“En la ciencia no hay discusión: hay vida humana desde que el embrión existe”
¿Puede la ciencia ayudar a responder los dilemas éticos que se plantea la sociedad contemporánea? La directora de la Cátedra de Bioética Jérôme Lejeune, la doctora
¿Puede la ciencia ayudar a responder los dilemas éticos que se plantea la sociedad contemporánea? La directora de la Cátedra de Bioética Jérôme Lejeune, la doctora Mónica López Barahona, está convencida de que sí y, de hecho, cree que los avances en la investigación sobre todos los temas sensibles de la medicina y la biología actual han avanzado hasta un punto en que la moral y la ciencia pueden ir de la mano sin perjuicio de una u otra.
La cátedra acaba de publicar en España un Manual de Bioética para Jóvenes que, según ha explicado la doctora López a El Confidencial, pretende dar una respuesta sencilla a las preguntas que pueden surgir entre los adolescentes sobre temas como la píldora del día después, el uso de embriones humanos para investigación, la fecundación in vitro, o la eutanasia. La doctora explica que “el manual está basado en datos científicos objetivos”. Pero, ¿realmente hay un consenso científico sobre estos temas? López asegura que sí, y el ejemplo más claro es el relativo al aborto: “La ética no puede dar juicios de valor sobre algo que no plantea la ciencia, pero los datos de la ciencia son indiscutibles. Hay vida humana desde que el embrión existe como tal. Lo que pasa es que esta información se toma luego de un lado o de otro. La discusión empieza desde que valoramos si el ser humano puede tener disponibilidad sobre otra vida humana o si vale más la vida de la madre que la del niño. Ahí está la discusión, pero que el embrión es vida humana no es discutible. Eso es el tipo de datos objetivos que pretende ofrecer el manual”.
En opinión de López ha habido mucha desinformación en cuestiones bioéticas. Un ejemplo claro, cuenta, es todo el desconocimiento que existe en torno a la píldora del día después: “Cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. aprobó el uso de la píldora del día después explicó que esta tiene un posible efecto abortivo. Los jóvenes tienen derecho a saber que esto es así, pero se ha intentado ocultar sistemáticamente”.
El eterno conflicto entre religión y ciencia
La doctora López además de dirigir la cátedra de bioética, es miembro del consejo directivo de la Pontificia Academia para la Vida, una organización dependiente del Vaticano que Juan Pablo II fundó para “promover el estudio y el progreso de las ciencias sociales, económicas, políticas y jurídicas a la luz de la doctrina social de la Iglesia”. La ciencia y la religión tienen una larga historia de enfrentamientos que, lejos de solucionarse, han seguido agravándose en el tiempo. López insiste, sin embargo, en la idea de que la ciencia no tiene porque entrar en contradicción con las doctrinas de la Iglesia. En su opinión, la problemática sobre el aborto, es un buen ejemplo de esto: “Lo que en materia de origen de la vida pone de manifiesto la ciencia está en consonancia con el magisterio de la Iglesia Católica. Pero eso no impide que una persona no creyente, al margen de un sentimiento religioso, sea consciente de que, según dice la ciencia, cuando se aborta se está eliminando una vida humana”.
Si aceptamos que sin conciencia no hay vida humana es que tampoco existe cuando dormimos o cuando nos anestesian¿Por qué hay, entonces, tantos científicos a favor del aborto? López cree que estos no se cuestionan si existe vida humana o no, sino que, existiendo vida, esta debe estar a nuestra disposición. Y eso, cuenta, no es una discusión científica, es moral o social. Muchos científicos, en cualquier caso, no piensan lo mismo. Es el caso de Daniel Bor, doctor en neurología cognitiva por la Universidad de Cambridge, que en una reciente entrevista en este periódico, aseguraba que es imposible que la conciencia, al menos en una forma que podamos reconocer como humana, aparezca hasta las 33 semanas de embarazo. Por tanto existe vida, pero no está tan claro que el feto pueda considerarse hasta entonces un ser humano. Ante este tipo de argumentos López defiende su postura con contundencia: “Esta es una cuestión que se plantea habitualmente. Si aceptamos que sin conciencia no hay vida humana es que tampoco existe cuando dormimos o cuando nos anestesian. No es un argumento que se pueda sostener con rigor científico. Otra cuestión diferente es que el feto adquiera todas sus características plenamente humanas a partir de un punto, y que haya quien piense que la vida es disponible hasta ese punto. Pero es un razonamiento que entra en otro plano de discusión”.
A vuelta con las leyes
En el prólogo del manual, Jean-Marie Le Mene, presidenta de la Fundación Jérôme Lejeune, deja clara su postura frente al derecho a elegir: “Oiréis también hablar de elección. ¿Pero de qué se habla? ¿Qué significa el poder sobre la vida y la muerte de alguien porque la ley lo permite? Lo que es legal no es necesariamente justo. Y las leyes injustas no son leyes”.
Para López, la legislación española respecto al aborto o la reproducción asistida adolece de varios errores científicos y no es rigurosa, por ello –y debido al poco interés que, asegura, tiene el asunto para los adolescentes– han decidido no hablar de ello en el manual. Al margen de esto, en su opinión urge que el Gobierno cambie la ley del aborto en España: “Tenemos 100.000 abortos al año. Se está entendiendo éste como una forma de anticoncepción. Pero es un drama, no sólo para la vida que se elimina, también para la mujer que toma una decisión como esa con 12 años. Hay una voz unánime sobre el que aborto es la peor opción, y el sentido general apunta a rebajar esa cifra. Por otro lado nuestro país tiene larguísimas listas de espera para adoptar. Se podría agilizar la cuestión por esta vía”.
En su opinión, hay cuestiones sobre las que se puede llegar a un consenso en materia legislativa, tanto en lo que refiere al aborto, como en lo relativo a los “bebés medicamento”, cuya eficacia según López no llega al 1%, y existe una alternativa que funciona como es la sangre de cordón umbilical. “Son cuestiones donde los distintos puntos de vista se van a tocar”, asegura. Otro tema distinto es el de la fecundación in vitro donde, reconoce, no es tan sencillo que se llegue a un consenso social.
Según la doctora, en cualquier caso, lo que hay que distinguir son las motivaciones religiosas de las puramente éticas que, según ella, son las que puede compartir todo el mundo. Al final, cuenta López, no es una cuestión de creencias, pues todos pueden saltárselas: “Hay personas ateas en contra del aborto y católicos que han abortado. Son cuestiones distintas”.
¿Puede la ciencia ayudar a responder los dilemas éticos que se plantea la sociedad contemporánea? La directora de la Cátedra de Bioética Jérôme Lejeune, la doctora Mónica López Barahona, está convencida de que sí y, de hecho, cree que los avances en la investigación sobre todos los temas sensibles de la medicina y la biología actual han avanzado hasta un punto en que la moral y la ciencia pueden ir de la mano sin perjuicio de una u otra.