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La causa secreta que hace que engordes y que debería conocerse
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LA SEROTONINA Y EL SOBREPESO

La causa secreta que hace que engordes y que debería conocerse

Pocas personas son conscientes de los efectos secundarios de los antidepresivos y otros fármacos similares, más allá de que pueden provocar somnolencia, cansancio y disfunciones sexuales.

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La causa secreta que hace que engordes y que debería conocerse

Pocas personas son conscientes de los efectos secundarios de los antidepresivos y otros fármacos similares, más allá de que pueden provocar somnolencia, cansancio y disfunciones sexuales. Sin embargo, el consumo de estos fármacos está asociado con una de las causas principales del aumento de peso, una consecuencia sobre la que apenas se ha investigado y de la que no suelen alertan ni psiquiatras ni nutricionistas. Unas conclusiones a las que ya llegó Lawrence Cheskin, director del Johns Hopkins Wieght Management Center, a finales de la década de los 90. Aunque las investigaciones sobre este tema tratan ahora de dilucidar si se trata de una causa directa de la medicación o si, más bien, se corresponden a los cambios alimenticios que suelen producirse al sufrir alteraciones en el estado de ánimo.

La mayoría de antidepresivos, que actúan directamente sobre los neurotransmisores del cerebro para aumentar la captación de serotonina y dopamina, así como los corticoides, acaban alterando los hábitos alimenticios. Al tratarse generalmente de tratamientos largos, el aumento de peso es lento pero progresivo, a lo que se une el sedentarismo causado por el estado emocional depresivo.

La causa es que todo ello actúa directamente sobre el metabolismo, pudiendo ralentizar sus procesos y alterando los depósitos de grasa en el cuerpo. Además, el cansancio que producen va en detrimento de la actividad física que realizamos. Según el informe de Cheskin, los fármacos antidepresivos que más aumento de peso provocan son aquellos con paroxetenina, sertralina amitripilina y mirtazapina, mientras que otros serían más neutrales, como los compuestos a base de bupropion y fluoxetina. Los antipsicóticos también estarían detrás del aumento de peso, principalmente los que contienen clozapina y olanzapina, pues todos ellos disparan el apetito.

La explicación a la que se alude para explicar esta relación es que los antidepresivos modifican el funcionamiento de la glándula tiroides debido a que causan una producción excesiva de la hormona insulina.

Medicina personalizada

Numerosos estudios científicos avalan esta tesis, aunque suelen ser cautos a la hora de establecer generalizaciones, pues sus efectos se asocian a la carencia de una hormona determinada (la FGF21). El hecho es que esta hormona, que se produce en el hígado, altera las fuentes de energía de azúcar y grasa, ayudando a reducir el peso, los niveles de colesterol y los lípidos. Según un estudio publicado en la revista Cell Metabolims y dirigido por la investigadora Eleftheria Maratos-Elier, los niveles de dicha hormona, que envía señales para quemar la grasa almacenada en el cuerpo, se elevan mediante una dieta rica en grasas y baja en carbohidratos.La mayoría de estos fármacos ralentizan el metabolismo y aumentan el apetito

Otros estudios más recientes aseguran que reducir de forma drástica el consumo de hidratos de carbono es contraproducente, excepto los que contiene la fruta, pues reducen la capacidad de segregar serotonina, que tiene un efecto saciante y frena el apetito. Según esta tesis, los carbohidratos complejos, como los que contienen los cereales integrales o la pasta, actúan directamente sobre el cerebro causando un supuesto efecto relajante.

Sin embargo, la versión más extendida entre los expertos en farmacología es que, en principio, los antidepresivos no tienen por qué engordar, y que estos efectos secundarios dependerán de cada persona y de cómo estas varíen sus hábitos alimenticios durante el proceso de medicación, según explica María Teresa Tejerina, doctora en Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid. Por otra parte, hay que ser conscientes de que no todo el mundo responde por igual a un mismo antidepresivo, por lo que la tendencia actual se centra más en una medicina personalizada y para ello existen distintas clases de fármacos para luchar contra la depresión, como los inhibidores, tricíclicos o antidepresivos de segunda generación.

Un círculo vicioso

Las carencias emocionales suelen convertirse en un círculo vicioso porque la ansiedad y el estrés nos llevan a comer más, mientras que el aumento de peso por estos hábitos puede hacer que la depresión aumente. Para evitar caer en esta dinámica se necesita un mayor esfuerzo para no picar entre horas, no caer en atracones de comida y mantener un régimen más equilibrado. Si a esto añadimos un descenso de la energía tras eliminar los carbohidratos de la dieta, como suelen recomendar la mayoría de ‘dietas antidepresivas’, junto al aumento del consumo de chocolate u otros supuestos potenciadores del estado de ánimo, entonces se cerrará este círculo vicioso que asocia la depresión con el sobrepeso. Además, la deficiencia de vitaminas, minerales y aminoácidos también contribuye a aumentar los desórdenes emocionales.La ansiedad y el estrés hacen que comamos más

Consumir ciertos alimentos asociados con la mejora del estado de ánimo como alternativa a los antidepresivos prescritos por el médico puede llegar a ser muy peligroso, además de que inevitablemente producirá un aumento de peso. Aunque existen suficientes evidencias científicas de que ciertas sustancias químicas presentes en el chocolate, las frutas con vitamina C o los frutos secos, estos nunca deben sustituir la depresión, pues se corre el riesgo de que estos estados de ánimo se hagan crónicos. Por otro parte, estos alimentos pueden sofocar la ansiedad inmediatamente después de consumirlos, pero al cabo de unas horas remitirá su efecto. Por tanto, estos fármacos siempre tendrán más beneficios que perjuicios para salud.

Los hábitos de vida saludables y la alimentación son claves para mantener una buena salud mental y prevenir los cuadros depresivos, pero no se ha demostrado que sirvan para contrarrestar estos estados mentales una vez que ya se están sufriendo.

Pocas personas son conscientes de los efectos secundarios de los antidepresivos y otros fármacos similares, más allá de que pueden provocar somnolencia, cansancio y disfunciones sexuales. Sin embargo, el consumo de estos fármacos está asociado con una de las causas principales del aumento de peso, una consecuencia sobre la que apenas se ha investigado y de la que no suelen alertan ni psiquiatras ni nutricionistas. Unas conclusiones a las que ya llegó Lawrence Cheskin, director del Johns Hopkins Wieght Management Center, a finales de la década de los 90. Aunque las investigaciones sobre este tema tratan ahora de dilucidar si se trata de una causa directa de la medicación o si, más bien, se corresponden a los cambios alimenticios que suelen producirse al sufrir alteraciones en el estado de ánimo.