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La estimulación cerebral, el tratamiento definitivo contra la obesidad
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EL SOBREPESO PROVOCA PÉRDIDA DE MEMORIA

La estimulación cerebral, el tratamiento definitivo contra la obesidad

La obesidad está directamente relacionada con los procesos neurológicos. Los últimos avances científicos en este terreno han determinado que los individuos con desequilibrios en las funciones

Foto: La estimulación cerebral, el tratamiento definitivo contra la obesidad
La estimulación cerebral, el tratamiento definitivo contra la obesidad

La obesidad está directamente relacionada con los procesos neurológicos. Los últimos avances científicos en este terreno han determinado que los individuos con desequilibrios en las funciones cognitivas, relacionados con las conductas adictivas, tienen más del doble de posibilidades de sufrir sobrepeso y obesidad, según concluyen dos artículos de los últimos números de las revistas NeurosurgeryNeurology. Este descubrimiento abre la puerta a un tratamiento contra la obesidad basado en la estimulación cerebral profunda mediante electrodos. Una técnica similar a la que ya se utiliza con los pacientes de Parkinson, según explica el investigador principal del estudio Obesity and Brain Addiction Circuitry, el profesor de la Universidad de Ohio Alexander Taghva.

Con la estimulación cerebral eléctrica se cortocircuitaría el mecanismo cerebral que regula las gratificaciones con el objetivo de retrasarlas y devolverlas a sus valores normales. Las gratificaciones o recompensas mentales tienen que ver con los diferentes grados de adicción y obsesión de las personas. Es decir, con los trastornos compulsivos, que también se asocian, por ejemplo, con el tabaquismo o el alcoholismo. En este caso, la estimulación de las áreas del cerebro involucradas en el sistema de gratificaciones se orienta al apaciguamiento de los comportamientos anormales respecto a la alimentación de pacientes obesos. Así, se conseguiría una mejor regulación del apetito. Las primeras pruebas se han realizado en el hipocampo.

La obesidad acelera la demencia

Hasta la fecha, los tratamientos farmacológicos contra la obesidad no han demostrado la eficacia que de ellos se esperaba en un primer momento, además de provocar efectos secundarios en algunos pacientes, por lo que este nuevo enfoque insiste en sus beneficiosos efectos ya testados en el comportamiento de los fumadores.Los trastornos compulsivos relacionados con la obesidad son similares a los del tabaquismo

Está relación entre la neurología y la obesidad no se ciñe solamente a la investigación anterior. En el estudio Obesity Phenotypes in Midlife and Cognition in Early Age: The Whitehall II Cohort Study, se concluye que las personas obesas no solo sufren desequilibrios cognitivos adictivos y compulsivos sino que, en un porcentaje superior al 60%, pueden experimentar una disminución más rápida de sus habilidades mentales que el resto de individuos sanos.

Esta acelerada pérdida de memoria se intensifica en los pacientes con un deteriorado cuadro clínico provocado por la propia obesidad, como la presión arterial alta, los niveles altos de azúcar y triglicéridos (un tipo de grasa que se encuentra en la sangre) y otros factores de riesgo denominados anomalías metabólicas. Este segundo estudio, dirigido por Archana Singh-Manoux, investigadora del Inserm (Instituto Nacional Francés de la Salud y la Investigación Médica), contó con la participación de 6.401 personas de edades y características metabólicas diferentes, que durante diez años fueron sometidos a diferentes exámenes de memoria. El declive cognitivo de los 582 participantes obesos fue 22,5 puntos porcentuales más rápido que el de las personas que contaban con un peso normal.

El sobrepeso sin riesgos para la salud “no existe”

Como explica Singh-Manoux, los nexos entre la obesidad y la memoria se relacionan con una decadencia de la capacidad de compresión y razonamiento, que sería mayor o menor en función del tiempo que estos individuos hayan padecido obesidad. Unas conclusiones que significan una seria advertencia sobre el constante incremento del sobrepeso y la obesidad infantil, que en nuestro país llega al 28% en los menores de 17 años, una cifra que supera en un 12% la tasa de obesidad media, según los últimos datos aportados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD). Un fenómeno que se expande a nivel mundial a pasos agigantados, con especial incidencia en los países desarrollados, y que ha llevado a los especialistas en nutrición a denominar esta enfermedad como la pandemia del presente siglo.La estimulación de ciertas áreas cerebrales regula el apetito

La investigación financiada por el Inserm, con el apoyo del British Medical Research Council, la Fundación Bupa y la academia finlandesa de medicina, también pone en entredicho el concepto de “obesidad metabólicamente saludable” en la estela de otras investigaciones anteriores, como la titulada Impact of Body Mass Index and the Metabolic Syndrome on the Risk of Cardiovascular Disease and Death in Middle-Aged Men, que dirigió el profesor de epidemiología cardiovascular de la Univerisdad de Uppsala (Suecia), Johan Ärnlöv y que publicó la revista científica Circulation. En ella se afirmaba que la prevalencia del riesgo cardiovascular es similar en todas las personas obesas, tengan o no otros síndromes metabólicos asociados. Según se demuestra en el estudio, añade Singh-Manoux, las personas obesas sin riesgos metabólicos muestran los mismos factores de riesgo cardíacos y cognitivos que el resto

La obesidad está directamente relacionada con los procesos neurológicos. Los últimos avances científicos en este terreno han determinado que los individuos con desequilibrios en las funciones cognitivas, relacionados con las conductas adictivas, tienen más del doble de posibilidades de sufrir sobrepeso y obesidad, según concluyen dos artículos de los últimos números de las revistas NeurosurgeryNeurology. Este descubrimiento abre la puerta a un tratamiento contra la obesidad basado en la estimulación cerebral profunda mediante electrodos. Una técnica similar a la que ya se utiliza con los pacientes de Parkinson, según explica el investigador principal del estudio Obesity and Brain Addiction Circuitry, el profesor de la Universidad de Ohio Alexander Taghva.