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Claves para prevenir el mal uso de los antidepresivos
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MÁS PROZAC, ESTO ES LA GUERRA

Claves para prevenir el mal uso de los antidepresivos

Los últimos quince años hemos asistido a un gasto público creciente en tratamientos farmacológicos antidepresivos. Cabría discutir si esto puede considerarse una mejora o un empeoramiento

El gasto en antidepresivos comporta cerca del 50% del gasto total en salud mental de muchas comunidades autónomas. En concreto, asturianos y gallegos presentan los índices de utilización de antidepresivos más elevados en el 2011, sobrepasando una media de un antidepresivo por cabeza. En el conjunto del país, las cifras para antidepresivos están en torno a 0,72 antidepresivos por sujeto.

La prevención es clave

Los defensores de este modelo en que la depresión se considera una enfermedad infradiagnosticada, y por tanto mal tratada, sostienen que este aumento de prescripciones recién empieza a dar sus resultados. Tenemos una tendencia hacia la disminución del número de suicidios en países del norte de Europa paralelo al mayor uso de fármacos. Sus detractores, en cambio, critican la sobremedicalización de los problemas vitales usuales, así como los efectos adversos de los tratamientos sobre esferas como la sexual o la endocrinológica, además de los gastos asociados al tratamiento farmacológico.

Se recetan muchos medicamentos cuya efectividad es cuestionable

A diferencia de otros países como Australia, en que el gasto en prevención de salud mental continúa siendo una prioridad, lo que les dota con los servicios más innovadores, en nuestro país se olvida cualquier alternativa que nos permitiese salvar el modelo actual de universalidad y gratuidad, lo que pasaría por hacer un esfuerzo en la parcela preventiva y en la identificación precoz.

En otros países de nuestro entorno, la recesión ha determinado políticas juiciosas. En Dinamarca o en Australia, por ejemplo, se propone desinvertir, lo que es muy distinto de recortar. Existe un amplio margen para desinvertir sin que la salud real de los ciudadanos se vea mermada. En efecto, muchas medicaciones son de efectividad cuestionable, existen alternativas a los fármacos más caros de consolidada eficacia y hay intervenciones quirúrgicas que no se siguen justificando de acuerdo con sus resultados. En cambio, cuando se trata de recortar, lo habitual es poner la tijera donde más duele y menos aporta.

Combatiendo el estrés en origen

En este proceso, siempre es la actitud preventiva la que se resiente como la hermana más pobre del entramado sanitario. Poco importa que se demuestren una y otra vez abordajes más coste-efectivos que cualquier otra alternativa de intervención, los resultados de los esfuerzos preventivos sólo se constatan en la salud pública pasada la legislatura en curso. Prevenir y fomentar la salud pública no produce retorno de inversión en forma de votos.

Detrás de la ansiedad, la depresión y la psicosis hay conductas sedentarias y consumos tóxicos

¿Pero cómo se previene en salud mental y cómo se evita la aparición de la enfermedad mental? La respuesta es sencilla y pleomorfa al tiempo. Disminuyendo la “agresión” contra las fuerzas psicológicas del individuo. Esto se traduce en crear ambientes laborales no sujetos a la explotación o al acoso, en ayudar a los nuevos padres a poder gozar de tiempo suficiente para cumplir con sus funciones parentales, en posibilitar que las personas hipotecadas y en impago no pierdan sus casas, en no someter a más y más recortes a quienes están dispuestos a suicidarse antes de acabar sus días en la calle, en disminuir la polución y la contaminación acústica en los vecindarios y en las calles. Eso, muy sumariamente, en lo que respecta a la violencia estructural y a los más devastadores orígenes de estrés contra las fuerzas de resistencia psíquica de la persona.

Cómo curar la agonizante salud pública

Cómo no, aparte existe otra violencia íntima que el individuo ejerce sobre sí mismo. No debemos olvidar que detrás de la ansiedad, la depresión y la psicosis, las conductas sedentarias y los consumos tóxicos son de primera importancia en su aparición y desarrollo. Debe ponerse atención en la educación para los sexos, y curiosamente en la evitación de los tratamientos farmacológicos inadecuados, que pueden precipitar lo que bien aplicados podrían evitar. Deberían fomentarse los ambientes lúdicos y de crecimiento que nos permitan el reencuentro con otros seres humanos, y estimular las posibilidades de estudio científico, creación y apreciación artística.

En resumen, deben hacerse tantas cosas que no se hacen y dejar de invertirse en tantas que se hacen, que tanto prevenir como curar la agonizante salud pública, sigue siendo hoy más tarea de ángeles que de políticos.

Javier Sánchez García*. Médico psiquiatra y sexólogo. Salud y Bienestar Sangrial

El gasto en antidepresivos comporta cerca del 50% del gasto total en salud mental de muchas comunidades autónomas. En concreto, asturianos y gallegos presentan los índices de utilización de antidepresivos más elevados en el 2011, sobrepasando una media de un antidepresivo por cabeza. En el conjunto del país, las cifras para antidepresivos están en torno a 0,72 antidepresivos por sujeto.