original idea de intentar convencerte para apoyar un cambio revolucionario en nuestro país. Te escribo para pedirte que apoyes el movimiento Ocuppy Wall Street… ¡Espero que sigas disfrutando de tus maravillosas cenas con buen vino en Tribeca! Tu comodidad depende del trabajo de muchas personas como yo. ¿No te parece que podrías devolvernos el favor si colaboras para acabar con la corrupción y los créditos predatorios que han hundido nuestro país? Espero que nos veamos pronto. ¡Gracias!

–Rich. Brooklyn. Nueva York

Hasta los…

Soy un conservador convencido y voté a Reagan dos veces. Estoy harto de vosotros, cabronazos.

–Thomas Mathews. Auburn, Pensilvania

Puedo sobrevivir sin vosotros

Puedo sobrevivir sin que existan los accionistas o esos asesores financieros tan redundantes, pero no sin un fontarnero, un basurero, un obrero que arregle los baches de la calzada, un electricista un dependiente de supermercado o un granjero (preferiblemente, local y dedicado a la agricultura orgánica). Así que a ver si nos libramos de vosotros, los ejecutivos, de una puñetera vez.

–Sari Sarlund. Los Ángeles. California

Por qué estoy tan desilusionado. Destinataria: Patricia R. CallahanBanco: Wells Fargo.

Hace un par de semanas fui a una tienda del ejército (un economato) donde había cola para pagar en la caja. He sido un militar comprometido y le aseguro que es un honor trabajar al servicio de Estados Unidos el país con las mejores fuerzas armadas del mundo.

Delante de mí, en la cola, había una pareja de militares jóvenes que iban con su hijo pequeño. Lo que sucedió es sencillo, la pareja no tenía suficiente dinero para pagar la compra. Es un país que mantiene a su ejército con los impuestos, los militares no tienen dinero ni para comer.

¿Tiene usted la culpa de esto? No. ¿Y por qué le escribo esta carta? Por dos motivos. En primer lugar, porque la tarjeta de débito que llevaban los jóvenes era de su banco. En segundo lugar, porque los bancos como el suyo nos han sacado los cuartos a todos. Tal vez sea ésa la mayor injusticia de las muchas cometidas por mi generación. Comisiones por el mantenimiento de una cuenta, comisiones por operaciones en el cajero, comisiones por saldo negativo…

–Anónimo

¡Cuánto has avanzado desde que trabajabas en el Yankee Stadium!

Destinatario: Lloyd C. Blankfein. Banco: Goldman Sachs

Ya sé que Goldman y tú habréis recibido muchas críticas últimamente, pero creía que tú eras uno de esos ricachones privilegiados y aislado del mundo que, habiendo tenido dinero siempre, no sabías lo difícil que es ser un currante en una sociedad industrial que ya no fabrica nada. Pero Lloyd, ¡si resulta que tú vendías perritos calientes y palomitas en un puesto del Yankee Stadium! ¡Y que estudiaste en un colegio público de Nueva York! Tus padres eran unos obreros currantes muy parecidos a los que están perdiendo la casa, el trabajo y los ahorros por culpa de este Gobierno tan dado a los rescates. Tu vida –si paro de leerla en el momento en que consigues ir a Harvard en vez de a Brooklyn College- suena muy parecida a la de todos mis amigos.

Al ponerme a escribir a Goldman te he elegido a ti por la puerta giratoria que hay entre el Gobierno federal y tu empresa. Pero no me queda más remedio que hacerte las mismas preguntas que, según he visto, ya te han hecho otros muchos. ¿Cómo logras dormir por la noche? ¿Nunca tienes bastante? Si ya habías alcanzado la cumbre del éxito, ¿cómo es posible que tus colegas y tú llevarais a Wall Street a tales extremos como para desembocar en la crisis financiera.

–Anónimo

Enhorabuena por una labor bien hecha.

Destinatario: Lloyd C. Blankfein Banco: Goldman Sachs

Quería saber si pueden explicarme cómo se consigue que no te echen de tu trabajo aunque lo hagas fatal. Según he visto, varias personas tuvieron la suerte de dimitir de su puesto y recibir como recompensa un contrato de un millón de dólares. Y también me gustaría saber cómo evitas ir a juicio cuando es evidente que has quebrado la ley. Lo menos que puede hacer usted es explicárnoslo a los estadounidenses, teniendo en cuenta que somos nosotros los que le hemos rescatados. ¿Hacerse el idiota funciona así de bien? En su caso, parece que sí…

–Anónimo

Harta y aterrada ante el futuro

Soy una mujer de 34 años con un título universitario. Soy asistente social y trabajo a tiempo completo en una clínica, atendiendo a personas moribundas y a sus familias. Mi marido tiene una pequeña empresa y estudia en su tiempo libre. Tenemos dos hijos maravillosos.

No pedimos mucho en la vida. Tenemos una casita que ahora vale casi la mitad el precio por el que la compramos. Los dos coches que tenemos son de segunda mano. Compramos todo lo que podemos en mercadillos y tiendas de saldo. Nunca salimos de copas. Nunca cenamos fuera de casa. Metemos lo poco que nos sobra en un plan de pensiones, con la esperanza de no perderlo por alguna mala pasada del mercado. Ahí tenemos todos nuestros ahorros. También tenemos un saldo negativo de más de 50.000 dólares en nuestra tarjeta de crédito. Trabajamos muchísimo, día tras día, pero no conseguimos sacar la cabeza a flote.

No somos ejecutivos ni ‘gente importante’, pero valoramos lo que hacemos, que nos parece una contribución importante a la sociedad. Sólo queremos vivir tranquilos, conservando nuestro modesto nivel de vida, sin temer que nuestras esperanzas puedan hacerse añicos de pronto. Sólo queremos un campo de juego sin hoyos y poder conservar la promesa del sueño americano en el que creíamos de pequeños. En estos momentos no parece que nuestra opinión cuente para nada en este país. Y eso tiene que cambiar. Ese es el mensaje que el movimiento Occupy Wall Street quiere hacerles llegar. Nosotros somos el 99%.

–Anónimo

Después de que la crisis financiera estallase en 2008, algunos medios de comunicación decidieron recoger algunas de la historias que mostraban los efectos de la crisis en la gente de a pie. Uno de ellos fue la revista neoyorquina n+1, que solicitó a sus lectores, a través de una página web, los testimonios de la gente que se había sentido abusada y desahuciada. Las 150 mejores cartas se recogen ahora en El problema son los bancos. Cartas a Wall Street (Sexto Piso). El Confidencial ha realizado una selección de 10 ejemplos de estas misivas dirigidas al sistema bancario.