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El futuro del amor, emparejarse sólo con quien se nos parece
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LA HOMOGAMIA, TENDENCIA EN AUGE

El futuro del amor, emparejarse sólo con quien se nos parece

Una de cada cinco relaciones entre los adultos británicos comienza en internet. Y por detrás de los amigos, la red es ya el lugar donde un

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El futuro del amor, emparejarse sólo con quien se nos parece

Una de cada cinco relaciones entre los adultos británicos comienza en internet. Y por detrás de los amigos, la red es ya el lugar donde un 22% de las parejas estadounidenses se han conocido. Sólo una web de contactos, eHarmony, asegura ser la responsable del 5% de los matrimonios del país –unas 540 personas al día–. Y otra web, Match.com, registra cerca de seis millones de visitas mensuales, la mayoría en los días previos a San Valentín. Durante un tiempo, ligar por internet se asoció con la ineptitud emocional; hoy, superado el estigma, la red podría convertirse incluso en el factor de cambio de algunos de nuestros comportamientos románticos.

Las webs de contactos podrían cambiar el modo en que nos relacionamos a largo plazo

Son precisamente las webs de contacto las responsables de esto. A la posibilidad que ofrecen de seleccionar a los candidatos según sus características físicas y de carácter se suma la depuración con que sus algoritmos de búsqueda, cada vez más sofisticados, arrojan unos resultados de búsqueda llenos de personalidades afines a la nuestra. Internet, en este sentido, no sólo hace accesible un mercado –el del amor– a muchas personas que antes no participaban en él; también, y quizás más determinante, nos lo pone mucho más fácil que los bares, las discotecas o el ambiente laboral a la hora de dar con tu pareja ideal.

Homogamia

Es lo que los expertos llaman homogamia; la práctica de relacionarnos sentimentalmente con personas no afines, sino iguales a nosotros mismos. Pero, ¿consiste en eso la media naranja? La psicóloga Eli Finkel dirige un estudio al respecto en la Northwestern University de Chicago cuyos resultados se publican recientemente. “El potencial para llegar a cerca de dos billones de personas ofrece al que busca  una relación unas oportunidades completamente inéditas en la historia de la humanidad”, concluye.

Y la homogamia empieza precisamente cuando la persona debe filtrar tan abrumador aluvión de ofertas. Muchos sitios web te invitan a marcar tus preferencias, te someten a tests y analizan tu personalidad y tus cualidades para conocerte y conseguir que el algoritmo acierte a la hora de ofrecerte a los candidatos que el sistema considera más afines. Del mismo modo, el perfil de esa persona está disponible para ofrecérselo a los perfiles que hayan marcado tus cualidades como las que más les atraen. Finkel asegura que “la creciente popularidad de las páginas de flirteo online tiene el potencial de reducir los costes y el sufrimiento asociados a la disolución de la pareja”.

La sinceridad del usuario es indispensable para que el algoritmo funcione

En todo esto, no obstante, hay un enorme “pero”; ningún mecanismo asegura que los usuarios procedan con sinceridad a la hora de hablar de sí mismos y sobre sus propios atributos personales. El estudio arrojó el dato de que el 60% de los usuarios a los que entrevistaron había mentido acerca de su peso –especialmente las mujeres–, el 48% acerca de su altura –en particular, los hombres– y hasta un 19% tenía en su perfil online una edad distinta de la que mostraba su carnet de identidad. Del mismo modo que obtendremos un mal diagnóstico del médico al que mintamos, no ser sinceros a la hora de hablar de nosotros reduce la efectividad de los procedimientos de búsqueda y nuestra posibilidad, en resumen, de encontrar a la persona soñada –o lo que es lo mismo; que ella nos encuentre a nosotros–.

Aun así, explica Finkel, “tendemos a querer creernos lo que leemos en un perfil ajeno”. Sin embargo, enamorarse de alguien a quien no conoces físicamente “es como enamorarse de Dios”, cuenta la psicóloga. Sin las complejas claves sociales y la química desencadenada por el encuentro físico, le damos a lo que ocurre durante el flirteo una interpretación optimista y estamos más dispuestos a creer lo que la otra persona diga.

