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El factor decisivo para dormir bien es tener unas buenas relaciones familiares
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LA SOLEDAD DIFICULTA EL SUEÑO

El factor decisivo para dormir bien es tener unas buenas relaciones familiares

Dormir es un acto esencial para nuestra vida diaria. La calidad de nuestro sueño determina en gran manera la calidad de nuestro día a día, y

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El factor decisivo para dormir bien es tener unas buenas relaciones familiares

Dormir es un acto esencial para nuestra vida diaria. La calidad de nuestro sueño determina en gran manera la calidad de nuestro día a día, y no siempre le damos la importancia que debiera. Aunque se han estudiado intensamente todos los trastornos del sueño, como el insomnio o la apnea, se ha hablado menos de cómo las relaciones humanas afectan a nuestro descanso nocturno.

Un estudio publicado esta semana en el Journal of Health and Social Behavior, sugiere que las relaciones familiares son un importante condicionante de la calidad de nuestro sueño. Analizando diversos datos estadísticos los investigadores (Jennifer A. Ailshire y Sarah A. Burgard) han llegado a la conclusión de que las personas que se sienten apoyadas por sus parientes –no sólo la pareja, también los hijos y los padres– duermen mejor que aquellos que tienen unas relaciones familiares crispadas.

Se duerme mejor en pareja

Esta nueva investigación se une a estudios anteriores que ya demostraron una relación estrecha entre las relaciones sentimentales y la calidad del sueño. Las parejas que comparten cama, y tienen una relación satisfactoria, duermen mejor y, por tanto, tienen una salud más vigorosa y, estadísticamente, una mayor longevidad. Por el contrario, los solteros tienen una tendencia mayor a tener un descanso de peor calidad, tal como apuntó el psicólogo Michael Grandner en un estudio de 2010.

Las investigaciones sobre la relación científica entre dormir en pareja  y tener mejores sueños todavía están en una fase preliminar. En un principio, dormir con nuestra pareja  podría ser más bien un problema, debido a las molestias físicas como los ronquidos, pero cada vez más investigaciones muestran que el contacto físico tiene ciertos beneficios.

Una de las hipótesis sugiere que compartir cama con la pareja, siempre que la relación pase por un buen momento, genera sentimientos de seguridad, lo que hace que disminuyan los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Dormir acompañado, además, podría reducir las citocinas, unas proteínas involucradas en las inflamaciones, y aumentar el nivel de oxitocinas, “la hormona del amor”, que reducen la ansiedad.

La familia mitiga los problemas

Al margen de los beneficios físicos que podrían derivarse de dormir en pareja, nuestra familia no nos ayuda a dormir mejor por el simple hecho de compartir un espacio, sino porque nos da un apoyo social que mitiga los efectos que otros condicionantes pueden tener sobre nuestro descanso.

Tal como explican las investigadoras en el estudio, “las relaciones familiares satisfactorias proporcionan ayuda emocional y consuelo”, lo que ayuda a tener buenos hábitos de descanso.  Este apoyo emocional no sólo ayuda a dormir mejor, “fortalece los hábitos saludables, como dejar de fumar o hacer ejercicio, y puede mitigar el daño provocado por situaciones estresantes o problemas crónicos”.  

La relación con padres y hermanos también influye

Si bien las relaciones familiares pueden ser un elemento positivo para conciliar el sueño, también pueden ser un factor de riesgo si éstas en vez de apoyarnos nos crispan. En definitiva, tal como apunta el estudio, “las relaciones familiares caracterizadas por el conflicto y las exigencias representan una de las mayores fuentes de estrés en la vida de la gente”, y el estrés es, precisamente, uno de los principales causantes de trastornos del sueño.

Las relaciones familiares que afectan a la calidad de nuestros sueños no son sólo las del núcleo más cercano, con el que convivimos diariamente, también influye nuestra relación con el resto de familiares que no viven bajo nuestro techo. Según explica el estudio, “un contacto más frecuente está asociado a menos problemas de sueño”. Algo que se invierte si tenemos problemas con nuestra familia, en este caso, y tal como muestran las estadísticas, a mayor frecuencia de contacto peor descanso.

El peor escenario posible, no obstante, es el de aquellas personas que, además de vivir solas, tienen una relación tensa con sus familiares. En este caso, no pueden beneficiarse del apoyo de su pareja ni de sus padres y hermanos, cuyas exigencias sólo pueden incrementar el nivel de estrés. 

Dormir es un acto esencial para nuestra vida diaria. La calidad de nuestro sueño determina en gran manera la calidad de nuestro día a día, y no siempre le damos la importancia que debiera. Aunque se han estudiado intensamente todos los trastornos del sueño, como el insomnio o la apnea, se ha hablado menos de cómo las relaciones humanas afectan a nuestro descanso nocturno.