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“La vida no sólo consiste en tener un coche de lujo; cultivar el espíritu es importante"
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BERMÚDEZ DE CASTRO, CODIRECTOR DEL YACIMIENTO DE ATAPUERCA

“La vida no sólo consiste en tener un coche de lujo; cultivar el espíritu es importante"

El 8 de julio de 1994 un grupo de investigadores españoles cambió para siempre nuestro conocimiento de la prehistoria. “Apenas éramos conscientes de que estábamos rompiendo

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“La vida no sólo consiste en tener un coche de lujo; cultivar el espíritu es importante"

El 8 de julio de 1994 un grupo de investigadores españoles cambió para siempre nuestro conocimiento de la prehistoria. “Apenas éramos conscientes de que estábamos rompiendo con un principio inquebrantable de la ciencia oficial”, explica José María Bermúdez de Castro, biólogo paleoantropólogo codirector del yacimiento de Atapuerca, que ha atendido a El Confidencial con motivo de su nuevo libro, Exploradores. La historia del yacimiento de Atapuerca (Debate).

Los dientes que encontraron esa mañana de verano –“la caja negra de la biología de cualquier vertebrado”– revelaban que la teoría imperante sobre la llegada del hombre a Europa era completamente errónea. Los restos encontrados en Atapuerca eran distintos a los hallados en el resto del continente: pertenecían a una población anterior desconocida hasta entonces.

Bermúdez recuerda sus primeras campañas de Atapuerca con emoción. El hallazgo de 1994 no fue fortuito, los arqueólogos llevaban trabajando en el yacimiento desde la década de los 70, cuando se hicieron los primeros descubrimientos importantes.

No había ningún tipo de financiación, lo teníamos que pagar todo nosotrosLos comienzos de la investigación fueron duros y la carestía de medios era total. “A mí me da la risa cuando hablan de austeridad”, reconoce el investigador. “En los primeros tiempos de Atapuerca teníamos un par de botijos en las trincheras, comprábamos bocadillos y estábamos todo el día picando. Nos dábamos unas palizas tremendas. Perdía 10 kilos en cada campaña. Mi beca la invertía en la ciencia y mi mujer me ayudaba económicamente. No había ningún tipo de financiación, lo teníamos que pagar todo nosotros”.

La punta del iceberg

Tras el hallazgo del 94 las cosas cambiaron radicalmente. “Ahora las empresas colaboran con nosotros, tenemos refrescos y catering”, reconoce Bermúdez. Pese a los importantes recortes que se avecinan para la investigación, el biólogo tiene claro que no se va a volver otra vez a la situación exageradamente austera y, en cualquier caso, se seguirá trabajando en Atapuerca, donde aún queda mucho trabajo por hacer.

Bermúdez cree que el yacimiento burgalés aún tiene mucho que aportar al conocimiento científico: “Lo hallado hasta ahora es sólo la punta del iceberg. Se han hecho estudios de las cavidades y hay un montón de lugares que excavar. Hay mucho trabajo para el futuro, siempre que haya interés por seguir buscando”.

Poder reflexionar sobre lo que somos es una razón más que suficiente para seguir trabajandoPero, ¿realmente hay interés? Tal como están las cosas, cada vez más gente se cuestiona si merece la pena gastar dinero en investigaciones que, aparentemente, no conllevan ningún beneficio tangible. Bermúdez sabe que este pensamiento está en el aire y es tajante al respecto: “No se puede pensar en el futuro sin pensar en el pasado”.

“El hacer una reflexión sobre lo que somos, primates homínidos, y conocer nuestras características es más que suficiente para seguir trabajando”, explica Bermúdez. Pero además, el investigador tiene claro que los hallazgos de Atapuerca han generado una riqueza económica tangible: “La investigación en evolución humana tiene aspectos lúdicos y el turismo está siendo un motor importante para el entorno de Atapuerca”.

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?

Para Bermúdez, la investigación prehistórica es fundamental, no sólo por las aplicaciones que puede tener, sino por el conocimiento filosófico que aporta a nuestras sociedades. La sociedad actual tiene una mirada demasiado cortoplacista. “Los aspectos humanistas y filosóficos son muy importantes”, explica el biólogo. “La tecnología surge también de la investigación básica, que se olvida y está muy denostada. Tarda mucho tiempo en dar resultados, pero cuando los da son muy importantes. Einstein sólo se dedicaba a pensar y elaboró la teoría de la relatividad. La tecnología no aparece por arte de magia”.

Si sólo pensamos en la tecnología muy mal vamosAunque Bermúdez tiene claro que es necesario apoyar a la ciencia, que “puede y debe convertirse en un motor importante” –y recuerda que España puede presumir de ser el país líder de Europa en investigación prehistórica– es un acérrimo defensor del humanismo. Para el biólogo no hay evolución posible si los avances tecnológicos no van acompañados de la reflexión necesaria: “La vida no sólo consiste en tener un coche que corra mucho. Si sólo pensamos en la tecnología muy mal vamos. Es importante cultivar el espíritu”.

El biólogo insiste en que la humanidad está atravesando una importante crisis de identidad, de ahí la importancia de estudiar al ser humano: “Tenemos que reflexionar sobre nosotros mismos. Somos la única especie de homínidos. Sólo quedamos nosotros, si nos extinguimos desaparecerá el linaje. Esto es grave. Si conseguimos superar esta crisis de identidad podremos mejorar la especie gracias a la tecnología y tendremos la oportunidad de evolucionar”. Si no… Seremos parte de la no-historia. 

El 8 de julio de 1994 un grupo de investigadores españoles cambió para siempre nuestro conocimiento de la prehistoria. “Apenas éramos conscientes de que estábamos rompiendo con un principio inquebrantable de la ciencia oficial”, explica José María Bermúdez de Castro, biólogo paleoantropólogo codirector del yacimiento de Atapuerca, que ha atendido a El Confidencial con motivo de su nuevo libro, Exploradores. La historia del yacimiento de Atapuerca (Debate).