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El nuevo modelo de familia 'perruna': joven, urbana y a menudo caprichosa
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LAS MASCOTAS CONVERTIDAS EN OBJETOS DE CONSUMO

El nuevo modelo de familia 'perruna': joven, urbana y a menudo caprichosa

“País de cultura tradicionalmente católica, machista y violenta, España trataba hasta hace poco a los animales con indiferencia, y a veces con sombría crueldad. Pero la

Foto: El nuevo modelo de familia 'perruna': joven, urbana y a menudo caprichosa
El nuevo modelo de familia 'perruna': joven, urbana y a menudo caprichosa

“País de cultura tradicionalmente católica, machista y violenta, España trataba hasta hace poco a los animales con indiferencia, y a veces con sombría crueldad. Pero la uniformización funcionaba en todos los terrenos, y España se iba aproximando a las normas europeas (…). En las familias, los animales domésticos, que en español recibían el bonito nombre de mascotas, sustituían poco a poco a los niños”. Así retrataba el escritor francés Michel Houellebecq, en su libro La posibilidad de una isla (Alfaguara, 2005), la generalización de los animales domésticos en España. Dejando a un lado la visión mordaz del polémico novelista galo, lo cierto es que perros y gatos son cada vez más frecuentes en nuestras ciudades. Los datos sobre animales domésticos no son muy fiables pues, aunque su identificación es obligatoria en casi todos los supuestos, muchos la ignoran. Pese a esto, la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía calcula, con datos de 2009, que hay una mascota en el 49,3% de los hogares españoles.

Los animales que hemos traído a las ciudades ya no tienen un componente utilitario, son un elemento de consumoEl proceso de urbanización de perros y gatos empezó en los años 70, mucho más tarde que en el resto de Europa y Estados Unidos, dónde las mascotas se generalizaron en los años 50. Juan María Josa, doctor veterinario del centro Vepta, explica que el paso de los animales del mundo rural a las ciudades va asociado a un cambio de concepto: “Los animales que hemos traído a las ciudades ya no tienen un componente utilitario [cazar, proteger la casa, pastorear…]. Se han convertido en un elemento de consumo”. Esto explica el aumento de la demanda de animales exóticos, como iguanas  o monos; bestias que, en ningún caso, son adecuadas para entornos domésticos. “Se usa a estos animales como elementos de representación y distinción, como si fueran coches de lujo”, explica el veterinario. También ha crecido significativamente el número de gatos en los hogares, animales que requieren menos cuidados, pero que en muchos casos, tal como explica Josa, viven una vida aburrida que les empuja al sedentarismo y al sobrepeso. 

En el caso de los perros, su elección funciona por modas, lo que responde a su carácter de “producto de consumo”. Josa explica cómo hace unos años se pusieron de moda los perros nórdicos, que ya casi no se ven en las calles. Ahora la ciudad está dominada por los carlinos, el bulldog francés o los chihuahua, y el perro urbano por excelencia, el cocker, prácticamente ha desaparecido. “Pese a esto”, explica Josa, “en España cada vez hay más perros mestizos, y ha aumentado mucho la conciencia de que no es necesario un perro de raza”.

Nuevas familias perrunas

Cada vez tenemos más mascotas y ya no son algo exclusivo de familias con niños y ancianos. Parejas jóvenes sin hijos, singles e, incluso, compañeros de piso, se animan a tener todo tipo de perros y gatos. De forma paralela a la función como elemento de consumo, los animales de compañía de las ciudades han desarrollado un papel “de ayuda”, que va de los lazarillos a los perros que hacen compañía a los ancianos que viven solos. Houellebecq iba más allá, y hablaba de los perros como sustitutos de los niños. Se trata de una afirmación bastante extendida, de la que no hay una evidencia científica rigurosa, pero que podría explicar el aumento de parejas heterosexuales y homosexuales que demandan perros y gatos. El caso de los gais es especialmente visible pues, según Josa, “es un grupo que se ha metido con mucha fuerza en el consumo de animales, y presta una atención especial a éstos”.

