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Porn in the USA: la prohibición de la pornografía, clave de las presidenciales
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LA INDUSTRIA AMERICANA MUEVE MILES DE MILLONES

Porn in the USA: la prohibición de la pornografía, clave de las presidenciales

Nadie lo esperaba, pero es posible que el porno ocupe un lugar de privilegio en la campaña por las presidenciales estadounidenses que decidirá si el demócrata

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Porn in the USA: la prohibición de la pornografía, clave de las presidenciales

Nadie lo esperaba, pero es posible que el porno ocupe un lugar de privilegio en la campaña por las presidenciales estadounidenses que decidirá si el demócrata Barack Obama renueva su mandato o si será el republicano Mitt Romney el nuevo inquilino en la Casa Blanca. En la línea de otras polémicas decisiones tomadas a cabo por el partido conservador, este martes se decidirá si se aprueba el documento desarrollado por la plataforma republicana, “una declaración de principios no vinculante” en la que se condenan explícitamente todas las expresiones de la pornografía, y se solicita “una persecución sin piedad” de la misma. En concreto, la afirmación que se puede leer en el documento es que “las leyes actuales sobre todas las formas de pornografía y obscenidad deben ser vigorosamente reforzadas”, como informaba Reuters. Esto se puede traducir en el bloqueo generalizado de material pornográfico en la red y la persecución criminal de sus productores.

La legislación americana no traza una frontera clara entre lo aceptable y lo ilegalLa iniciativa parte de una organización sin ánimo de lucro denominada Morality In Media, cuyo presidente (y oficial del Departamento de Justicia) Patrick Trueman señaló el pasado mes que la presidencia de Romney sería “vigorosa” en lo que respecta a su permisividad hacia la pornografía. Ahora se publica una nueva nota de prensa en la que señalan que su enemigo ya no es sólo “la pornografía infantil”, sino “todos los tipos de pornografía y obscenidad” que “violan las leyes federales actuales”. Patrick Trueman  es uno de los activistas anti-pornografía más visibles en los medios norteamericanos, y afirmó recientemente que la pornografía está perjudicando seriamente a toda una generación de jóvenes, víctimas de “disfunciones sexuales originadas por el porno”, tal y como señaló en una entrevista con Jen Bendery del Huffington Post.

Todo señala que Romney coincide en un alto grado en sus postulados con Trueman y sus adláteres: en una entrevista con la propia organización Morality In Media, señaló que se mostraba a favor del “refuerzo estricto de las leyes sobre obscenidad de nuestro país, así como de la promoción de los mecanismos parentales de control que protegen a nuestros niños de la pornografía en internet”, una nada equívoca alusión al bloqueo de este tipo de páginas web.

¿Qué es la “obscenidad”?

El problema recurrente con la pornografía en Estados Unidos es que la definición de “obscenidad” nunca ha quedado completamente clara en la jurisdicción americana, desde que la doctrina Miller señalase en 1973 las características que podían llevar a la prohibición de una producción erótica. Estas eran, en primer lugar, apelar a “los intereses lascivos” de la población, y no a las “costumbres de la comunidad”; en segundo lugar, presentar actos sexuales “de manera ofensiva”; y por último, no tener “ningún interés literario, artístico, político o científico”. En definitiva, una ambigua definición que cuarenta años después aún no ha sido capaz de delimitar una frontera precisa entre lo aceptable y lo ilegal, y que ha permitido que algunos de los nombres más famosos de la industria del porno diesen con sus huesos en la cárcel durante los últimos años.

El cambio de la legislación podría afectar a multitud de productoras de cine eróticoEs el caso de Max Hardcore, el alias de Paul F. Little, que pasó tres años entre rejas después de ser encausado por sus salvajes películas, algo que fue bien recibido en una industria que ve en Hardcore una de esas figuras que hacen daño al negocio, al ofrecer su rostro más despiadado y brutal.  Pero también John “Buttman” Stagliano, el productor conocido como el padre del género gonzo –es decir, la pornografía en primera persona, que busca involucrar directamente al espectador– casi acaba en la cárcel por difundir material ajeno a las “costumbres de la comunidad” exigibles. Su caso levantó más ampollas entre la industria que el de Hardcore ya que, a diferencia de aquel, no se trataba de un outcast, sino de uno de los nombres de mayor peso en su sector.

