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¿Estos echarán a Putin? Así es la nueva oposición rusa
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HABLA UNO DE SUS PRINCIPALES LÍDERES

¿Estos echarán a Putin? Así es la nueva oposición rusa

Son jóvenes, de clase media y con perfiles en las redes sociales más populares. Tienen distintas ideas políticas y, aunque no encuentran un líder que les

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¿Estos echarán a Putin? Así es la nueva oposición rusa

Son jóvenes, de clase media y con perfiles en las redes sociales más populares. Tienen distintas ideas políticas y, aunque no encuentran un líder que les represente, tienen una cosa clara: quieren un cambio en su país. Rusia está viviendo un periodo de politización tras una década de absoluto inmovilismo social. El surgimiento de nuevos colectivos, y la generalización del uso de Internet, un medio de comunicación libre –algo inusual en la historia contemporánea de Rusia–, está socavando el sistema político de un país que, pese a la caída del Muro, sigue basándose en el apoyo a un líder supremo. 

No está claro quién va a ser capaz de encauzar políticamente este descontentoHa pasado una semana desde la victoria de Vladimir Putin en las elecciones presidenciales de Rusia. El hombre que ha controlado de facto la Federación Rusa desde el año 1999, ha revalidado su poder otros seis años, pero algo ha cambiado durante estos meses en la decadente superpotencia. El actual presidente sigue teniendo un amplio apoyo popular, pero uno de los pilares que ha sustentado su régimen durante todos estos años, la ausencia de oposición, se ha venido abajo. La brecha prendió en las elecciones legislativas de diciembre, tras un fraude masivo y está lejos de apagarse.

Vladimir Milov, cabeza visible de la oposición rusa y cofundador del Partido de la Gente Libre, tiene claro que Rusia ha asistido a un punto de inflexión que marca el principio del fin del poder de Putin: “El conjunto de la situación política ha cambiado. Putin ya no es el líder absoluto de la política rusa. Hay fuerzas sociales que, básicamente, se niegan a aguantar con esta situación por más tiempo”. El problema es que, de momento, no está claro quién va a ser capaz de encauzar políticamente ese descontento.

Una oposición fragmentada que debe organizarse

En Rusia encontramos dos tipos de oposición, según explica Milov: partidos sistémicos, leales al régimen, que participan en las elecciones, y una oposición no sistémica, formada por gente a la que no le está permitida presentarse a las elecciones porque sus partidos no están registrados. Milov cree que este segundo tipo de oposición “es mucho más activo y popular”, pero aclara que no es, ni de lejos, homogéneo: “Hay grupos democráticos, nacionalistas, de izquierdas, comunistas…”. Según el político –cuyo partido se encuadra entre los que no han podido presentarse a las elecciones presidenciales–, “este espectro de fuerzas ha sido capaz de unirse para pedir un cambio, pero no ha sido capaz de encontrar un candidato unitario que pueda luchar contra Putin en unas elecciones”. Ese es para Milov “el principal problema”.

El movimiento de protesta es más fuerte, pero no lo suficiente para suponer un desafío real al poderLa oposición al putinismo tiene además un importante sesgo demográfico que no se puede olvidar. La prensa occidental nos muestra importantes protestas, pero en realidad esto sólo ocurre en las grandes ciudades, donde se concentra los sectores más dinámicos de la sociedad: las clases medias, los jóvenes y las élites culturales. Por lo general, el resto de Rusia está formada por una ingente masa de población envejecida y pobre que se asusta ante los cambios y no ve una alternativa clara. Entre otras cosas, porque ni siquiera se plantea su existencia.

Nicu Popescu, experto en política rusa y asesor del European Council on Foreign Relations, cree que “el movimiento de protesta contra Putin es mayor y más fuerte, pero no lo suficiente para suponer un desafío real a su poder”. Eso no impide que estemos asistiendo a un cambio significativo: “Hasta ahora ha mandado sin ser contestado seriamente por ninguna fuerza política o social. Esto ha cambiado. Va a haber protestas y su mandato será más complicado”.

Hay ciertas encuestas no oficiales que muestran como la hasta ahora inquebrantable hegemonía de Putin está empezando a romperse poco a poco. Aunque sigue siendo la primera opción para el 41% de los rusos –sin contar los indecisos, los que no piensan votar y los que están “contra todos”–, sólo el 14% creen que es el único líder que puede resolver sus problemas. Todos los expertos coinciden en un punto: en unas elecciones justas –sin fraude y, sobre todo, sin el veto a ciertos candidatos– habría acabado ganando Putin, pero en ningún caso lo habría logrado en la primera vuelta.

Los medios, el último bastión del putinismo

Aunque el poder del presidente sea ahora más débil, la oposición sigue teniendo un grave problema de comunicación. Si hay algo que Putin sigue teniendo atado, y bien atado, es el control de la prensa y la televisión. Popescu es claro al respecto: “Putin mantiene un férreo control de los medios, como siempre lo ha tenido. Ha permitido que algunas personalidades de la oposición, no las más populares, aparezcan en los medios. Pero en ningún caso podemos hablar de medios libres. Durante toda la campaña electoral la televisión ha sido implacable en su apoyo al régimen”.

Una vez que la oposición tenga éxito en la televisión llegará el fin de PutinMilov ha vivido en sus carnes el control mediático de Putin y tiene claro que es “la fortaleza en la que se va a defender, pues es donde tiene más poder.” El opositor cuenta cómo han intentado distribuir periódicos, revistas e información a través de Internet por todas las regiones, pero “más allá de las grandes ciudades, la gente sólo ve la televisión federal y consulta los medios de masas como principal fuente de información”. Tan importante es el control de los medios que Milov asegura que “una vez que la oposición tenga éxito en la televisión llegará el fin de Putin.”

¿Hasta cuándo?

Parece claro que algo está cambiando en Rusia pero, ¿vislumbraremos pronto el final de la "era Putin”? Popescu cree que habrá progresos, pero asegura que el proceso de democratización en Rusia va a ser “lento y doloroso” pues el sucesor de Borís Yeltsin tratará de evitarlo de todas las maneras posibles. “Va a tratar de mantener el sistema en la forma en que él lo ha construido: corrupto y centralizado. Pero se verá obligado a ceder terreno debido a la clase media y el activismo en Internet”.

Debemos ofrecer una alternativa política viable, que de momento no existeMilov es más optimista al respecto. No cree que Putin llegue a agotar su mandato de seis años, aunque advierte de un posible desencanto entre los jóvenes y los ciudadanos más contestatarios: “La gente va a pensar que todo esto ha sido inútil porque Putin ha vuelto al poder. No es verdad. Tenemos que seguir en la calle para demostrar que Putin no ha ganado realmente y debemos convencer a la gente de esto. Además, debemos ofrecer una alternativa política viable, que de momento no existe, pero que espero podamos lograr”.

Son jóvenes, de clase media y con perfiles en las redes sociales más populares. Tienen distintas ideas políticas y, aunque no encuentran un líder que les represente, tienen una cosa clara: quieren un cambio en su país. Rusia está viviendo un periodo de politización tras una década de absoluto inmovilismo social. El surgimiento de nuevos colectivos, y la generalización del uso de Internet, un medio de comunicación libre –algo inusual en la historia contemporánea de Rusia–, está socavando el sistema político de un país que, pese a la caída del Muro, sigue basándose en el apoyo a un líder supremo.