Es noticia
Los éxitos más machistas del pop español (pero que no lo parecían)
  1. Alma, Corazón, Vida
CANCIONES QUE SERÍAN INTOLERABLES SI SE GRABARAN HOY

Los éxitos más machistas del pop español (pero que no lo parecían)

La creciente preocupación de la sociedad española por la igualdad de género se puso de manifiesto el pasado jueves, cuando el Día de la Mujer ocupó

Foto: Los éxitos más machistas del pop español (pero que no lo parecían)
Los éxitos más machistas del pop español (pero que no lo parecían)

La creciente preocupación de la sociedad española por la igualdad de género se puso de manifiesto el pasado jueves, cuando el Día de la Mujer ocupó notables espacios en todos los medios de comunicación. Ya sea en en campañas publicitarias o en expresiones artísticas, la actual sensibilidad en esta cuestión hace imposible que se produzca ningún tipo de actuación con connotaciones machistas que no sea denunciada públicamente. No obstante, no siempre fue así. 

Y es que hace apenas un par de décadas, a los españoles nos parecía perfectamente natural bromear sobre el sádico asesinato a una esposa por no tener lista la cena, y nadie parecía ver nada censurable en corear alegremente una apología de la violación. Basta un pequeño repaso superficial para encontrar canciones que alcanzaron el éxito y que, de ser publicadas hoy, serían consideradas intolerables.

La mataré – Loquillo y los Trogloditas (1987)

En el año 87, Loquillo y los Trogloditas eran ya una banda de primer orden dentro del rock nacional, pero no alcanzaron el estrellato hasta la publicación del álbum 'Mis problemas con las mujeres', en el que se encontraba la celebradísima 'La mataré'. Esta sensacional rumba revestida de guitarras eléctricas era obra del compositor clave de la banda, Sabino Méndez, y expresaba un trágico desamor con versos como: “Sólo quiero matarla a punta de navaja, besándola una vez más”. El grupo obtuvo un disco de oro.

Años después, la canción que era uno de los 'platos fuertes' de los conciertos de Loquillo desapareció por completo de su repertorio. En 2004, un fan le preguntó si era cierto que nunca volvería a interpretarla, y que de ser así, sus seguidores “lo lamentarían eternamente”, a lo que el cantante respondió que era “más lamentable comprobar que hay hombres que siguen pensando en matar a sus mujeres”, para remachar que “cantar 'La mataré' es una frivolidad”. No obstante, el rockero (que ha participado en documentales como 'Mujeres en pie de guerra' realizado por su pareja, la cineasta y militante feminista Susana Koska) recuperó la canción en 2008 “porque le apetecía tocarla” y a día de hoy su inconfundible 'riff' inicial sigue sonando en sus conciertos.

Sí, sí – Los Ronaldos (1987)

El mismo año en que Loquillo y los Trogloditas se consagraban definitivamente, los últimos escombros de la Movida madrileña eran expulsados a patadas por los guitarrazos de un grupo de chavales descarados llamados Los Ronaldos. Con su crudo debut homónimo de esencia 'ramoniana' y una actitud de fresca chulería, el grupo se hizo un nombre en el panorama nacional, destacando por su potente directo.

Al frente de la banda se encontraba un jovencísimo Coque Malla, que con solo 18 años se convirtió en un ídolo juvenil que desataba pasiones entre las chicas mientras arrasaba escenarios de todo el país. Ninguna de las jovencitas que suspiraban por él parecía preocuparse por el hecho de que el estribillo de uno de los temas más populares del disco proclamara intenciones tan dudosas como “tendría que besarte, desnudarte, pegarte y luego violarte hasta que digas 'sí'”.

Un ramito de violetas – Cecilia (1975)

En los estertores del franquismo, Evangelina Sobredo había surgido como una feroz crítica de los convencionalismos sociales, con dos discos de folk que rebosaban rebeldía feminista por parte de una hija de diplomático que se había educado en elitistas colegios religiosos de varios países. Decidida a no ser vista como una niña pija, bajo el nombre artístico de Cecilia publicó canciones como “Dama, dama”, punzante condena de las mujeres que perpetúan los estereotipos más banales.

No obstante, en su tercer álbum, la cantautora conseguiría su mayor éxito con “Un ramito de violetas”, la canción que también daba título al disco y por la que aún hoy es más recordada. En ella, Cecilia cantaba toda una oda a la sumisión femenina, narrando la historia de una mujer que “era feliz en su matrimonio” aunque su marido era nada menos que “el mismo demonio”. Poco bueno podemos imaginarnos de ese hombre al que benévolamente se le atribuye “un poco de mal genio” y que sorprendentemente acaba saliendo muy bien parado por escribir versos anónimos a su esposa y mandarlos junto a ramos de flores sin tarjeta. Ella mientras tanto vivía feliz “con la ilusión de ser querida”, aunque fuera por un extraño.

Libertad sin ira – Jarcha (1976)

Aunque el grupo onubense solía incluir una fuerte carga social en sus melodías, y puso música a poetas como Miguel Hernández, Federico García Lorca o Rafael Alberti, ni siquiera el himno de la Transición y la canción más representativa de un periodo de aperturismo está libre de sus gotas de machismo.

Auténtica banda sonora de un momento histórico, la mítica canción tuvo incluso una segunda vida veinte años después para condenar el asesinato de Miguel Ángel Blanco, pero quizás cegados por su potente (y repetitivo) mensaje de esperanza, los españoles nunca han querido destacar que la gente de bien sea retratada como los que “solo desean su pan, su hembra y la fiesta en paz”. Una definición del pueblo llano que difícilmente podría producirse hoy, cuando los movimientos que piden nuevos aires políticos tienen una notable presencia feminista en sus filas.

Me llaman mala persona – Académica Palanca (1992)

La creciente preocupación de la sociedad española por la igualdad de género se puso de manifiesto el pasado jueves, cuando el Día de la Mujer ocupó notables espacios en todos los medios de comunicación. Ya sea en en campañas publicitarias o en expresiones artísticas, la actual sensibilidad en esta cuestión hace imposible que se produzca ningún tipo de actuación con connotaciones machistas que no sea denunciada públicamente. No obstante, no siempre fue así.