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Los términos en inglés que los españoles nos hemos inventado
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GIN-TONIC O FOOTING NO EXISTEN

Los términos en inglés que los españoles nos hemos inventado

Con una gran frecuencia utilizamos palabras que sabemos que no deberíamos emplear, pero no nos podemos resistir a la costumbre de utilizarlas. Si todos lo hacen,

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Los términos en inglés que los españoles nos hemos inventado

Con una gran frecuencia utilizamos palabras que sabemos que no deberíamos emplear, pero no nos podemos resistir a la costumbre de utilizarlas. Si todos lo hacen, por qué no nosotros. En otras ocasiones, no sabemos que son incorrectas o poco apropiadas y las seguimos utilizando. En el pasado, el encuentro geográfico de diferentes lenguas daba como resultado la evolución de la lengua, consecuencia lógica de dicho intercambio. A medida que los medios de comunicación han ido ampliando el público al que llegan y ahora que la red nos permite el acceso instantáneo a una gran cantidad de idiomas, la velocidad con la que estos cambios se han producido se ha disparado vertiginosamente.

Buena muestra de ello es lo que ocurre en Sudamérica, donde el llamado spanglish, una coloquial mezcla de inglés y castellano, ha llegado a millones de ciudadanos. Se trata de un término algo impreciso con el que se engloban diferentes préstamos lingüísticos, castellanizaciones y palabras pertenecientes a la jerga que se emplean con frecuencia en dichos lugares. Términos como “wachar” por “ver” o “parkear” por “aparcar” son regularmente utilizados; y por extraños que nos puedan parecer, no están tan distantes del “chequear” por “comprobar” o el “clickar” por “pulsar” que utilizamos en España.

El pasado mes de marzo, el portal de información The Local publicaba una lista con diez términos que se emplean con frecuencia en España y que, de hecho, no existen en inglés. Los denominaba “las mejores palabras en inglés inventadas por los españoles”. Se trataba de un interesante resumen que, no obstante, organizaciones como la Fundeu BBVA han referido en repetidas ocasiones. Rápidamente, la lista comenzó a circular como una divertida muestra de nuestra ignorancia, pero al mismo tiempo, nos descubre algunos de los usos inapropiados que realizamos de nuestro idioma (y de otros idiomas).

  • Puenting, footing, zapping y otros desastres terminados en –ing. Parece ser que cualquier término es susceptible de que se le añada un –ing al final y, de esa manera, pase a denominar una actividad innovadora, sofisticada y, sobre todo, importada de algún país anglosajón. El término “footing” puede tener un pase, ya que al fin y al cabo, “foot” (“pie”) es una palabra inglesa, aunque nosotros dispongamos del término “carrera” para referirnos a lo mismo. La palabra inglesa correcta es “jogging”. Sin embargo, no hace falta ser un lince para comprender que “puente”, en inglés, se dice “bridge”. “Puenting”, en inglés, es “bungee jumping”.
  • Crack. The Local indicó que “crack” es una de esas palabras que los españoles nos hemos inventado. ¿En serio? ¿Es que no existe en inglés? Sí existe, pero la palabra tiene connotaciones mucho más negativas en inglés, ya que se utiliza tanto para referirse a dicha droga como para acontecimientos negativos (en realidad, el "crack del 29" es, en inglés, el crash). En España, el matiz es claramente positivo. En todo caso, indica la RAE, se puede utilizar “crack player” al hablar, por ejemplo, de un jugador de talla mundial.
  • Top. Ocurre algo semejante que con la palabra “crack”. Con motivo de la publicación del Nuevo diccionario de anglicismos, el coautor y profesor de la Universidad de Alicante (UA) Félix Rodríguez señaló algunos de los peores usos del inglés que los españoles cometemos. El autor definía la palabra “top” como una abreviatura surgida a causa del “mínimo esfuerzo” realizado por los hablantes. Esto suele conducir a la incomprensión, en caso de que se utilice dicho término con un angloparlante. La abreviación de “top” por “top model” o “top player” es equivocada. Aunque parece que a José Mourinho no le importa.
  • Tenis. Es uno de los ejemplos canónicos de la utilización incorrecta de palabras inglesas en castellano. La denominación de “tenis” a las zapatillas deportivas, como se hace en Canarias o en algunas zonas de Andalucía o Galicia, es una evolución del término “tennis shoes” del inglés, pero “tennis” sería en todo caso el adjetivo y no el nombre.
  • Quinqui. Los autores señalaban que es un equivalente al “chav” británico, y que aunque suene muy inglés, no tiene su origen en dicha lengua, sino que proviene de “quincallero”, el vendedor ambulante de quincalla, es decir, un personaje de origen marginal. Muchos han pensado que la palabra puede surgir del término inglés “kinky”, ya que dicha palabra significa “vicioso”, pero no es así.
  • Gin-tonic. ¿Qué pasa exactamente con él? Efectivamente, “ginebra” es “gin” y tónica es “tonic”, pero nadie en inglés habla de gin-tonic, sino de gin and tonic. Nosotros hemos eliminado el “and” central e introducido un guion en su lugar.
  • Linkar. Una categoría que daría para una tesis doctoral es la de aquellas palabras que, si bien tienen un equivalente claro en nuestra lengua, son empleadas en el inglés original. Si bien hay quien defiende que un “muffin” y una “magdalena” son cosas distintas (los ingredientes y la preparación son semejantes pero no iguales), el término castellano podría servir para definir tal alimento. El mundo de la tecnología y la informática ha proporcionado una gran cantidad de términos semejantes, como es “loguearse” en lugar de “ingresar” o “linkar” por “enlazar”. En muchos casos, la razón que origina la utilización de estos términos es la proliferación de páginas web en inglés, que conducen a emplear dichos términos en su idioma original.
  • Mensaje sms. Dado que las siglas “sms” significan “short message service”, es decir, “servicio de mensajes cortos”, no es correcto utilizarlo como equivalente de mensaje corto de móvil, ya que hace referencia al servicio. Pero, como ocurre con otros términos semejantes, se emplea dicho concepto por comodidad o economía lingüística. Aunque algo semejante ocurre con nuestro propio idioma cuando utilizamos conceptos redundantes –y equivocados– como “vivienda VPO”, dado que la “V” significa precisamente “vivienda”.
  • Night club. Otro de los términos recogidos en el Diccionario de anglicismos. En España, dicho club nocturno suele tener connotaciones sexuales, pero en inglés no es así, sino que simplemente se refiere a aquellos bares donde se puede tomar algo por la noche.

Con una gran frecuencia utilizamos palabras que sabemos que no deberíamos emplear, pero no nos podemos resistir a la costumbre de utilizarlas. Si todos lo hacen, por qué no nosotros. En otras ocasiones, no sabemos que son incorrectas o poco apropiadas y las seguimos utilizando. En el pasado, el encuentro geográfico de diferentes lenguas daba como resultado la evolución de la lengua, consecuencia lógica de dicho intercambio. A medida que los medios de comunicación han ido ampliando el público al que llegan y ahora que la red nos permite el acceso instantáneo a una gran cantidad de idiomas, la velocidad con la que estos cambios se han producido se ha disparado vertiginosamente.

RAE