¿Los opuestos se atraen?

Sí que hay un elevado índice de usuarios, recuerda Finkel, que llega a encajar a la perfección con otros y a emprender noviazgos y matrimonios de éxito. Entre ellos abundan los que renunciaron a ese viejo dicho de que los opuestos se atraen para buscar –consciente o inconscientemente– personas parecidas a ellas.

Las parejas se alejan más cuando son diferentes en valores que en costumbres

Neil Clark Warren, cofundador de eHarmony, asegura que “los opuestos se atraen, pero luego se atacan. Cuanto mayor sea el grado con que esas personas son distintas, más energía pierden en su matrimonio. Cada diferencia entre ellos requiere una mayor inversión de tiempo y de duro esfuerzo para ser pulida, y esto resta la fuerza con que los miembros de esa pareja se dedican a disfrutar de la relación”. Y no todas las diferencias son igual de importantes. Diferir en valores, cuenta Finkel, “resulta más determinante a la larga que diferir en costumbres”. Que a ella le guste el teatro y a él el fútbol acaba resultando menos importante que entre ambos haya una desigualdad importante en cómo resuelven un conflicto, por ejemplo, o en cómo se enfrentan a la interacción social.

Más sorprendente puede resultar la conclusión de Robin Dunbar, profesor de antropología evolutiva en la universidad de Oxford, de que buscamos la igualdad incluso en términos físicos. “Tendemos a buscar la coincidencia, parejas que sean en cierto modo una versión de nuestro físico, pero en el sexo opuesto. También le atribuimos más credibilidad a las personas cuyos rasgos faciales sean parecidos a los nuestros, pero con ajuste al canon de belleza propio del sexo contrario”. Y si esta cara es simétrica, mejor.

Dunbar también investiga el modo en que seleccionamos a nuestra pareja en internet. “Los hombres con rasgos simétricos fueron calificados como más atractivos por integrantes de ambos sexos”, explica el antropólogo. Lo cierto es que el nivel de simetría entre ambos lados de nuestro cuerpo se tiene por indicativo de la fortaleza de los genes. “Percibimos a los hombres y las mujeres simétricos como más inteligentes y más fértiles”, concluye.

Las webs de contactos monitorizan cientos de variables de nuestra personalidad

En su estudio, Dunbar también reseña el impacto que los pequeños gestos tienen cuando ligamos a través del ordenador. “La satisfacción que una persona experimenta tras la interacción se incrementa hasta en un 30% sólo con que en ella media alguna expresión de alegría” como intercalar smileys o escribir “Lol”.

Cuestión de algoritmos

Está claro que, en todo caso, que encontremos a nuestra pareja ideal depende de que los procesos matemáticos encargados de filtrar. El jefe de búsquedas de eHarmony, Gian Gonzaga, explica que las matemáticas de su modelo están sujetas a un desarrollo constante. Hasta hace poco, declara, “las variables monitorizadas por cada usuario eran unas pocas docenas; ahora son cientos, incluyendo información acerca de cómo el usuario utiliza el sitio o cuánto tiempo tarda en contestar a los mensajes que los demás le dejan”.

Una de cada cinco relaciones entre los adultos británicos comienza en internet. Y por detrás de los amigos, la red es ya el lugar donde un 22% de las parejas estadounidenses se han conocido. Sólo una web de contactos, eHarmony, asegura ser la responsable del 5% de los matrimonios del país –unas 540 personas al día–. Y otra web, Match.com, registra cerca de seis millones de visitas mensuales, la mayoría en los días previos a San Valentín. Durante un tiempo, ligar por internet se asoció con la ineptitud emocional; hoy, superado el estigma, la red podría convertirse incluso en el factor de cambio de algunos de nuestros comportamientos románticos.