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Las cinco claves del 'bombazo' de 'Juego de tronos'
  1. Alma, Corazón, Vida
SE DESCARGÓ 3,5 MILLONES DE VECES EN 2011

Las cinco claves del 'bombazo' de 'Juego de tronos'

Las cifras en torno a Juego de tronos, la adaptación televisiva que HBO hiciera del primer volumen de la saga literaria Canción de hielo y fuego

Foto: Las cinco claves del 'bombazo' de 'Juego de tronos'
Las cinco claves del 'bombazo' de 'Juego de tronos'

Las cifras en torno a Juego de tronos, la adaptación televisiva que HBO hiciera del primer volumen de la saga literaria Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin, son sencillamente apabullantes.

4,2 millones de personas vieron el estreno de la primera temporada en EEUU en un piloto que se rodó dos veces y costó más de 10 millones de dólares –la temporada completa ascendería a más de 60–. En internet la serie llegó a descargarse casi 3,5 millones de veces en 2011, según Torrentfreak.com, mientras la cifra de negocio de Time Warner se situaba en 7.030 millones de dólares –4.916 millones de euros, un 10,3% más que el año anterior–. Muchos analistas han atribuído este espectacular crecimiento al rotundo éxito de su producción de fantasía. Y cuando se lanza la primera temporada en DVD y Blu-ray, el estreno de la segunda se anuncia para abril de este año y la expectación con que su legión de fans la demandan es inaudita desde Perdidos. ¿Cómo es posible pelotazo comercial de semejantes números cuando hablamos de una historia de la que se han vendido más de 22 millones de libros desde 1996?

Es una fantasía medieval poco fantástica y poco medieval

Que una obra de un género menor se convierta en un bombazo comercial depende de una condición muy sencilla: conquistar al público que habitualmente no consume géneros minoritarios. Juego de tronos se vende con la etiqueta de fantástica y medieval, pero es escasa en lo fantástico y de medieval tiene lo medievalista, que no es lo mismo. Aunque sus protagonistas se muevan entre castillos, justas y caballeros con armadura, pocos de los problemas a los que se enfrentan son los propios de donde se ambienta su historia y sí los que abundan entre los géneros de más consumo en el cine y la literatura comercial.

¿Hasta qué punto no tiene Juego de tronos mucho de historia social, con personajes constantemente enfrentados a la frustración de ser mujer, enano, tullido o desposeído social en un universo poco inclinado a favorecerles? ¿Hasta qué punto no es Sansa Stark una adolescente del drama teen incrustada en un universo histórico, o Daenerys Targaryen una joven madre soltera propia del cine social, sólo que con dragones por retoños? ¿Hasta qué punto no utiliza Juego de tronos los resortes clásicos del culebrón, con protagonistas movidos en su maldad por bajas pasiones y en su virtud por una bondad abstracta y bastante idealizada?

Con independencia de que sea o no una gran obra de ficción, no nos engañemos: si nos gustase tanto la épica medieval, los bestsellers del mercado serían El Cid o la Chanson de Roland, no la saga fantástica que nos ocupa. En el éxito de Juego de tronos media de forma determinante la habilidad de George R. R. Martin para conciliar una historia de corte medieval y fantástica con temas de plena vigencia entre los apetitos del lector / espectador del siglo XXI.

Sexo, sexo, sexo

Heterosexual y homosexual, por amor y pagando, acontecido en cama o afanosamente ejecutado allí donde obliga el deseo, no hay modo de retratar el sexo en una producción comercial que no haya aparecido al menos dos veces en Juego de tronos. Los autores de la adaptación televisiva, quizás tentados a edulcorar en su obra aquello que los escritores tienden a retratar con crudeza, han sabido en este caso entender lo que en la televisión de Europa entendieron hace ya bastante: en pantalla, el sexo vende.

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Carisma y empatía

El personaje con más carisma de Juego de tronos es sin lugar a dudas Tyrion, el inteligente miembro del clan Lannister –y así, alineado en el equipo de los malos– que sufre de acondroplasia. Estratega brillante, hedonista ferviente y decididamente carismático, el personaje interpretado por Peter Dinklage es la mezcla perfecta entre Willow, Frodo Bolsón y un pequeño Gregory House con quien no sólo comparte mordacidad, sino incluso un cierto parecido físico.  

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En realidad, los muchos protagonistas de Juego de tronos ofrecen un surtido catálogo de perfiles con los que el lector, que en la práctica son muchas personas distintas, puede identificarse. Desde la virtud heroica de Eddard Stark a la abnegada y maternal de Catelyn Tully pasando por Arya Stark o Brienne de Tarth –que luchan fieras contra los convencionalismos de género–, Bran Stark –que lidia como puede con su condición de parapléjico–, el Jon Nieve que representa a los desposeídos sociales o Renly Baratheon, que ha de ocultar su homosexualidad. Casi cualquier reivindicación social que acabe en –ísmo e incluso alguna más tienen acomodo en Juego de tronos, y eso agrada a un lector que, hoy como siempre, premia y censura a sus personajes según estos le resulten maleables a la hora de proyectarse en ellos.

 ‘Respesca’ actores de fantasía y ciencia ficción.

Un particular curioso de la adaptación televisiva de Juego de tronos es que a través de los actores que dan vida al reparto de principales nos encontramos con algunos personajes no poco emblemáticos de las grandes producciones de la fantasía y la ciencia ficción de los últimos años; si Sean Bean –Eddard Stark– fue el célebre Boromir de El Señor de los Anillos, Lena Headey –la reina Cersei Lannister– fue Sarah Connor en The Sarah Connor Chronicles, de la saga Terminator, y la reina Gorgo en 300. Los universos de Stargate y Alien también están representados a través de Jason Momoa y Kate Dickie mientras Michelle Fairley o Mark Addy, dieron vida a personajes tan significativos como la madre de Hermione en Harry Potter o el legendario fraile Tuck de la última versión de Robin Hood. Nada menos que tres actores venían de interpretar papeles en Doctor Who y otros aparecieron en producciones como Los pilares de la Tierra o Las Crónicas de Narnia.

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Cuando llegó a la pantalla, Juego de Tronos podía tener ganado al fan literario, pero aún tenía que conquistar a su target primario: el aficionado a la fantasía en cine y televisión. Si bien está claro que lo acabaría consiguiendo –y además, por sus propios méritos–, qué mejor manera de atraerlos en un primer momento que haciendo que Boromir, Sarah Connor, Ronon Dex o la madre de Hermione sean los protagonistas de tu historia.

La novela-río, un negocio rentable

La campaña que vende Canción de hielo y fuego –la serie completa de la que Juego de tronos es su primer volumen– como “la novela-río más espectacular jamás escrita”. Aunque los teóricos literarios no hayan alcanzado un consenso para explicar en qué consiste exactamente una novela-río, la definición que más recurre es la de que se trata de una o varias novelas sobre una misma historia contada con diferentes puntos de vista, estilos narrativos y hasta géneros literarios.

Una particularidad que los estrategas de márketing de Juego de Tronos han puesto a rentar; George R. R. Martin autorizó ligeros cambios en la adaptación televisiva de la primera temporada, mientras que anunció algunos más radicales para la segunda, incluyendo la aparición de nuevos personajes, que algunos que mueren en el libro sobrevivan en la televisión y viceversa y que otros cambien de nombre.

Las cifras en torno a Juego de tronos, la adaptación televisiva que HBO hiciera del primer volumen de la saga literaria Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin, son sencillamente apabullantes.