En todo caso, la hipotética batalla de los republicanos contra la industria pornográfica puede afectar a grandes productoras como Bang Bros, Reality Kings o Brazzers, que se mueven en terreno peligroso y que se verían perjudicadas por el “vigoroso refuerzo” de la legislación. El dueño de Vivid, Steven Hirsch, afirmó a tal respecto en la página de la productora que los Republicanos “necesitan ponerse al día con lo que está ocurriendo en el mundo. Libros como Cincuenta sombras de Grey, docenas de programas de televisión y la red han hecho que el público esté más cómodo con los retratos sobre el sexo que en tiempos pasados. El sexo está en todas partes”. Una intervención rápidamente replicada por Trueman, que recordaba que alguien que “se dedica a explotar jóvenes no debería tener ninguna credibilidad”.

¿Tirando piedras sobre el propio tejado?

Los detractores de la decisión han apelado a un estudio realizado en 2009 para criticar el documento y recordar la hipocresía de gran parte del partido Republicano. Según la investigación realizada por el profesor de la Harvard Business School Benjamin Edelman, los estados donde más pornografía se consume son al mismo tiempo aquellos en los que McCain había obtenido más votos. A partir de los datos obtenidos de los pagos con tarjetas de crédito en todas las páginas online, el estudio afirmaba que “esa gente que se muestra tan indignada es al mismo tiempo la que consume todo aquello por lo que afirma sentirse indignada”. Una fuerte afirmación respaldada por los datos del estudio: ocho de los diez estados que conformaban el top ten se habían mostrado favorables a John McCain durante las elecciones de 2008.

Varios casos de sífilis paralizaron la industria el pasado mesQuizá el partido republicano no sea consciente de que su campaña puede granjearles muchos más enemigos de los que les recomendaría tener ya que, al fin y al cabo, la industria del porno es una de las más grandes en Estados Unidos, el mayor productor mundial gracias a su industria basada en San Fernando Valley. Un negocio que mueve más dinero que la NBA, la NFL o las Ligas Mayores de Béisbol: alrededor de unos 2.500 millones de dólares al año, como señaló en 2009 un estudio realizado por MBA Online, aunque otros datos rebajen la cantidad a los 1.000 millones de dólares. En cualquier caso, una cantidad de dinero nada desdeñable y donde existen muchos intereses empresariales.

Esta no es la única noticia relacionada recientemente con la industria del porno norteamericano. A mediados de agosto, todos los rodajes fueron paralizados debido a la aparición de diversos casos de sífilis entre actores porno. Se trata de una de las profesiones más arriesgadas en California, como señalaba Jonathan Fielding, director del  Departamento de policía de Los Ángeles cuando recordaba que en la región se habían rodado “más de 300.000 escenas sexuales” durante los últimos seis años, “sin protección y con multitud de gente distinta”. Y esto a pesar que desde enero, los actores se ven obligados a utilizar preservativos en todas las películas. Tiempos complicados para la erótica.

Nadie lo esperaba, pero es posible que el porno ocupe un lugar de privilegio en la campaña por las presidenciales estadounidenses que decidirá si el demócrata Barack Obama renueva su mandato o si será el republicano Mitt Romney el nuevo inquilino en la Casa Blanca. En la línea de otras polémicas decisiones tomadas a cabo por el partido conservador, este martes se decidirá si se aprueba el documento desarrollado por la plataforma republicana, “una declaración de principios no vinculante” en la que se condenan explícitamente todas las expresiones de la pornografía, y se solicita “una persecución sin piedad” de la misma. En concreto, la afirmación que se puede leer en el documento es que “las leyes actuales sobre todas las formas de pornografía y obscenidad deben ser vigorosamente reforzadas”, como informaba Reuters. Esto se puede traducir en el bloqueo generalizado de material pornográfico en la red y la persecución criminal de sus productores.