Es noticia
El autismo, la esquizofrenia y los niveles elevados de testosterona
  1. Alma, Corazón, Vida
UN ESTUDIO APORTA NUEVOS DATOS

El autismo, la esquizofrenia y los niveles elevados de testosterona

Para un progenitor, casi lo único comparable a la muerte de un hijo, en cuanto al sufrimiento crónico que comporta, es el naufragio de las esperanzas

Las posibilidades de amar y trabajar, claves a las que cualquier sistema de pensamiento social, filosófico y psicoterapéutico fía la busca de la felicidad, se ven entonces arruinadas a resultas de un diagnóstico en los primeros cinco años de vida (como el autismo) o en la primera edad adulta (como en la esquizofrenia). En sendas condiciones el hijo, “mortal y rosa” está condenado a no adquirir las habilidades sociales y cognitivas básicas o a irremisiblemente perder las que pudiese haber dominado ya.

Un estudio muy riguroso

La creciente frecuencia de estos diagnósticos ha hecho aún más relevante sondear las innumerables razones moleculares que podrían justificar las discrepancias entre los porcentajes de hombres y mujeres que sufren enfermedades como los trastornos generalizados del desarrollo del tipo del autismo. Tan intrigante sigue siendo por qué algunas otras patologías como la esquizofrenia tienden a expresarse en edades más precoces en los hombres y suelen ser más graves que en mujeres con el mismo diagnóstico.

Poder comprender si subyacen factores cromosómicos u hormonales a las anomalías en la oportuna conformación interna del sistema nervioso central es el primer paso para aspirar a un enfoque preventivo o curativo. De otra forma sólo podremos seguir minimizando o ralentizar algo más los daños de lo que será su irreversible expresión en las emociones, conducta y funcionamiento social.

Resulta esperanzador que el tradicional y generalizado frívolo abordaje de las disimilitudes entre los sexos masculino y femenino empiece a generar aparte de “españoladas” y títulos superventas, ejemplos de investigación sexológica y psiquiátrica como el muy reciente de la Universidad de Cambridge, con indecible trascendencia humana, sofisticación intelectual y rigor científico.

Niveles inadecuados de andrógenos

Publicado en The Journal of Neuroscience, el equipo de investigadores liderado por el Dr. Lombardo comunicaba a principios de año el primer estudio que demuestra la influencia de la testosterona fetal en regiones cerebrales que sabíamos que difieren en su desarrollo en hombres y mujeres (es decir, que presentan dimorfismo sexual). Este hallazgo se suma al comprobado efecto desfavorecedor de niveles más altos de testosterona fetal sobre las capacidades futuras de desarrollo de contacto ocular en el bebé y para el ulterior aprendizaje del lenguaje, el desarrollo de las “habilidades sociales” y de la empatía, lo que constatado en sujetos sanos explicaría las diferentes aptitudes en estos terrenos de hombres y mujeres.

El autismo, así, podría estar relacionado con exposiciones fetales del cerebro y en especial de su sustancia gris a altos niveles de testosterona (se ignora si sólo procedentes del cuerpo del feto o también llegados al líquido amniótico desde el cuerpo de la madre), lo que empezaría a manifestarse desde muy pronto en las habilidades de comunicación y contacto infantiles. En el caso de la esquizofrenia, sería la exposición a mayores niveles de testosterona en la adolescencia lo que “colmaría el vaso” del problema de la exposición a niveles inadecuados de andrógenos durante la gestación, pudiendo disparar una cascada de reacciones que daría su expresión en la adolescencia o primera edad adulta.

Javier Sánchez García*. Médico psiquiatra y sexólogo. Salud y Bienestar Sangrial

Las posibilidades de amar y trabajar, claves a las que cualquier sistema de pensamiento social, filosófico y psicoterapéutico fía la busca de la felicidad, se ven entonces arruinadas a resultas de un diagnóstico en los primeros cinco años de vida (como el autismo) o en la primera edad adulta (como en la esquizofrenia). En sendas condiciones el hijo, “mortal y rosa” está condenado a no adquirir las habilidades sociales y cognitivas básicas o a irremisiblemente perder las que pudiese haber dominado ya.