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Los plagios más descarados en el rock
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¿HOMENAJES O BURDAS COPIAS?

Los plagios más descarados en el rock

¿Qué te suena algo esa canción? ¿Dónde la habrás escuchado antes? ¿Puede que fuera otra parecida? Sí, claro, ya la identificas. ¡Vaya cara...! Pues bien, a

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Los plagios más descarados en el rock

¿Qué te suena algo esa canción? ¿Dónde la habrás escuchado antes? ¿Puede que fuera otra parecida? Sí, claro, ya la identificas. ¡Vaya cara...! Pues bien, a lo largo de la historia del rock lo de utilizar la música de otros para crear canciones que se firman como propias ha sido, digámoslo así, bastante habitual. Llámalo influencias u homenaje, en el mejor de los casos, o pirateo o plagio en el supuesto más común. Eso sin tener en cuenta el tan concurrente sampleado o muestreo de los últimos tiempos, más difícil de identificar aún.  

El plagio afecta a los más grandes

El caso más conocido tuvo por protagonista a George Harrison. Su My Sweet Lord tomaba algo más que una nota del He’s So Fine de The Chiffons, quedando en evidencia por una clara condena judicial. Parece que no le importó lo más mínimo, ya que en su haber constan al menos otros tres casos flagrantes: su What Is Life remite a Keep On Running de Spencer Davis Group, Long, Long, Long a Sad Eyed Lady Of The Lowlands de Bob Dylan, y When We Was Fab a Can’t Get It Out Of My Head de la E.L.O., aunque en este caso el propio líder de este grupo, Jeff Lyne, tiene que haber sido cómplice interesado, ya que él mismo produjo aquella grabación -además de compartir proyecto con Harrison en The Traveling Wilburys-. 

Ya en tiempos de los Beatles se comentaba que Come Together le debía mucho a You Can’t Catch Me de Chuck Berry. Y en el single de resurrección de los de Liverpool en los 90, Free As A Bird, compuesto a partir de una maqueta de John Lennon, quedaba claro que éste había escuchado Remember (Walking In The Sand) de The Shangri-Las’s.   

A juicio 

Según la jurisprudencia, para declarar que una canción plagia a otra tiene que haber un número mínimo de compases idénticos. Los casos más recordados son aquellos que tienen sentencia judicial por el medio, con lo que la copia se vuelve algo evidente que salpica a su autor para siempre. Michael Jackson lo ha vivido en un par de ocasiones. Por Wanna Be Starting Something tuvo que pagarle derechos de autor a Manu Dibango: Soul Makossa, una de las canciones africanas más rítmicas, era la canción plagiada. Más extraño aún es dónde buscó la inspiración para otra de sus creaciones: según un juez italiano, Will You Be There es una copia de I cigni di balaka de... ¡Albano y Romina Power!

Oasis intentaron disimular lo evidente escondiendo Step Out en una cara B, después de que algunos periodistas que recibieron una copia de adelanto de (What’s The Story) Morning Glory? descubrieran su asombroso parecido con Uptight de Stevie Wonder. No hubo suerte: éste los demandó y obtuvo su parte del botín. Algo similar sucedió cuando los Isley Brothers descubrieron que Love Is A Wonderful Thing de Michael Bolton no sólo tenía el mismo título que un antiguo tema suyo, sino que eran idénticas. Un juez, después de la demanda de rigor, les dio la razón, y la verdad es que no tuvo que romperse la cabeza para emitir su veredicto.  

Puestos en evidencia

Hay otros casos que son también indiscutibles, o al menos eso piensa una inmensa mayoría, aunque, que sepamos, no han llegado a denunciarse. Tal vez los plagiados estaban demasiado ocupados o no quisieran poner en aprietos a sus pupilos, o puede incluso que creyeran que ya tenían bastante con los derechos del tema original. Viene de antiguo: ya Tommy Roe hizo de Sheila un segundo Peggy Sue, de Buddy Holly, los propios Isley Brothers recrearon la mítica La Bamba, famosa gracias a Richie Valens, en su Twist & Shout y Steve Miller hicieron lo propio en su Rockin’ Me con All Right Now de Free.

