Es noticia
“Sólo quedará uno de vosotros”: así se competía a muerte en Goldman Sachs
  1. Alma, Corazón, Vida
LA HISTORIA OCULTA DE WALL STREET

“Sólo quedará uno de vosotros”: así se competía a muerte en Goldman Sachs

El 14 de marzo de este mismo año, una columna de opinión publicada en las páginas de The New York Times sacudió los cimientos del mundo

Foto: “Sólo quedará uno de vosotros”: así se competía a muerte en Goldman Sachs
“Sólo quedará uno de vosotros”: así se competía a muerte en Goldman Sachs

El 14 de marzo de este mismo año, una columna de opinión publicada en las páginas de The New York Times sacudió los cimientos del mundo financiero de Wall Street y, en concreto, de Goldman Sachs. Nunca nadie había cargado con tanta furia contra la firma como Greg Smith hizo en el artículo, llamado Por qué me marcho de Goldman Sachs. Smith no era un trabajador cualquiera enfadado con sus compañeros, sino director ejecutivo y responsable de derivados en Europa, Oriente Medio y África, por lo que sus palabras calaron rápidamente entre el gran público.

Apenas siete meses después, Smith vuelve a la carga y publica un libro donde profundiza en su experiencia de doce años en la compañía, que detalla desde sus primeros pasos como interno a sus últimos años en puestos de gran responsabilidad. El título no conduce a la confusión: Why I Left Goldman Sachs: A Wall Street Story (Grand Central Publishing), es decir, Por qué abandoné Goldman Sachs, donde lo único que cambia respecto al artículo original es el tiempo verbal. Uno de los principales señalados es el presidente de la compañía, Gary Cohn, al que Smith acusa de haber perdido de vista la reputación de la firma que dirige. Pero también lo es todo un sistema dedicado a “estafar al cliente” y donde el trato de los novatos era “inmediatamente degradante”, en el que se entraba a trabajar a las cinco y media de la mañana, cada cual había de cargar su propio taburete (no había sillas para todos) y tan sólo uno de cada 45 trabajadores continuaba en la firma tras una competición salvaje entre compañeros.

El interés del cliente sigue marginándose frente a los intereses económicos de la compañíaNo se puede negar que la jugada le ha salido redonda a Smith. No tan sólo ha sido reconocido como un héroe al plantar cara a una de las compañías más poderosas del planeta, sino que también se ha embolsado una buena cantidad por ello. Smith recibirá alrededor de un millón y medio de dólares a cambio de la publicación del libro que saldrá al mercado americano este próximo lunes 22 de octubre, después de una disputada subasta entre diferentes editoriales por los derechos de la obra. La rentabilidad de la obra, que ya ha sido comparada antes de su publicación con El póquer del mentiroso (Alienta) de Michael Lewis, está casi garantizada: al fin y al cabo, el artículo original consiguió tres millones de visitas apenas un día después de su publicación, y poco después, Goldman Sachs perdería más de dos mil millones de dólares. 

El desencuentro entre Wall Street y Main Street

Aún se desconoce el contenido de la mayor parte del libro (que cuenta con 288 páginas, una cifra que no está nada mal para haberse escrito en menos de seis meses), aunque a juzgar por el adelanto del primer capítulo en el que cuenta cómo fue su primer día de trabajo en la compañía, Smith no va a dejar títere con cabeza, a pesar de que alguno de los que han tenido acceso al libro aseguran que “no es simplemente una polémica aleccionadora”. Al fin y al cabo, se trata de la persona que señaló sin pudor que para los directores comerciales de la firma, los clientes eran meros “títeres”, prestos a ser estafados. Como Smith señalaba en el artículo de The New York Times, “por decirlo llanamente, el interés del cliente sigue marginándose frente a los intereses económicos de la compañía”.

Llamadme anticuado, pero no me gusta vender a los clientes un producto que sé que es malo para ellosLa primera parada en su camino promocional será este mismo domingo en horario de prime time, cuando aparezca como invitado especial en 60 Minutes, uno de los programas más importantes de la televisión americana, y en el que será entrevistado por Scott Pelley. Hasta el momento, y probablemente debido a las exigencias contractuales de su libro, Smith había mantenido un silencio absoluto en sus apariciones públicas. Por ahora, se sabe que uno de los puntos criticados por el escritor será la “cultura ultracompetitiva” de la firma donde el trabajador ha de luchar encarnizadamente pro su propio estatus. Smith cuenta cómo los internos que acababan de llegar a la firma tenían que cargar con ellos una banqueta ya que no había sillas suficientes para todos, lo que servía para diferenciar a los novatos de los seniors.

