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De la 'estética de la represión' a la 'nostalgia por las ocasiones perdidas'
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ESPAÑA, RETRATADA EN 10 PELÍCULAS

De la 'estética de la represión' a la 'nostalgia por las ocasiones perdidas'

Perseguido por una leyenda negra de la que ni siquiera las manifestaciones culturales más modernas parecen poder escapar, el cine español sigue siendo un gran desconocido

Foto: De la 'estética de la represión' a la 'nostalgia por las ocasiones perdidas'
De la 'estética de la represión' a la 'nostalgia por las ocasiones perdidas'

Perseguido por una leyenda negra de la que ni siquiera las manifestaciones culturales más modernas parecen poder escapar, el cine español sigue siendo un gran desconocido en nuestro país, cuando no directamente objeto de burla y desprecio. Con el objetivo de “defender, a pesar de todo, el legado artístico y cultural del cine español”, Vicente J. Benet, profesor de la Universidad Jaume I de Castellón y autor de La cultura del cine acaba de editar El cine español. Una historia cultural (Paidós Comunicación), un repaso a la historia del cinematógrafo en nuestro país que abarca de la primera proyección realizada por los hermanos Lumière en la madrileña Carrera de San Jerónimo hasta las últimas decisiones políticas adoptadas por el PP que parecen acabar con “la tradicional política de subvenciones e intentar nuevas fórmulas como el mecenazgo y los incentivos fiscales”. Con motivo de la edición del volumen, seleccionamos diez películas que han definido la historia de nuestro país al mismo tiempo que ayudaban a cambiarlo.

L’hereu de Can Pruna de Segundo de Chomón (1904)

Es una película muy interesante porque revela cómo se estaba recibiendo el cine en España en esas fechas tan tempranas. Existe una influencia directa de las películas que se estaban haciendo en Estados Unidos con el mismo esquema: una persecución a un personaje que huye, la celebración del cuerpo en movimiento, los batacazos, etc. Además, toma ideas directas de una película americana, lo que nos muestra la internacionalización del cine desde sus inicios y cómo lo que funciona se imita.

La aldea maldita de Florián Rey (1930)

Está considerada como la película más importante del cine mudo español. Lo curioso es que es arcaizante, porque se rueda en 1930 cuando el sonido ya se ha extendido internacionalmente, ya que en España aún no ha llegado dicha tecnología. Es importante porque supone para el cine español la destilación de todas las corrientes estéticas y estilísticas del cine mudo, como las alemanas, americanas o francesas de los años 20, que se recogen en esta película.

Rojo y negro de Carlos Arévalo (1942)

Es una película curiosa, porque es una película política, declaradamente falangista y muy ideológica en un régimen en el que la política no era una prioridad. Franco solía decir que él no se metía en política. Lo que intentó fue crear un régimen dictatorial, inspirado en iconografía típica fascista de los años 30, pero no ideológico o doctrinario. Lo llamativo es que Rojo y negro responde a las visiones totalitarias de los años 30 y estilísticamente recoge algunas soluciones modernas, incluyendo planos de El acorazado Potemkin (Sergei M. Eisenstein, 1925). Tiene un planteamiento muy político e intenta encontrar soluciones muy modernas: en ese sentido, es una rareza.

Locura de amor de Juan de Orduña (1948)

La película más vista en España durante los años cuarenta, que simboliza esa visión del pasado que la dictadura busca en los precedentes de la Historia para justificar su existencia. Pero también revela una serie de cuestiones que me parecen interesantes, como que muchas de esas películas de éxito de esa época fueron protagonizadas por mujeres fuertes. El personaje principal es Juana la Loca, una mujer fuerte y pasional, donde encontramos algo típico de este cine histórico: amoríos, adulterios, un larvado erotismo… Es un cine que está construyendo un imaginario que llega a las mujeres, como espectadoras. Para ser la película más vista de la década necesitó que muchas mujeres convenciesen a sus maridos para ir a verla.

Como película que dispara el cine de autor en los sesenta, es clave. Es una rareza porque un director muy significado políticamente vuelve del exilio a hacer una película que termina convirtiéndose en un gran escándalo. Mientras Buñuel está aquí haciendo su película, los aspirantes a cineastas como Basilio Martín Patino o Carlos Saura están siguiendo las palabras del maestro con absoluta devoción, y para la definición de la autoría en España esta presencia de Buñuel es fundamental.