Jesús Gutierrez lleva 30 años trabajando como instructor canino y confirma que la demanda de este tipo de profesionales ha aumentado significativamente. En sus clases cada vez es más habitual ver a parejas jóvenes, o jóvenes solteros. “Fundamentalmente la gente quiere tener un perro como apoyo psicológico y para tener un miembro más en la familia”, explica.

Los perros reclaman más espacio en las ciudades

En la ciudad es necesario que los perros estén bien educados y puedan convivir sin molestarGatos y perros de razas pequeñas son los animales más demandados y, especialmente los segundos, reclaman una mayor presencia en los espacios públicos, tradicionalmente vetados a las mascotas. Micaela de la Maza ha creado un sitio web, Sr.Perro, que tiene como objetivo servir de guía a los nuevos dueños de perros en entornos urbanos.

De la Maza reivindica desde su página mayor permisividad con la presencia de perros en los espacios públicos. En Francia o Alemania es muy habitual ver a perros en restaurantes o en el transporte público, algo que aquí -pese a no estar prohibido siempre, como muchos creen- es del todo inusual. En su opinión, para reivindicar el acceso a más sitios públicos es necesario “que los perros estén bien educados y puedan convivir con otros canes y personas sin molestar”. Y para esto, según De la Maza, “lo importante es educar a los dueños”, que son los responsables del comportamiento de sus animales.  

Los peligros de la humanización

El aumento de la presencia de mascotas en las ciudades ha ido parejo a una progresiva humanización de éstas. La demanda de productos para mascotas ha aumentado de forma sustancial en los últimos años, con un incremento de más del 5% año tras año, según las cifras de la Asociación Española de Distribuidores de Productos para Animales de Compañía. En 2010 el sector facturó 300 millones de euros.

Han aumentado notablemente los problemas relacionados con el comportamiento en las mascotas¿Es necesario que un perro lleve jersey y coma pienso de venado? Por supuesto que no, pero, tal como explica Josa, “los perros se adaptan a lo que quieran sus dueños”. Desde un punto de vista veterinario, no existe el perro urbano. Un can siempre va a tener que correr y jugar con otros perros y, aunque haya mascotas más adecuadas para ciudad que otras -por lo general las razas pequeñas se adaptan mejor a la vida en un piso-, en ningún caso se puede descuidar las necesidades de los animales. Aunque la gente esté cada vez más informada sobre lo que supone tener a determinados animales de compañía, el veterinario asegura que han aumentado notablemente los problemas etológicos –aquellos relacionados con el comportamiento– en las mascotas, debido al ritmo de vida que les imponemos en las ciudades. “Antes había alguien siempre en casa que se encargaba de pasear al perro. Ahora todo el mundo sale a trabajar y el perro se queda solo. Eso conlleva problemas de comportamiento”, concluye Josa. 

“País de cultura tradicionalmente católica, machista y violenta, España trataba hasta hace poco a los animales con indiferencia, y a veces con sombría crueldad. Pero la uniformización funcionaba en todos los terrenos, y España se iba aproximando a las normas europeas (…). En las familias, los animales domésticos, que en español recibían el bonito nombre de mascotas, sustituían poco a poco a los niños”. Así retrataba el escritor francés Michel Houellebecq, en su libro La posibilidad de una isla (Alfaguara, 2005), la generalización de los animales domésticos en España. Dejando a un lado la visión mordaz del polémico novelista galo, lo cierto es que perros y gatos son cada vez más frecuentes en nuestras ciudades. Los datos sobre animales domésticos no son muy fiables pues, aunque su identificación es obligatoria en casi todos los supuestos, muchos la ignoran. Pese a esto, la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía calcula, con datos de 2009, que hay una mascota en el 49,3% de los hogares españoles.