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“Lo importante en esta vida es no quedarte con ganas de nada”
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LOS LÍMITES DEL SEXO, SEGÚN CARMELA DÍAZ

“Lo importante en esta vida es no quedarte con ganas de nada”

Una cafetería, un hombre aburrido en busca de diversión, una mujer sin prejuicios y fascinada por ese hombre que la observa. Al instante, una mirada furtiva

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“Lo importante en esta vida es no quedarte con ganas de nada”

Una cafetería, un hombre aburrido en busca de diversión, una mujer sin prejuicios y fascinada por ese hombre que la observa. Al instante, una mirada furtiva entre ambos. Es el punto de partida de Pecados que cometimos en cinco islas (Editorial Sepha en papel, edición digital de Ediciones Tagus), el debut en la novela de Carmela Díaz, experta en comunicación, colaboradora de diversos medios y columnista de actualidad política. Es, como bien deja entrever su nombre, una novela erótica (aunque no únicamente). La premisa inicial es sencilla: a través de cinco viajes a cinco islas diferentes, la pareja explotará todas las posibilidades que el sexo les ofrece.

¿Por qué utilizar el desplazamiento a islas como Menorca, Lesbos o Venecia como hilo argumental? Porque esa fue la idea que impulsó a Díaz a escribir la novela, como señala a El Confidencial: “Todo surge de una conversación con un amigo, que me dijo la frase con la que comienza el libro: ‘en las islas parece que cuando te alejas, dejas en ellas lo vivido sin que te persiga’. Una frase muy literaria que daba pie a multitud de cosas, y también a una novela de tintes más eróticos”.

Hombres, mujeres y viceversa

Él es Rodrigo, un genio, un sátiro, un polemizador y una de las figuras más importantes de la literatura española. Ella es Jimena, una joven sin prejuicios, dispuesta a tomar la iniciativa, fascinada por Rodrigo pero lo suficientemente independiente para no dejarse dominar. Y poseedora de un cuerpo perfecto. Una de las peculiaridades del desarrollo de la novela es la alternancia entre ambos puntos de vista, el del hombre y el de la mujer, que, como señala la autora, ha atraído al público masculino, incluso de avanzada edad.

Escribir una novela erótica es como escribir sobre etarrasQuizá sea sencillo para una mujer penetrar en las fantasías femeninas, pero ¿ha tenido problemas para entrar en la cabeza de Rodrigo? “En realidad, no tuve ningún problema en definir cómo pensaba y cómo sentía, porque siempre he tenido amigos con los que he hablado sobre el tema. Sí me ha costado adaptarme al lenguaje masculino en lo que respecta al sexo, que es muy diferente al de la mujer”. Tanto más, cuando Rodrigo es una persona tan brillante. “Todas las personas, tanto hombres como mujeres, son muy parecidas en el ámbito de los sentimientos, más allá de su capacidad intelectual, sean genios o mediocres”.

¿Investigación o imaginación?

Que una mujer escriba una novela de estos tintes probablemente excite el interés de muchos hombres, que se acercarán a la narración intentando desentrañar qué parte pertenece a la ficción y cual, a la propia experiencia de la autora. Pero, como ya adelanta Díaz en la novela refiriéndose a la poetisa griega Safo (“los cotilleos de tercera a veces terminan eclipsando el arte”), es la investigación lo que ha dado lugar a Pecados que cometimos en cinco islas.

Jimena no está supeditada a Rodrigo porque en la vida real la mujer ya no está dominada por el hombre“Escribir una novela erótica es como escribir una novela sobre etarras. Yo no he matado a nadie, así que tendría que haber investigado, preguntado, escuchado… Con esta igual. Se obtiene información de todas partes, incluso de tu ámbito más cercano”. Sin embargo, hay detalles que llaman la atención al lector por su detallismo. Sólo alguien al que le haya ocurrido puede saber de primera mano que las esposas pitan en los controles de los aeropuertos. “Se suele decir mucho cuando te ha ocurrido a ti, pero no es verdad, ¡le ocurrió a un amigo en el aeropuerto de Barajas!”, se ríe Díaz cuando se saca a colación dicho episodio.

“Jimena no soy yo, pero se parece a mí”, concluye la autora. “He recibido muchas opiniones de mujeres que decían ‘oh, yo quiero ser como ella, por fin existe una heroína que no es sumisa ni borreguil’. Pero yo me rodeo de mujeres fuertes, independientes. Por decirlo de otra manera, mujeres con huevos”. Para la escritora, Jimena, una mujer que sabe lo que quiere, no es una excepción, sino una regla. “Jimena no está supeditada a Rodrigo porque en la vida real la mujer ya no está supeditada al hombre”.

