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"Las nuevas escuelas sólo para chicas hacen a la mujer más fuerte"
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UN NUEVO CONCEPTO DE EDUCACIÓN DIFERENCIADA

"Las nuevas escuelas sólo para chicas hacen a la mujer más fuerte"

En 1996 cerró el último bastión de la educación diferenciada tradicional de Estados Unidos. El Virginia Military Institute, una escuela militar "sólo para chicos" fue obligado a

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"Las nuevas escuelas sólo para chicas hacen a la mujer más fuerte"

En 1996 cerró el último bastión de la educación diferenciada tradicional de Estados Unidos. El Virginia Military Institute, una escuela militar "sólo para chicos" fue obligado a admitir a mujeres. El mismo año, un nuevo concepto de educación diferenciada puso patas arriba al sistema educativo estadounidense. Se inauguró en el barrio de Harlem, de Nueva York, la Young Women's Leadership School. Fue la primera escuela pública de Estados Unidos que ofrecía una educación diferenciada para chicas adolescentes. Hasta entonces la educación diferenciada se había caracterizado por separar "negativamente" a chicos y chicas, orientándoles en materias distintas. Los hombres podían acceder a escuelas con muchos recursos y las mujeres, que hasta hace relativamente poco ni siquiera podían acceder a las mejores universidades del país, se veían limitadas a escuelas que les enseñaban a ser costureras, peluqueras o secretarias. 

La escuela del Harlem planteó un nuevo modelo, revolucionario, de educación diferenciada. Su enfoque educativo, que pone el acento en las materias científicas, ha sido todo un éxito: la práctica totalidad de sus estudiantes acaban ingresando en la universidad. El modelo se está extendiendo por las grandes ciudades de EE.UU, pero ha encontrado una fuerte oposición ideológica e, incluso, legal, debido a las distintas interpretaciones que se han hecho de la ley estadounidense de 1972 que prohibió la educación desigual en la escuela pública. 

Rosemary C. Salomone, profesora de derecho en la Universidad de Saint Jones de Nueva York, es una de las más respetadas ideólogas de esta nueva corriente de enseñanza diferenciada. Actualmente lidera una comisión del Gobierno de EE.UU encargada de proponer los cambios normativos necesarios para normalizar este tipo de escuelas. Salomone está de visita en España como invitada de la Confederación de Padres de Alumnos para dar una conferencia y ha recibido a El Confidencial en un céntrico hotel madrileño.

Desde el primer momento deja claro que se considera feminista, y explica que el debate sobre la escuela diferenciada debe hacerse con los datos en la mano, sin dejarse llevar por polémicas que ya se solucionaron hace décadas. “Debemos vivir en el presente, y no pensar como en el pasado”, explica Salomone, “cuando las escuelas no trataban igual a ambos sexos. Las nuevas escuelas diferenciadas benefician a la mujer, la hacen más fuerte”. La profesora conoce bien la educación segregada, pues ella misma estudió en una escuela privada católica sólo para chicas, algo que considera “una experiencia decisiva” en su vida. En su opinión, “hay un punto en la vida de toda chica en la que tiene que elegir entre ser inteligente y ser popular”. Salomone cree que en una escuela diferenciada no hay porque tomar esa decisión. Pueden ser populares y a la vez buenas estudiantes. 

La profesora asegura, además, que existen evidencias que demuestran que la educación diferenciada ofrece mejores resultados: “En las escuelas sólo de chicas, éstas tienden a sacar mejores resultados en matemáticas y ciencias, que han sido materias típicamente masculinas, y en escuelas sólo de chicos éstos sacan mejores resultados en literatura, poesía, humanidades; materias en las que suelen ser mejores las chicas. He visto una clase entera de niños de 12 años tocando el violín. Me extrañaría ver esto en un colegio mixto, pues se reirían unos de otros”.

Solución para entornos marginales

Salomone reconoce, en cualquier caso, que la escuela separada por sexos no es buena para todos los niños, ni para todas las edades, pero tiene claro que es un modelo muy satisfactorio para determinados entornos: “Algunos estudiantes no lo quieren, o no lo necesitan, aunque estoy convencida de que la enseñanza diferenciada les vendría bien a muchos más niños de los que creemos. A mucha gente le parece esto muy extraño, muy pasado de moda. Piensan que vivimos en un mundo dónde todos somos iguales y trabajamos y cooperamos juntos, y tienen razón, pero creo que algunos estudiantes, particularmente en la adolescencia, se sienten mucho más fuertes y más preparados cuando se lanzan al mundo real desde escuelas diferenciadas”.

El nuevo modelo de escuela "sólo para chicas", agrupado en torno al Young Women's Leadership School Network, se está extendiendo por grandes ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Boston o Chicago. Salomone explica que su trabajo se centra en barrios pobres con muchos estudiantes emigrantes y asegura que “dan enormes oportunidades a las niñas”. La profesora habla con orgullo de la primera escuela de este tipo, que se abrió en Harlem, y que ha logrado que el 100% de sus estudiantes accedan a la universidad: “Si ves el barrio dónde está, cómo es el vecindario, te das cuenta de que es una cifra alucinante”.

Un debate liderado en España por las escuelas católicas

En España el debate sobre la educación diferenciada tiene un sentido muy distinto al de EE.UU. En nuestro país la mayoría de los colegios concertados que ofrecen una educación diferenciada son católicos. Muchos han pasado por procesos legales que cuestionan la legalidad de su concierto; algunos con resultados favorables, otros en contra.

En Estados Unidos, al contrario de España, lo que es del todo impensable es financiar públicamente colegios confesionales. Salomone explica que lo que está defendiendo son modelos de escuelas públicas, laicas y diferenciadas, y deja claro que “en EE.UU las escuelas religiosas no pueden recibir ningún dinero del Estado”.

El debate es por tanto ajeno a la polémica religiosa, central en el caso de España. Pese a esto, explica la profesora, “sigue habiendo una oposición legal a dar dinero público a escuelas diferenciadas, porque se consideran no igualitarias”. Salomone defiende que en la ley estadounidense tienen cabida las escuelas públicas separadas por sexo, pues lo que se prohíbe es la discriminación algo que, según Salomone, no entra en la lógica de estos centros. “Las organizaciones de derechos civiles comparan la segregación por sexo con la de razas. No tiene nada que ver. Estas escuelas buscan dar más oportunidades a todos. Hay un debate ideológico que no está centrado en la realidad”, concluye.  

En 1996 cerró el último bastión de la educación diferenciada tradicional de Estados Unidos. El Virginia Military Institute, una escuela militar "sólo para chicos" fue obligado a admitir a mujeres. El mismo año, un nuevo concepto de educación diferenciada puso patas arriba al sistema educativo estadounidense. Se inauguró en el barrio de Harlem, de Nueva York, la Young Women's Leadership School. Fue la primera escuela pública de Estados Unidos que ofrecía una educación diferenciada para chicas adolescentes. Hasta entonces la educación diferenciada se había caracterizado por separar "negativamente" a chicos y chicas, orientándoles en materias distintas. Los hombres podían acceder a escuelas con muchos recursos y las mujeres, que hasta hace relativamente poco ni siquiera podían acceder a las mejores universidades del país, se veían limitadas a escuelas que les enseñaban a ser costureras, peluqueras o secretarias.