El editor de la obra, Jamie Raab, señalaba en una nota de prensa que “mucha gente en Main Street desconfía de Wall Street en estos momentos, aunque muy pocos pueden señalar por qué exactamente. El relato de Greg Smith de sus años en Goldman Sachs promete hacer exactamente eso”. Seguramente ahí se encuentre la clave del éxito del libro de Smith, en poner de manifiesto los problemas de un sistema que se considera injusto en términos abstractos, pero que es demasiado hermético como para conocer de primera mano en qué se traduce exactamente. En ese sentido, dos son las grandes críticas que Smith realiza sobre la que ya es su antigua empresa: por una parte, la explotación que del cliente se realiza con el objetivo de maximizar los beneficios, sin preocuparse por el interés de estos. “Es lo que se llama cazar elefantes”, señalaba Smith en el artículo del diario estadounidense. “Es decir, tienes que conseguir que tus clientes (algunos de los cuales saben sobre el tema, pero otros no) lleven a cabo las operaciones que otorguen el mayor beneficio a Goldman. Llamadme anticuado, pero no me gusta vender a los clientes un producto que sé que es malo para ellos”.

El ambiente es más destructivo y tóxico que nuncaEn segundo lugar se encuentra la opresiva cultura de una empresa fuertemente jerarquizada que desdeña a los más jóvenes, que se sienten en muchos casos marginados. “Según el estilo del personal al cargo, las reuniones podían llegar a ser brutales. Siempre eran intensas”, señala el autor, que relata en estas primeras páginas del libro cómo un joven que se equivocó al comprar el almuerzo de su jefe –equivocó el sándwich de queso cheddar solicitado por una ensalada– recibió una mirada asesina por parte de su superior después de que este tirase la comida no deseada a la basura sin pronunciar ninguna palabra, uno de los recuerdos más vívidos de su primer día la compañía.  

El peor de los tratos

¿Pero cómo han recibido sus compañeros la noticia? El presidente de Goldman Sachs, Gary Cohn, señalaba en Bloomberg que leería el libro sin mayor problema, aunque seguramente no se muestre muy feliz ante afirmaciones como “el ambiente es más destructivo y tóxico que nunca”, “si eres un alienígena de Marte y te sientas en cualquiera de esas reuniones, pensarías que el éxito de un cliente nunca forma parte del proceso” o la referencia a los “extenuantes procesos de selección”, que podían encontrarse en el artículo original. “Me marché cuando me di cuenta de que no podía mirar a los ojos a los jóvenes y decirles que esta era una buena firma para trabajar”, aseguraba Smith en aquel texto de marzo. Más contundente fue David Wells, portavoz de la firma, que señalaba que “todos los días, cualquier profesional joven, decide replantearse su carrera o hacer otra cosa. Que los demás juzguen si la decisión de Smith tiene un interés único”.

No es el único hombre del mundo de los negocios que ha salido del armario en los últimos meses. Este mismo año, Joshua M. Brown hacía lo propio cuando, en una línea semejante a Smith, señalaba que su compañía no estaba ocupándose del cliente sino de sus propios intereses, lo que le había llevado a dimitir. ¿Lo más divertido de todo? Que Brown se ha mostrado particularmente crítico con el trato editorial cerrado por Grand Central Publishing, al señalar en Twitter: “¿el peor trato de 2012? No es la Ballena de Londres, sino la editorial que ha pagado un millón y medio de dólares a Greg Smith por esto”.

El 14 de marzo de este mismo año, una columna de opinión publicada en las páginas de The New York Times sacudió los cimientos del mundo financiero de Wall Street y, en concreto, de Goldman Sachs. Nunca nadie había cargado con tanta furia contra la firma como Greg Smith hizo en el artículo, llamado Por qué me marcho de Goldman Sachs. Smith no era un trabajador cualquiera enfadado con sus compañeros, sino director ejecutivo y responsable de derivados en Europa, Oriente Medio y África, por lo que sus palabras calaron rápidamente entre el gran público.