6 lecciones sobre el éxito que aprendí anoche (y que todo profesional debe saber)

–Son mejores que Led Zeppelin. Y lo digo en serio.

Están tocando los Fleshtones, una banda que lleva en activo desde 1976. Sus miembros son supervivientes de una época en la que el rock and roll tenía mucha más presencia en los medios y en las listas de éxitos. Nunca llegaron a lo más alto, pero se granjearon un enorme capital simbólico a base de discos contundentes y de espectaculares directos. Nunca trascendieron el estatus de banda de club, pero son parte de esa pequeña historia del rock and roll que sólo es del todo conocida por sus aficionados más fieles, esos que están disfrutando que su actuación, y que afirman que hoy día son mejores que los Zeppelin y que  los Rolling Stones y que muchas otras bandas consagradas. Y lo son porque utlizan para su carrera unas cuantas constantes de las que cualquier profesional podría extraer buenas enseñanzas. Entre ellas:

La clave del triunfo es hacer lo que amas. La gran fuerza de la banda es escena es que se les nota que están disfrutando, lo que les diferencia de muchos otros grupos, que entienden sus giras como un simple trabajo. Puedes que sus miembros se lleven mejor o peor, pero sobre las tablas parecen uno. Se entregan al máximo, lo pasan bien y consiguen que su público lo pase tan bien como ellos. Y se nota también en su actitud frente a lo que es su trabajo. Tras una amplia gira por España, tenían un domingo libre. Y lo emplearon en regresar a Madrid para dar un nuevo concierto, en una sala más pequeña que en la que habían tocado apenas diez días antes y no para ganar más dinero. Sólo por placer.

Hay que comprometerse. Cuando eres una estrella, cuentas con dinero, medios y seguidores fieles que están dispuestos a alabar cualquier movimiento que hagas, todo se vuelve más sencillo. Sabes que vas a llenar los recintos, que el público te dará su calor y que, por poco que hagas, todo el mundo acabará contento. Cuando perteneces a una pequeña banda de gente mayor, el porcentaje de público dispuesto a perdonar los errores es mucho menor. Pero los Fleshtones no tienen problema en ese sentido. Su entrega al 100%, su profesionalidad y su vitalidad hacen que el espectáculo sea muchísimo más vivo que cualquier despliegue de grandes medios. En las distancias cortas está la verdad de las bandas, y ellos lo saben. Sin compromiso, es imposible estar tanto tiempo en activo.

Conocer el medio es crucial. Saben lo que quiere su público, pero no sólo les dan eso, les dan más. Tienen claras cuáles son las claves para que las cosas funcionen, y las llevan a efecto, pero no se contentan con repetir los trucos que alguna vez les han salido bien. Podrían elegir un repertorio más popular o sacar más provecho a las versiones de otras bandas, podrían tocar temas más conocidos o insistir más en las canciones más pegadizas. En lugar de eso, ofrecen un show medido, pero en el que siempre hay lugar para lo improvisado. Mezclan lo que funciona con cosas nuevas, y acaban sorprendiendo a sus seguidores.

La edad sirve. Y mucho. Hay una habitual desconfianza que circula alrededor de los profesionales cualificados cuya edad sobrepasa los 45 años, de quienes se dice que se han acomodado y tienen grandes dificultades de adaptación a los nuevos tiempos. El ámbito de la música popular sería un espacio en el que este tipo de reticencias tomarían cuerpo con enorme frecuencia, ya que el rock and roll es música juvenil cuyas intérpretes suelen dar el máximo de sí cuando son jóvenes, momento a partir del cual tratan de vivir de los réditos que obtuvieron en sus primeras y más brillantes etapas. En este entorno, los profesionales que no quieren actualizarse, que continúan haciendo lo mismo de siempre a pesar de que los tiempos han cambiado, son de lo más común. Los Fleshtones demuestran, sin embargo, que tales prejuicios son absolutamente prescindibles: la experiencia sirve para mejorar, para incorporar cosas nuevas a tu forma de hacer y para conocer esos pequeños detalles que hacen que los resultados de tu trabajo sean mucho mejores.

Sin rentabilidad no hay nada que hacer. Llevan más de treinta años haciendo música porque han aprendido cómo sacar réditos a su trabajo. En nuestra época, es demasiado habitual que toda clase de profesionales presten sus servicios a cambio de cantidades irrisorias, cuando no gratis, lo cual es un gran error si se quiere avanzar profesionalmente. Dedicarte a lo que te gusta sólo en tus ratos de ocio o empleando tiempo de tu vida privada no es el mejor camino para convertirte en un mejor profesional. Quien quiera crecer tiene que dedicarse a ello a tiempo completo, y eso supone que se tienen que generar los ingresos necesarios. Y esa es la primera tarea del profesional, saber cómo ganar dinero con lo que te gusta.