Jimena, una mujer actual para el siglo XXI

Una de las sorpresas que Díaz afirma haberse encontrado tras la publicación del libro es la reacción del público frente a Jimena. “Me ha sorprendido que esa figura causase tanta fascinación, no entiendo por qué”, indica la autora. “Para mí, es imposible definir a una mujer contemporánea de otra manera. Es una mujer moderna, fuerte, que no se deja amedrentar. Como cualquiera de las mujeres que conozco. Yo, como mujer, no puedo escribir de la mujer en otros términos. Mis amigas y yo compartimos sus características, aunque es verdad que su punto perverso o macabro no lo compartimos”.

La novela erótica está llegando a un público más joven, como el de las universitariasLa transgresión es una de las temáticas más importantes a lo largo del libro, y Díaz opina que el sexo, a pesar de su constante presencia en la vida cotidiana, aún puede ser utilizado para romper las normas. “Lo importante de esta vida es no quedarse con ganas de nada, el único límite que existe es el que cada uno se pone a sí mismo”, indica. “No todo el mundo transgrede, una cosa es lo que la sociedad nos vende, y otra lo que la gente hace en su intimidad. Ojo, la transgresión no tiene por qué ser algo excesivo, es simplemente atreverse a hacer algo que no se había hecho antes. Es empujarse a uno mismo a hacer esas cosas que por carácter, miedo o lo que sea, te guardas. Incluso lo más inocente. La transgresión es una rebeldía contra uno mismo”.

Sin embargo, ¿no somos todos muy gallitos con lo que contamos a nuestros amigos y la imagen que damos a los demás? “Yo soy más de puertas hacia adentro, pero no de puertas hacia afuera”, se confiesa la autora. “Lo importante es que se disfrute de la sexualidad, incluso aunque sea inventándose historias que realmente no han ocurrido. Yo prefiero guardármelo y, en todo caso, comentarlo con mi pareja”.

Cincuenta islas a la sombra

La novela ha coincidido en el tiempo con el éxito de Cincuenta sombras de Grey (Editorial Grijalbo), una novela que Carmela Díaz admite no haber leído, y que se publicó cuando Pecados que cometimos en cinco islas ya había sido escrita y registrada. “Empecé a mover la novela cuando Grey comenzó a tener éxito y no puedo negar que eso me benefició a la hora de que las editoriales se interesasen por él. También para atraer a los lectores. Si todo el público de Grey va a leer la mía, pues encantada, aunque por lo que me han dicho, son completamente diferentes”, indica la autora reivindicando el origen español de esta.

 En opinión de Díaz, este fenómeno de la última temporada es una evolución de otro tipo de novelas destinadas al público femenino. “En mi opinión, la novela rosa y romántica siempre han existido, y puede ser que esos lectores estén redirigiéndose a la novela erótica. Además, recogiendo un público más joven, como el de las universitarias, que está encantado con la novela. Ha tenido detrás una alucinante campaña de marketing, pero es normal, tienes que vender lo que tienes”.

Un factor determinante para la irrupción de este tipo de obras es que, como señalan las estadísticas, las mujeres lean mucho más que los hombres. También, la repetición de la fórmula de éxito: “Esto ocurre cada vez que hay un boom semejante, salen un montón de réplicas. Pero si hay un público para ello, por qué no darle lo que quiere”. De lo que no hay ninguna duda es que esta tendencia ha revalorizado el papel de la mujer, tanto autora como protagonista, en un mundo copado por hombres. “Es una reivindicación de la figura femenina contemporánea. Quizá necesitemos más heroínas”.

Una cafetería, un hombre aburrido en busca de diversión, una mujer sin prejuicios y fascinada por ese hombre que la observa. Al instante, una mirada furtiva entre ambos. Es el punto de partida de Pecados que cometimos en cinco islas (Editorial Sepha en papel, edición digital de Ediciones Tagus), el debut en la novela de Carmela Díaz, experta en comunicación, colaboradora de diversos medios y columnista de actualidad política. Es, como bien deja entrever su nombre, una novela erótica (aunque no únicamente). La premisa inicial es sencilla: a través de cinco viajes a cinco islas diferentes, la pareja explotará todas las posibilidades que el sexo les ofrece.