Unos años después, Disco 2000 de Pulp, se reveló idéntica a Gloria de Umberto Tozzi, By Your Side de Sade, sospechosamente parecida a Whiter Shade Of Pale de Procol Harum, y Rock DJ de Robbie Williams, con la misma base que It’s Ecstasy When You Lay Down Next To Me de Barry White.   

Los caraduras

A algunos homenajear o copiar no les parece suficiente. Más bien, una vez que han tomado una canción de otros sin acreditarlos, ¿para qué esconderse? Así que no se preocupan ni por cambiarle el título a la canción, pensando que los originales son tan poco conocidos que nadie los descubrirá.

ZZ Top titularon Thunderbird a una canción homónima de The Nightcaps que, por si no quedara claro, calcaron nota por nota, aunque sin acreditar a sus autores. No fue la primera vez, aunque al menos con La Grange habían tenido el detalle de renombrar otra de sus copias, en este caso del Boogie Chillen de John Lee Hooker.  

En este tipo de plagios, los más reincidentes han sido los Rolling Stones. En dos ocasiones distintas tomaron dos canciones diferentes de Robert Johnson, Love In Vain y Stop Breakin’ Down, y las firmaron como suyas. Años después se justificaron aludiendo que creían que se trataba de canciones tradicionales del blues. 

Boney M tomaron By The Rivers Of Babylon completa, incluido el título, de un viejo éxito reggae de The Melodians. Por su parte, The Alarm hicieron lo propio con The Bells Of Rhymney, que compusiera Idis Davies y popularizaran The Byrds; en su caso, la justificación fue mucho más simple: se habían olvidado de poner los nombres de los autores reales. ¡Toma olvido!  

Casos curiosos

Quedan para el final aquellos casos que merecen una atención especial por lo singular del asunto. Que un autor se denuncie a sí mismo no sucede nunca. Mejor dicho, casi nunca, ya que John Fogerty demandó a John Fogerty porque The Old Man Down The Road, de su carrera en solitario en los 80, era similar a Run Through The Jungle, de su etapa con Creedence Clearwater Revival. Más bien fue cosa de los abogados que representaban a cada una de las compañías que tenían los derechos sobre las canciones, dándosele la razón al final a la parte demandante. Lo cierto es que este cuento se les puede aplicar a muchos. ¿Los Ramones demandando a los Ramones por lo parecido de sus píldoras punk?

A uno de los grupos más imprevisibles de la historia del rock, KLF, no les pareció suficiente una canción, así que construyeron todo su álbum What The Fuck Is Going On sobre la base de Dancing Queen de Abba, por toda la cara. A los suecos no les hizo la más mínima gracia que a los británicos, auténticos fustigadores del negocio musical, y no pararon hasta retirar el disco de las tiendas.  

La lista es interminable. Casi todos los casos aquí recogidos son incuestionables. Hay muchos más y así seguirá siendo por siempre, aunque tampoco es que haya que creerse a pie juntillas todo lo que se dice: de ser así podríamos hacer caso a los comentarios que dicen que Bruce Springsteen copió Streets Of Philadelphia de... ¡La carretera de Julio Iglesias!

Xavier Valiño* Es responsable de la web Similar Rock, un portal en el que se recogen “parecidos razonables”. Desde su aparición, hace unos días, se pueden escuchar cosas como el asombroso parecido del clásico Chica de ayer de Nacha Pop con una oscura canción italiana en versión de un argentino, concretamente La caza del bisonte en interpretación de Piero.

¿Qué te suena algo esa canción? ¿Dónde la habrás escuchado antes? ¿Puede que fuera otra parecida? Sí, claro, ya la identificas. ¡Vaya cara...! Pues bien, a lo largo de la historia del rock lo de utilizar la música de otros para crear canciones que se firman como propias ha sido, digámoslo así, bastante habitual. Llámalo influencias u homenaje, en el mejor de los casos, o pirateo o plagio en el supuesto más común. Eso sin tener en cuenta el tan concurrente sampleado o muestreo de los últimos tiempos, más difícil de identificar aún.