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Si comes un 40% menos, vivirás más
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SEGÚN UN ESTUDIO REALIZADO CON ANIMALES

Si comes un 40% menos, vivirás más

El investigador del Instituto de Salud y Envejecimiento de la Universidad de Londres Matthew Piper se basa en nuestro parecido genético con diversos animales, como algunos

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Si comes un 40% menos, vivirás más

El investigador del Instituto de Salud y Envejecimiento de la Universidad de Londres Matthew Piper se basa en nuestro parecido genético con diversos animales, como algunos roedores, para justificar su idea de que la reducción de la alimentación en los hombres puede llevar unida una mayor esperanza de vida. “Si reduces la dieta de una rata en un 40%, vivirá un 20 o 30 por ciento más. En términos humanos, unos 20 años. Esto se ha comprobado en todo tipo de organismos”.

Matthew Piper se propone encontrar los genes que causan el envejecimientoEl grupo de científicos ha empleado tratamientos con drogas y diversas dietas con el objetivo de prolongar la vida de estos animales que, como las ratas, comparten gran parte de su genética con los humanos. Y han averiguado que, efectivamente, al tener tantos elementos en común, descendiendo la cantidad de comida, quizá las personas podrían vivir más tiempo. Sin embargo, aclaran, aún se trata de una hipótesis, ya que “aún no saben cuándo podremos aplicar este método a los humanos”. Su línea de investigación se encuentra poco desarrollada, ya que hace apenas diez años que se comenzó a trabajar en tal campo.

Dándole la vuelta al reloj

Aunque las moscas de la fruta tengan un 40% de genes menos que los humanos, los que tienen son muy similares a los que las personas disponen. Otros organismos empleados en los estudios del grupo de investigación de Piper son la levadura o las lombrices. “Es muy fácil observar de qué manera las moscas cambian su comportamiento cuando envejecen. Se caen continuamente. Caminan de manera mucho más lenta, su memoria va a peor y pierden el apetito sexual. Lo mismo que ocurre con los ancianos humanos”. Sus últimos descubrimientos serán expuestos estos próximos días en la Exhibición de Verano de Ciencia de la Royal School, que dio comienzo ayer martes.

En un nivel más general, la investigación de Matthew Piper se propone encontrar los genes que causan el envejecimiento, puesto que el grupo de investigadores considera que si los localizan será posible retrasar dicho proceso físico. Piper parte de la idea de que las enfermedades crónicas son producto de otra dolencia mayor que es el propio envejecimiento, que considera que es en realidad una afección como otra cualquiera y que, por lo tanto, se puede atajar si se descubren sus causas, lo que él considera que es “un enfoque innovador”. De todas formas, aclara en una entrevista con The Independent, “no se trata de vivir más tiempo, sino de vivir mejor”, después de eliminar las enfermedades que la vejez trae consigo, como por ejemplo los problemas cardiovasculares, el cáncer y la degeneración neurológica.

Menos metionina, más vida

No se trata de la primera investigación significativa que ha realizado Piper. Hace un par de años, defendía que una dieta vegetariana podía causar también este efecto de rejuvenecimiento, a partir de la reducción de una determinada proteína en la alimentación. No se trataba tan sólo de la habitual dieta baja en calorías que muchos científicos habían defendido, sino que era la metionina, un aminoácido, lo que marcaba la diferencia. Diversos estudios realizados a partir de los años noventa (aunque la hipótesis se remonta ya a los años treinta) defienden que la reducción significativa de dicho elemento prolonga la vida. Su reducción causaba cambios significativos en las ratas estudiadas, como la disminución de un 70% de la grasa visceral o el retraso en la aparición de cataratas.

Una mezcla de suplementos nutricionales provocaba que las ratas envejeciesen de manera más lentaSe trata de un aminoácido muy presente en alimentos tales como la carne, el pescado, los productos lácteos y los huevos, y también en menor cantidad en la soja y algunos frutos secos y legumbres. Aclaraba el científico que “no es tan sencillo como decir ‘come menos nueces y vive más’, sino que todo consiste en establecer un equilibrio correcto en el balance de proteínas, un factor esencial en determinadas dietas”.

Cambio de dieta

Este estudio británico se une a otro reciente realizado por la Universidad McMaster de Hamilton (Ontario) en Canadá, y que señalaba que una mezcla de suplementos nutricionales provocaba que las ratas a las que se les proporcionaba fuesen más ágiles, inteligentes y envejeciesen de manera más lenta. Se trataba concretamente de una combinación de vitamina B, vitamina D, ginseng y ajo, todo ello extendido sobre un panecillo.

Aquellas ratas que consumían el alimento, señalaba el biólogo investigador David Rollo, “vivían un poco más que las que no lo hacían, pero lo más llamativo es que sus funciones cerebrales eran extraordinarias”. El científico señalaba que las ratas estudiadas se movían de manera mucho más rápida y ágil, “como adolescentes furiosos”, y también eran capaces de recordar objetos familiares que sus ancianas compañeras ya no eran capaces de señalar.

El profesor Aubrey de Grey de la Universidad de Cambridge también se encuentra estudiando la posibilidad de acabar con los efectos del envejecimiento. Sin embargo, su empeño no se fija tanto en alargar la esperanza de vida como en aliviar los efectos de las enfermedades que aparecen en la vejez. Su grupo de investigación ha intentado averiguar de qué manera las encimas bacterianas pueden eliminar los residuos que se acumulan en el cuerpo en forma de desperdicios y que se originan a partir de las células muertas. El objetivo del barbudo gerontólogo es emplear células madre para reconstruir las partes desgastadas o desarrollar terapias génicas para proteger al ADN de mutaciones. Uno más de los innumerables y satisfactorios pasos que se están dando para hacer la vida del ser humano no sólo más larga sino también más feliz.

El investigador del Instituto de Salud y Envejecimiento de la Universidad de Londres Matthew Piper se basa en nuestro parecido genético con diversos animales, como algunos roedores, para justificar su idea de que la reducción de la alimentación en los hombres puede llevar unida una mayor esperanza de vida. “Si reduces la dieta de una rata en un 40%, vivirá un 20 o 30 por ciento más. En términos humanos, unos 20 años. Esto se ha comprobado en todo tipo de organismos”.