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Fiestón 'in your face': la venganza más cruel según un inversor de Wall Street
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A SU EXEMPRESA: "NO HABRÍA CONSEGUIDO ESTO SIN TI"

Fiestón 'in your face': la venganza más cruel según un inversor de Wall Street

La venganza mejor es la que tus enemigos se ven obligados a presenciar. Así lo debió pensar El Papa o El padrino, sobrenombres con los que

Foto: Fiestón 'in your face': la venganza más cruel según un inversor  de Wall Street
Fiestón 'in your face': la venganza más cruel según un inversor de Wall Street

La venganza mejor es la que tus enemigos se ven obligados a presenciar. Así lo debió pensar El Papa o El padrino, sobrenombres con los que se conocía a Jeffrey Gundlach, exCEO del prestigioso fondo de inversión  TCW, que fue fulminantemente despedido por su empresa hace tres años y que ahora se ha tomado cumplida revancha. Su salida de la empresa fue sonada: no sólo le escoltaron fuera del edificio sin ninguna contemplación, sino que registraron a fondo su oficina y encontraron un montón de artefactos sexuales y drogas varias, según aseguraron los abogados de TCW, tanto en el momento del despido como con ocasión del subsiguiente juicio.

El asunto de fondo, no obstante, no era “el comportamiento personal errático e inadecuado” del entonces CEO, sino  la creación de su propia compañía aprovechando las bases de datos de TCW, incluidas las de los clientes.

Remitieron correos electrónicos a excompañeros para avisarles de la fiesta

La firma de inversiones aseguró que el robo de secretos comerciales y de información confidencial suponía no sólo un acto de competencia desleal, sino una enorme traición por parte de Gundlach a la confianza depositada en él por su antiguo empleador y por sus inversores. El directivo argumentó que todo era una simple conspiración tejida para derrocarlo y poder prescindir de sus elevados honorarios sin tener que recurrir a la cláusula indemnizatoria de su contrato.

Gundlach salió de la compañía con todo el ruido público del mundo y con la imagen muy deteriorada, pero también con parte de la plantilla de TWC y muchos de sus clientes, que decidieron seguir a El Papa en su nueva trayectoria profesional.

Metiendo el dedo en el ojo

Muchos enfrentamientos y algún juicio después, en los que se han reclamado 375 y 500 millones de dólares respectivamente,  y en el que se ha llegado a un acuerdo que no ha sido hecho público, Gundlach está al frente de una nueva compañía, Double Line, que le está generando numerosos ingresos.

Para celebrar los buenos resultados, y para meter más el dedo en el ojo de su antigua firma, organizó una fiesta de Navidad para los empleados de Doubleline en un restaurante, de nombre Magnolia, ubicado en el vestíbulo del edificio de TCW en Los Ángeles, paso obligado para quienes iban desde las oficinas de TCW hasta el garaje en busca de su automóvil.

Hubo champán a mansalva en cuya etiqueta podía leerse 'DoubleLine, 50 mil millones de dólares'

Gundlach celebró una fiesta de venganza “in your face”, por utilizar una expresión típica de los estadounidenses, y lo hizo de la manera más ruidosa posible. Comenzó a media tarde, duró hasta bien entrada la noche, y en ella hubo camisetas y pastel conmemorativo con referencias a TCW, música seleccionada con toda la mala leche posible y champán a mansalva en cuya etiqueta podía leerse “DoubleLine, 50 mil millones de dólares”. Algunos empleados de Gundlach se aseguraron de que en su antigua casa se iban a enterar de la fiesta, porque remitieron correos electrónicos a excompañeros con frases como “No podía haberlo hecho sin ti”. A pesar de ello, algunos empleados actuales de TCW, ya que les pillaba a mano, se pasaron por la fiesta a tomar algo con sus colegas, en un ejercicio de buen perder.

Con esta peculiar exhibición, Gundlach quiso poner el colofón vengativo a tres años de peleas jurídicas y económicas de las que parece haber salido bien librado.

La venganza mejor es la que tus enemigos se ven obligados a presenciar. Así lo debió pensar El Papa o El padrino, sobrenombres con los que se conocía a Jeffrey Gundlach, exCEO del prestigioso fondo de inversión  TCW, que fue fulminantemente despedido por su empresa hace tres años y que ahora se ha tomado cumplida revancha. Su salida de la empresa fue sonada: no sólo le escoltaron fuera del edificio sin ninguna contemplación, sino que registraron a fondo su oficina y encontraron un montón de artefactos sexuales y drogas varias, según aseguraron los abogados de TCW, tanto en el momento del despido como con ocasión del subsiguiente juicio.