Es noticia
"Trabajar tanto y tan rápido nos convierte en unos incompetentes"
  1. Alma, Corazón, Vida
GABRIEL GINEBRA DEFIENDE UNA GESTIÓN MÁS 'MINIMALISTA'

"Trabajar tanto y tan rápido nos convierte en unos incompetentes"

Las organizaciones empresariales españolas son, por lo general, “muy competentes y el ritmo de trabajo es alto, en ocasiones incluso demasiado, pero se han vuelto incompetentes

Foto: "Trabajar tanto y tan rápido nos convierte en unos incompetentes"
"Trabajar tanto y tan rápido nos convierte en unos incompetentes"

Las organizaciones empresariales españolas son, por lo general, “muy competentes y el ritmo de trabajo es alto, en ocasiones incluso demasiado, pero se han vuelto incompetentes hasta el punto de acabar estrellándose”. Una suerte de paradoja con la que Gabriel Ginebra, profesor de habilidades directivas y asesor de proyectos empresariales, sintetiza a El Confidencial su análisis sobre la realidad de las empresas españolas. La tesis de “la incompetencia surgida de la competencia” se desarrolla en su último libro El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo (Conecta), que le ha valido el galardón al Mejor Libro de Empresa de 2012 en la segunda edición de los Premios Know Square.

Desde una perspectiva crítica, pero también propositiva, Ginebra trata de revisar los principios que se han impuesto como normas y modelos en el mundo del management, así como romper moldes y mitos en torno a la organización, la eficiencia y la excelencia. Su mayor empeño: recuperar los principales valores de una empresa, basados en las personas que la integran.

El “reino de la incompetencia” tiene un marcado acento cañí, fruto de que “hemos llegado tarde y tenemos un ardor de adolescente, como si nos quisiésemos comer el mundo en dos días”, explica el profesor. Un error de partida sobre el que pocos se habían parado a reflexionar, y es que el nivel de aceleración existente ha generado directivos “atolondrados”, que tratan de hacerlo todo y lo más rápido posible. Unas ansias por las que Ginebra compara a ciertos responsables empresariales con “neófitos” que se lanzan a la primera de cambio a cualquier línea novedosa de negocio, cargando así a sus organizaciones con un ritmo de trabajo y un fraccionamiento de asuntos excesivos. Como consecuencia, apunta Ginebra, “los proyectos tardan más en consolidarse y la calidad de la gestión disminuye”.

Una gestión centrada en el protagonismo de todos los trabajadores

En base a esta realidad, que se ha demostrado inoperante, el profesor propone desacelerar las organizaciones y tender hacia una especie de minimalismo en la gestión. Ginebra lo denomina en su libro “operación bikini” y defiende la máxima de que menos es más. “Las empresas suelen contar con catálogos o líneas de producto demasiado extensas haciendo que se solapen programas de desarrollo, estrategias y paneles de calidad o se acumulen infinidad de sistemas de objetivos, lo que va en contra del sentido operativo. Hay que hacer menos para poder hacerlo mejor; es decir, reducir la organización a lo humanamente gestionable y a los trabajadores que la integran”, defiende el profesor.La ausencia de crítica no compensa a largo plazo, pues se puede incurrir en errores de bulto

La cabezonería también parece ser una característica propia de los líderes empresariales, lamenta Ginebra. La falta de autocrítica y el fomento de trabajadores ‘cabezacuadradas’ en las grandes empresas, que no contradigan a sus jefes y se limiten simplemente a realizar su función, conlleva diversos peligros. Christian Morel o Matt Alvenson, son algunos de los investigadores que han defendido esta misma tesis. El primero dio en llamarla teoría de las decisiones absurdas y, el segundo, teoría de la estupidez funcional, aunque guardan numerosos puntos en común.

Ginebra lo lleva al terreno español y en su afán propositivo anima a que los directivos se rodeen conscientemente de un equipo con personas críticas hacia su gestión. Algo que traslada incluso al terreno de los partidos políticos: “Si tuviesen trabajadores que fuesen del partido contrario seguro que cometerían menos errores y serían más funcionales”. La ausencia de crítica “no compensa” a largo plazo, se puede incurrir en errores de bulto al favorecer solamente las ideas que se quieren oír desde la dirección. El profesor llama a esta propuesta “el management con minúsculas”.

Una gran oportunidad para cambiar

Respecto a la situación económica que azota al país y que está provocando el cierre de una multitud de empresas, Ginebra es pesimista, pero al mismo tiempo señala que en toda crisis pueden surgir oportunidades. En este caso, para recapacitar e introducir cambios estructurales en las organizaciones. Por un lado, no atisba una pronta recuperación económica debido a que “se está haciendo un mal diagnóstico”. Como ejemplo, pone sobre la mesa las pautas básicas que se establecieron para recuperar la senda del crecimiento tras la Gran Depresión del 29, como el estímulo fiscal, la devaluación de las divisas o la inflación, y que “ahora se están incumpliendo todas sistemáticamente”.

Por otra parte, entiende que “cuando las cosas marchan tan mal se hace obligatorio argumentar mucho más las decisiones. Esto seguramente nos llevará a descubrir qué es lo que nos sobra”. Desde su punto de vista, se debe tender a no priorizar tanto en los conceptos macroeconómicos, “pues son indicadores que no responden a la realidad de la mayoría de empresas”, en favor del de los pequeños empresarios y autónomos con buenas ideas de negocio. Además, aboga por reducir la burocracia y las exigencias a los emprendedores, que terminan por fagocitar muchas e interesantes iniciativas empresariales.

Al fin y al cabo, Ginebra cree que son las iniciativas locales y familiares “las que nos sacarán adelante”. Pero primero, las administraciones deben ponerse a su servicio y, segundo, los sindicatos tienen que reinventarse para adaptarse a este nuevo paradigma económico, sentencia el profesor.

Las organizaciones empresariales españolas son, por lo general, “muy competentes y el ritmo de trabajo es alto, en ocasiones incluso demasiado, pero se han vuelto incompetentes hasta el punto de acabar estrellándose”. Una suerte de paradoja con la que Gabriel Ginebra, profesor de habilidades directivas y asesor de proyectos empresariales, sintetiza a El Confidencial su análisis sobre la realidad de las empresas españolas. La tesis de “la incompetencia surgida de la competencia” se desarrolla en su último libro El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo (Conecta), que le ha valido el galardón al Mejor Libro de Empresa de 2012 en la segunda edición de los Premios Know Square.