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En la lista negra: 10 cosas que harán que te echen del trabajo
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LAS SEÑALES MÁS CLARAS DE QUE TE IRÁ MAL

En la lista negra: 10 cosas que harán que te echen del trabajo

Todos hemos tenido compañeros de trabajo problemáticos, el tipo de personas con las que es mejor no coincidir en el centro laboral y que, tarde o temprano, siempre acaban

Todos hemos tenido compañeros de trabajo problemáticos, el tipo de personas con las que es mejor no coincidir en el centro laboral y que, tarde o temprano, siempre acaban cruzándose en nuestro camino. Hemos sufrido jefes insoportables y compañeros que nos hacían la vida imposible, y todos nuestros amigos nos han hablado de personas con el mismo perfil en sus propios trabajos. Pero nunca nadie reconoce en primera persona que se ha convertido en un empleado tóxico.

¿De dónde sale esta gente? La realidad, y es algo que tenemos que tener claro, es que cualquiera puede convertirse sin darse cuenta en un empleado problemático. La autopercepción, la capacidad que tenemos para darnos cuenta de nuestros propios errores, es una habilidad que en muchas personas brilla por su ausencia. En el entorno profesional, donde las jerarquías juegan un importante papel, es muy fácil que tengamos una percepción equivocada de nuestra propia valía: podemos creer que somos el empleado perfecto cuando en realidad cumplimos todos los requisitos del trabajador problemático. Pero hay signos que nos permitirán saber si estamos en la lista negra, y que deberíamos solucionar rápidamente si no queremos recibir una carta de despido.

1. Tienes una excusa para todo

El psicólogo Francisco Gavilán explicaba en su libroYo no he sido (Zenit) que las excusas son, en la mayoría de ocasiones, un autoengaño que utilizamos para atenuar la tensión ante algo que nos compromete. Son ficciones que realizamos para salir victoriosos de “situaciones que, de no ser convenientemente excusadas, podrían dañar nuestra autoestima”.

En el trabajo las excusas son el pan nuestro de cada día, y todos hemos caído en ellas en una u otra ocasión, pero si nos pasamos el día excusándonos agotaremos la paciencia y la confianza de nuestros compañeros. En ocasiones ponemos excusas casi sin darnos cuenta, por lo que es importante que estemos atentos a la manera en que reaccionamos cuando nos leen la cartilla.

2. Te muestras reacio a cumplir las órdenes

Todos los jefes toman decisiones que los empleados pueden considerar inapropiadas, y no hay porque esconder nuestra opinión, pero esta debe expresarse en el momento y lugar adecuado. Si ponemos mala cara siempre que nos mandan algo o, lo que es peor, nos negamos reiteradamente a cumplir las tareas que nos asignan nos pondrán enseguida la etiqueta de “empleado problemático”.

3. Te crees el más listo del trabajo…

En los entornos laborales molestan mucho los “listillos”. Si realmente crees que eres el trabajador más válido de tu entorno, y aunque estés convencido de que es cierto, intenta ser lo más modesto posible. Si el ego te puede tus compañeros y superiores no perdonarán tu altivez y te harán la vida imposible hasta que logren echarte.

4. …o eres el más tonto

Hay quien se pasa de listo, pero también quien se pasa de tonto. Si tienen que explicarte todo por duplicado y eres más lento que tus compañeros acabarás siendo una rémora para la empresa. A nadie le molesta prestar ayuda a sus colegas, pero si la persona que necesita que le echen una mano es siempre la misma, y tiene problemas constantemente, acabará en la calle tarde o temprano.

5. Eres un cotilla

Los empleados que gustan de compartir todos los chismes del trabajo, y se pasan el día criticando a sus espaldas a los compañeros que no son de su círculo, pueden ser muy populares, pero también se están buscando demasiados enemigos. Son un perfil de trabajador muy problemático pues acaban generando verdaderos cismas dentro de la empresa. Si te pasas todo el día poniendo verde a los jefes, y aireando los trapos sucios de tus compañeros, tarde o temprano acabarás enfadando a alguien con el suficiente poder para echarte.

6. No concibes un “no” como respuesta

En el trabajo es importante aprender a soportar las críticas y lidiar con las reacciones negativas ante nuestras ideas o propuestas. Si nos enfadamos cada vez que alguien nos dice que nuestro trabajo no ha quedado como debería, o que nuestra manera de abordar uno u otro proyecto no es la adecuada, sembraremos hostilidades en el trabajo y acabarán colocándonos en la lista de “gente a la que conviene eliminar”. Quizás el problema no sea tuyo, y sea de la gente que te rodea pero, aún así, será mejor que vayas buscando un nuevo trabajo.

7. No sabes trabajar en equipo

Por muy individualista que sea tu trabajo, si reduces el trato con tus compañeros a la mínima expresión, no sólo tendrás más dificultades para desenvolverte profesionalmente, además serás una persona a la que nadie importará echar. Saber trabajar en equipo es hoy en día un requisito indispensable para cualquier trabajador: la hurañía sale cara.

8. La gente no se fía de ti

Hay gente que, por muy buena que sea en su trabajo, no genera confianza en sus superiores. Por lo general, se trata de personas a las que le falta trabajar su inteligencia emocional: no saben expresarse bien, son descuidados o, directamente, tienen una falta tremenda de empatía. Si ves que nadie te da ninguna responsabilidad de cara al exterior es que no se fían de ti del todo. Puede que no te echen, pero tienes más papeletas que el resto, y te va a costar mucho más progresar en la empresa.

9. Estás siempre deseando irte a casa

¿Trabajas para vivir o vives para trabajar? Quizás lo ideal sea una combinación de ambas filosofías, pero si trabajas para vivir, y tu empleo no te gusta lo más mínimo, quizás harías bien en disimularlo, al menos si pretendes conservarlo. La gente que está todo el día quejándose de lo horrible que es su trabajo, y sólo piensa en que llegue la hora de salida o el fin de semana, no está bien vista por sus superiores.

10. Eres demasiado orgulloso

Aunque la humildad no es una cualidad que nos de réditos en el entorno laboral a corto plazo es indispensable para sobrevivir a largo plazo. Al fin y al cabo, un trabajador no sólo está contratado para hacer bien su trabajo, también tiene que dejar en buen lugar el trabajo del resto. Si somos demasiado orgullosos, y sólo pensamos en que nuestro cometido salga bien, sin preocuparnos por lo que haga el resto, y tratando por todos los medios que se reconozca nuestra labor de forma individual, acabaremos siendo repudiados por nuestros compañeros.

Todos hemos tenido compañeros de trabajo problemáticos, el tipo de personas con las que es mejor no coincidir en el centro laboral y que, tarde o temprano, siempre acaban cruzándose en nuestro camino. Hemos sufrido jefes insoportables y compañeros que nos hacían la vida imposible, y todos nuestros amigos nos han hablado de personas con el mismo perfil en sus propios trabajos. Pero nunca nadie reconoce en primera persona que se ha convertido en un empleado tóxico.