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"Son comerciales, y hay que saberlo": cómo defenderse con éxito de los bancos
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CONSEJOS FINANCIEROS DE PAU A. MONSERRAT

"Son comerciales, y hay que saberlo": cómo defenderse con éxito de los bancos

“Las sucursales bancarias son tiendas en las que se venden productos financieros. Debemos darnos cuenta de ello y, por tanto, saber que cuando somos atendidos por

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"Son comerciales, y hay que saberlo": cómo defenderse con éxito de los bancos

“Las sucursales bancarias son tiendas en las que se venden productos financieros. Debemos darnos cuenta de ello y, por tanto, saber que cuando somos atendidos por un empleado de banca o por el director de la oficina no estamos delante de un asesor ni de un amigo, sino de un vendedor que actúa como tal”. Para saber cómo defendernos de la banca y, al menos, no salir perdiendo de nuestra relación económica con las entidades financieras, el primer consejo de Pau A. Monserrat, autor de La banca culpable (La esfera de los libros) es saber con quién estamos tratando.

No son las palabras de un outsider, sino de un economista con una intensa carrera como bancario en varias oficinas del extinto Banco Zaragozano, que pasó por Bankinter, fue asesor fiscal y trabajador en el sector de las finanzas online. Su visión desde dentro ya sería suficiente para legitimar las recomendaciones para los clientes que enumera a El Confidencial, pero además, su capacidad para aportar datos y estadísticas las revisten más aún de objetividad. De hecho, no es casual que Monserrat se haya convertido en uno de los divulgadores económicos con más presencia mediática, y en una de las figuras más aplaudidas entre todas a las que el periodista Jordi Évole ha entrevistado para el programa Salvados. ¿Cómo debería actuar entonces los clientes para salir airosos de sus operaciones financieras?

La defensa mediante la buena praxis del cliente

Comparar. “Lo primero que debemos saber al acudir a una sucursal es que somos compradores y vamos a adquirir algo. Yo recomiendo a los clientes que actúen igual que cuando van a comprar un coche a un concesionario. De entre todos los modelos de vehículo hay que elegir entre los dos o tres que más nos interesen. Para ello, es fundamental comparar, una tarea que hoy en día se facilitado mucho gracias a la multitud de herramientas que existen en la red”, explica Monserrat.

Analizar. “Una vez que hayamos reducido nuestras posibilidades de elección a dos o tres productos, tenemos que analizarlos más pormenorizadamente. Lo primero es acudir a la entidad y solicitar toda la información disponible”, añade el economista. En este segundo paso es fundamental, a tenor de los errores de bulto cometidos durante la burbuja inmobiliaria-crediticia, pedir la letra del contrato antes de firmar nada. “Los bancos están obligados a dárnosla y nos la debemos llevar a casa para estudiarla detalladamente y con mucho detenimiento. Tenemos que entenderla al 100%, sino deberemos buscar a una persona independiente para que nos ayude y nos la explique, ya sea en nuestro entorno familiar, en Internet o acudiendo a agentes financieros independientes”, explica el autor de La banca culpable.

Como complemento a este primer consejo, el economista dice que debemos conocer muy bien el banco con el que vamos a contratar, pues “ni todos son iguales, ni todos presentan los mismos riesgos”.

Formarse. En un mundo en el que economía se ha financiarizado hasta el extremo, es indispensable “adquirir una cierta cultura financiera de la que la mayoría de españoles carecemos porque el sistema educativo no nos la ha dado”. Una carencia por la que nos hemos convertido en ciudadanos inmaduros o, según el paralelismo utilizado por Monserrat, en “inocentes corderillos que entran por sí mismos en las sucursales”.

Por otra parte, “debemos asimilar que ‘papá’ Estado no tiene porqué estar siempre velando por nuestros intereses, aunque sea cierto que muchos ciudadanos han firmado la adquisición de productos complejos que no deberían vender a la ligera y a cualquier cliente sin tener ni idea de lo que le estaban metiendo entre las manos”.

La defensa mediante la buena praxis de la banca

Las recomendaciones dirigidas a los clientes no son suficientes para corregir las disfunciones provocadas en los últimos años con las hipotecas de riesgo y sobretasadas o con las participaciones preferentes, si antes no se elaboran “normas que provoquen que la banca vuelva a hacer las cosas como siempre las hizo”. Entre estas, Monserrat enumera cuatro fundamentales desde su punto de vista.

Ley de quiebra. Para que una mala praxis bancaria no represente un riesgo sistémico, es necesario “crear una normativa en la que se diga que si un banco va a la quiebra por su mala gestión no pueda ser rescatado con dinero público. Si esto sigue sucediendo, lo que haremos es dar incentivos a los directivos para que sigan arriesgándose”.

Asunción de responsabilidades. “La responsabilidad de la venta masiva de productos complejos a clientes con un perfil de ahorradores, de la quiebra de bancos o de actuaciones negligentes debe ser asumida. Los responsables, si realmente han tenido la culpa al engañar a los clientes, deben pagar con su patrimonio”.

Modelo de sucursal doble. Para Monserrat, todos los bancos deberían tener dos tipos de oficinas. Una para ahorradores, donde se otorguen créditos y se vendan productos financieros simples, y otra para inversores en las que se vendan productos de riesgo. Estas segundas “deberán estar más supervisadas y se debería exigir a los empleados un buen nivel formativo y una capacidad para asesorar alta”.

Ley de segunda oportunidad. Esta norma, dice el economista, “es básica para evitar que una familia no pierda su casa y que el banco no sufra demasiado las consecuencias. Esto debería hacerse a través de la ley concursal, en lugar de un código de buenas prácticas. De este modo, dependerá de la voluntad del juez y no del banco, como ya se hace en otros países. No puede ser que un juez esté incapacitado para paralizar una ejecución hipotecaria si hay indicios de cláusulas abusivas o de mala fe a la hora de vender un producto complejo o una hipoteca”.

“Las sucursales bancarias son tiendas en las que se venden productos financieros. Debemos darnos cuenta de ello y, por tanto, saber que cuando somos atendidos por un empleado de banca o por el director de la oficina no estamos delante de un asesor ni de un amigo, sino de un vendedor que actúa como tal”. Para saber cómo defendernos de la banca y, al menos, no salir perdiendo de nuestra relación económica con las entidades financieras, el primer consejo de Pau A. Monserrat, autor de La banca culpable (La esfera de los libros) es saber con quién estamos tratando.