El espíritu de la colmena de Víctor Erice (1972)

Voy a utilizar un término que se suele aplicar al cine de Elías Querejeta, que es el de la “estética de la represión”, que es este cine de finales del franquismo, como el de Carlos Saura, pero también Erice, donde se nos muestraas historias familiares con figuras paternas controladoras, agobiantes o muy presentes que elaboran relatos muy metafóricas, y que intentan trasladar a esos ambientes de familias traumatizadas un retrato de la España del momento. Es la mejor película producida de Querejeta, donde se utilizan parábolas sobre la familia y la figura paterna como referencia a la sociedad española del momento.

Asignatura pendiente de José Luis Garci (1977)

Es una película de contexto, que intenta durante la Transición hacer una lectura de ese proceso de liberación que se produce tras la muerte de Franco, tanto político como sexual. Toda esa liberación se reinterpreta desde la nostalgia, sobre todo desde la nostalgia por las ocasiones perdidas, del tiempo que no se puede recuperar. Mucha gente se sintió identificada con ese tipo de discursos, como también lo hizo con El desencanto (Jaime Chávarri, 1978), donde las ilusiones del pasado no iban a encontrar plasmación en la sociedad del futuro.

Es una película que condensa esa energía que se está larvando en la contracultura de la España de finales de los 60 y los 70, ese mundo undeground y marginal que cristaliza en 1980 con esta película y Pepi, Luci Bom y otras chicas del montón (Pedro Almodóvar), películas donde esa base marginal da el paso hacia la comercialización, un elemento esencial para la configuración de la Movida y la modernidad.

Carne trémula de Pedro Almodóvar (1997)

Es la única película de Almodóvar que tiene declaraciones evidentes de tipo político, sobre todo, una defensa de la Transición. Además, sabe construir iconográficamente una serie de conflictos que tienen que ver con la convivencia de la modernidad y la realidad más negra de la sociedad española. Lo plasma perfectamente en esa chabola donde vive uno de los personajes, que está justo debajo de las Torres Kio de Madrid, un contraste entre los dos mundos que están coexistiendo. Es un película muy sensible a ese salto que se produce a la modernidad en España, con la referencia a los Juegos Paralímpicos de Barcelona, donde también se muestra la parte de detrás del decorado, la de las chabolas y la vida marginal.

Balada triste de trompeta de Álex de la Iglesia (2010)

Sigue una moda muy instaurada en el cine español desde los noventa, que es intentar repensar el pasado –antes la Guerra Civil y ahora el franquismo y la Transición–, algo que no ocurre sólo en el cine (también en televisión, como con Cuéntame) y otras obras vinculadas a la relectura del pasado. Balada triste de trompeta encaja de una manera bastante interesante en esos debates vigentes sobre el valor de la Transición y cómo gestionó el pasado.

¿Qué nos depara el futuro?

No pasa únicamente por estas grandes películas de las que hemos hablado o por las premiadas en festivales internacionales o celebradas por los críticos, sino que hay un futuro que se trabaja en documentales artesanos, películas dirigidas más a museos que a las grandes salas, porque hace años que el cine ya no es el medio más importante de construcción de los imaginarios en los que se reconoce una sociedad. El cine lo tendremos que ir a buscar a espacios más selectos, quizá más pequeños: museos, Filmotecas, o incluso Internet, destinado para públicos específicos. Lo que vamos a seguir entendiendo cine español no es solo Juan Antonio Bayona o Alejando Amenábar, y su revitalización va a venir de esos canales marginales. Ejemplo de ello son José Luis Guerín, Albert Serra, Isaki Lacuesta o Mercedes Álvarez, estos cineastas que intentan observar nuestro mundo, trascenderlo y construir imágenes que nos reten y nos hagan pensar e imaginar de otra manera.

Perseguido por una leyenda negra de la que ni siquiera las manifestaciones culturales más modernas parecen poder escapar, el cine español sigue siendo un gran desconocido en nuestro país, cuando no directamente objeto de burla y desprecio. Con el objetivo de “defender, a pesar de todo, el legado artístico y cultural del cine español”, Vicente J. Benet, profesor de la Universidad Jaume I de Castellón y autor de La cultura del cine acaba de editar El cine español. Una historia cultural (Paidós Comunicación), un repaso a la historia del cinematógrafo en nuestro país que abarca de la primera proyección realizada por los hermanos Lumière en la madrileña Carrera de San Jerónimo hasta las últimas decisiones políticas adoptadas por el PP que parecen acabar con “la tradicional política de subvenciones e intentar nuevas fórmulas como el mecenazgo y los incentivos fiscales”. Con motivo de la edición del volumen, seleccionamos diez películas que han definido la historia de nuestro país al mismo tiempo que ayudaban a cambiarlo.