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Así se vive en Williston, la Arabia Saudí de Occidente
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Así se vive en Williston, la Arabia Saudí de Occidente

De granjeros a jeques del petróleo. La fiebre del oro negro ha vuelto a Estados Unidos de la mano del polémico método extractivo denominado fracking. Una

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Así se vive en Williston, la Arabia Saudí de Occidente

De granjeros a jeques del petróleo. La fiebre del oro negro ha vuelto a Estados Unidos de la mano del polémico método extractivo denominado fracking. Una técnica criticada por los ecologistas por sus negativas repercusiones sobre el medio ambiente -consiste en fracturar el sustrato rocoso donde se encuentra el petróleo con componentes químicos-, pero que ha transformado radicalmente la economía y el modo de vida de la población de Williston, un pequeño pueblo de 15.000 habitantes en Dakota del Norte.

Con una producción diaria de 550.000 barriles, los lugareños de este nuevo Eldorado han abandonado los aparejos de labranza para sentarse a contemplar cómo el alza de precios del petróleo multiplica sus fortunas, a razón de unos 8.000 dólares mensuales por cada uno de los 7.000 pozos perforados en sus propiedades de las llanuras de Bakken.

Los 'petrodólares' han llegado para quedarse, y es que las numerosas bolsas de crudo en la zona aseguran un buen ritmo extractivo, al menos, durante las próximas tres décadas, para las que la nueva ‘Arabia Saudita de Norteamérica’ ya se está preparando. En los dos últimos años se han abierto 37 hoteles, los ranchos se han divido en parcelas de camping para alquilar a los trabajadores foráneos a precios desorbitados, las medidas de seguridad se están reforzando al máximo con agentes privados y se han comenzado a proyectar nuevos colegios, carreteras y ampliaciones de la red de abastecimiento de agua. Sin embargo, el propio alcalde de la localidad, Ward Koeser, reconoce encontrarse “desbordado”.El sueldo medio de los trabajadores sin cualificación supera los 80.000 dólares al año

Con unos salarios anuales de entre 80.000 y 90.000 dólares para los trabajadores novatos, a los que no se les exige ningún tipo de cualificación, el aluvión de ‘refugiados económicos’ que cada día llegan en peregrinación a Williston está haciendo saltar las alarmas. No sólo porque el alojamiento disponible está lejos de hacer frente a la demanda (el alquiler de una parcela para instalar la autocaravana cuesta unos 800 dólares al mes), sino porque se han multiplicado los índices de delincuencia común, tráfico de drogas y prostitución. Un nuevo panorama con el que se ha topado de bruces la conservadora población autóctona. Al fin y al cabo, son las consecuencias de que su localidad se haya convertido en la esencia del primigenio sueño americano.

Del sosiego rural al libertinaje urbano

La tranquilidad de esta zona rural, ubicada al noroeste de Dakota del Norte, entre el Estado de Montana y la sureña región canadiense de Saskatchewan, ha desaparecido. El dinero contribuye a incrementar la felicidad, pero también los vicios y el desenfreno. Su sosiego característico, que sólo se veía alterado durante los fines de semana por la celebración de rodeos, ha sido absorbido por la proliferación de prostíbulos, los bares ilegales en los que se consume y vende droga y las reyertas entre grupos. Lo primero que se le pregunta a un forastero al llegar es: "¿De qué Estado vienes?".

Los lugareños intentan poner freno a este problema mediante la contratación de agentes de seguridad privada, que no siempre son capaces de contener la situación. Difícil de imaginar en un principio que se llegase a este punto, pero el olor del dinero siempre atrajo a los delincuentes comunes. Este es el precio que han tenido que pagar por convertirse en multimillonarios de un día para otro. Algunos ya comienzan a cuestionarse si realmente vale la pena.

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Hay quien intenta buscarle una explicación sociológica a este libertinaje que recuerda a los primeros tiempos en los que se fundó la nación norteamericana. Una buena parte de las personas que acuden en busca de un trabajo, provenientes de los rincones más diversos del país, lo hacen huyendo de sus problemas del pasado y con la intención de encontrar una segunda oportunidad para comenzar una nueva vida, según unas declaraciones del propio alcalde a la prensa. No todos logran transformar sus estilos de vida anteriores, y el alcoholismo se está convirtiendo en un serio problema para la localidad.

Muchos otros de los que acuden en busca de trabajo lo hacen con la intención de ahorrar todo el dinero que puedan durante unos meses, para luego regresar a sus lugares de origen con los bolsillos llenos y comprar una vivienda o cancelar alguna deuda. Estos trabajadores no están dispuestos a pagar más de 100 dólares diarios por una habitación de hotel, que además están todos completos, o 800 por una parcela, por lo que los aparcamientos de supermercados y las iglesias están repletas de gente durmiendo al raso durante la noche. Las numerosas señales que indican expresamente que estas prácticas están prohibidas no son suficientes para evitar que la misma estampa se repita cada noche.

¿Una burbuja con riesgo de explosión?

La amenaza ambiental, de momento, es una cuestión ajena, pero no son pocas las organizaciones ecologistas que ha advertido sobre los riesgos para la salud derivados de las técnicas extractivas empleadas. Principalmente, por la utilización de múltiples compuestos químicos para perforar las rocas, que podrían acabar contaminando tanto el terreno como los acuíferos de agua subterránea.La localidad de Williston se ha convertido en la imagen del sueño americano

El fuerte ritmo de la actividad extractiva en los campos de Bakken, gracias a la reducción de costes que supone el fracking, ha colocado al país norteamericano en el tercer puesto de los productores mundiales de petróleo. Según los cálculos de las empresas petroleras, estos yacimientos han duplicado la cantidad de reservas del país, lo que supone un paso considerable hacia la independencia energética de Estados Unidos.

Sin embargo, las experiencias del pasado dictan cautela a las administraciones y Barack Obama no está dispuesto a ceder a las presiones de los lobbies del sector, que le han pedido que abandone su apuesta por las energías limpias e incentive fiscalmente la perforación de pozos. Cíclicamente se han producido burbujas extractivas que acabaron explotando tarde o temprano. Las dos más grandes se produjeron en los años 1980 y 2000, ambas a causa de la fluctuación de los precios. Una incertidumbre que deja el futuro de estas explotaciones petroleras al amparo de las decisiones de la OPEP. 

De granjeros a jeques del petróleo. La fiebre del oro negro ha vuelto a Estados Unidos de la mano del polémico método extractivo denominado fracking. Una técnica criticada por los ecologistas por sus negativas repercusiones sobre el medio ambiente -consiste en fracturar el sustrato rocoso donde se encuentra el petróleo con componentes químicos-, pero que ha transformado radicalmente la economía y el modo de vida de la población de Williston, un pequeño pueblo de 15.000 habitantes en Dakota del Norte.