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¿Qué hemos hecho para que nos vean así?: personajes españoles en Hollywood
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ESPADACHINES, VAMPIROS E INMORTALES

¿Qué hemos hecho para que nos vean así?: personajes españoles en Hollywood

Espadachines obligados por el pundonor, inmortales errantes por varias causas y hasta enmascarados toreros ninja con gran aparato folclórico son algunos de los personajes españoles que

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¿Qué hemos hecho para que nos vean así?: personajes españoles en Hollywood

Cuando el film transcurre en España –como El Cid o Manolete, por ejemplo– el guionista suele practicar las prudencias obligadas en este tipo de casos. Del mismo modo, y mientras el personaje español tenga ascendente real –como el Dalí de Medianoche en París o el Picasso del biopic británico–, este mismo guionista suele ceñirse al detalle que prescriban sus biografías particulares. Sin embargo hay películas y series cuyo tema no es español ni sus historias transcurren en España en las que aparece de repente, y sin mucha explicación supletoria, un personaje de Barcelona, Sevilla o Logroño, sin ir más lejos. Es en ese supuesto donde el tópico hispano se revela en todo su sorprente esplendor y los españoles nos convertimos en caballeros solemnes de honor riguroso, oscuros obsesos religiosos con mucho temor de Dios o coloridos apasionados de nosotros mismos sin más afición que la reivindicación chovinista de lo español, cuando no sólo de lo andaluz –que a ojos de Hollywood son, sin matices, dos grados de una misma cosa–. Un perfil alimentado por el estereotipo y la leyenda negra que reaparece con persistencia entre algunos de los personajes españoles más emblemáticos de las ficciones de Hollywood.

1. Juan Ramírez Sánchez Villalobos, caballero en Los Inmortales

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Interpretado por Sean Connery, el inmortal Juan Ramírez Sánchez Villalobos era espadero mayor del rey Carlos I de España en Los inmortales (1986). Instruyó a Connor MacLeodChristopher Lambert– en el arte de no morir nunca y le confesó que en realidad, su españolidad era sólo de paso –porque en la inmortalidad, que es algo muy largo, las nacionalidades sólo duran lo que dura el país en pie–. Su nombre real era Tak-Ne y había nacido en Egipto en el siglo IX a.C. El del caballero Ramírez Sánchez no es, ni mucho menos, el único caso; los guionistas de Hollywood parecen tener claro que cuando se trate de una ficción de época y la trama requiera que aparezca entre la floresta un caballero errante, atormentado por su pasado y preferiblemente ducho en esgrima, nada como un buen espadachín español.

2. El gato con botas, espadachín en Shrek y El gato con botas

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No en vano el gato con botas, un personaje popular de origen francés, ha acabado siendo español a efectos hollywoodienses. Ocurrió cuando Dreamworks confirmó la participación de Antonio Banderas como la voz del felino espadachín en Shrek II (2004) y los guionistas tuvieron la idea de transformarlo en un trasunto del Zorro que Banderas ya interpretase años antes, aunque convirtiéndolo en español en lugar de mexicano. “Cuando llegué a Estados Unidos con 31 años ni siquiera hablaba inglés”, explicó Antonio Banderas en el talk show británico The Graham Norton Show cuando fue a presentar el reciente spin-off que tiene al gato como protagonista. “El hecho de que el personaje más exitoso de toda mi carrera consista sólo en mi voz me resulta paradójico”, aunque apunta que por eso precisamente es también uno de los personajes de los que se siente más orgulloso.

3. Íñigo Montoya, espadachín en La princesa prometida

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También español y también espadachín, Íñigo Montoya es quizás uno de los nacionales más entrañables de la historia del cine. Lo creó William Goldman para su libro La princesa prometida –que en 1987 llevaría al cine Rob Reiner– y lo interpretó para la gran pantalla el actor y cantante estadounidense Mandy Patinkin. Acompañaba al astuto siciliano Vizzini y al gigante turco Fezzik por el país de Florin, aunque su verdadero objetivo era vengar la muerte de su padre, asesinado por un caballero con seis dedos. Suya es la inmortal frase “Hola, me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre; prepárate a morir”.

4. Antonia Gavilán de Logroño, bruja medieval en True Blood 

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Y es que el género donde el personaje español parece recurrir más es la fantasía. Interpretada por Fiona Shaw y Paola Turbay en la cuarta temporada de True Blood (2011), Antonia Gavilán de Logroño –Gavilán de apellido, Logroño de genitivo– es una bruja que vivió en la capital riojana durante el siglo XVII y murió en 1610 quemada por la Inquisición –institución que resulta estar controlada secretamente por una conspiración vampírica–. Volvería a la vida siglos después para intentar acabar con todos los vampiros del mundo utilizando un hechizo que los obliga a salir a la luz del sol.

5. Richard Alpert, personaje inmortal en Perdidos

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Richard Alpert no envejecía, hablaba latín y aparecía siempre con el mismo aspecto en tanto flashback temerario hiciesen los guionistas de Perdidos (2004-2010). Durante seis años de piruetas literarias, el enigmático Richard reaparecía constantemente de entre el follaje de la isla misteriosa haciéndose llamar Ricardus y transmitiendo los mensajes de un tal Jacob, que gobernaba en la sombra. El que fuera uno de los personajes más interesantes de la serie no se libraría del poco honroso final con que sus guionistas malograron la ficción que tuvo en vilo a la audiencia de medio mundo: Richard resultó ser Ricardo, un canario que nació en el siglo XIX y arribó a las costas de la isla después de que su barco naufragase. En 1867 se convirtió en el sirviente personal de Jacob, que en contrapartida le concedió la vida eterna, y se enemistó con el malévolo humo negro, al que, como buen español que era, asoció desde su llegada con el mismísimo Satanás

6. Isabel, reina de Castilla en La fuente de la vida

Fuente: Warner Bros.

La reina Isabel de Castilla que retrató Darren Aronofsky e interpretó Rachel Weisz en La fuente de la vida (2006) vivía en un lugar peligrosamente parecido a la Mezquita de Córdoba y era bastante más mística de lo que seguramente pudo permitirse en vida su –muy libre– referente, la verdadera Reina Católica. Su historia con Tomás, de profesión conquistador –interpretado por Hugh Jackman– emula la de Juan Ponce de León, conquistador español de Puerto Rico y descubridor de Florida que, según la leyenda, se obsesionó con la búsqueda de la fuente de la eterna juventud.

7. Angélica, pirata en Piratas del Caribe

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8. Vega, luchador en Street Fighter

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Porque si algo está claro es que los españoles de Hollywood dan guerra sean hombre, mujer o un poco de ambos. Catalán, torero y bastante andrógino, Vega es un personaje del universo Street Fighter que recibió en Japón el nombre de Balrog. Nació en Barcelona, donde lógicamente se convirtió en torero, y viajó a Japón, donde lógicamente se convirtió en ninja. El ninja torero se especializó en la lucha en jaula y tanto en videojuegos como películas tiene por costumbre hacer militancia de lo español, decorando la jaula en la que lucha con capotes, banderillas y geranios cordobeses. También lleva una máscara, pues es narcisista en extremo y tiene miedo de arruinar sus facciones en el curso de la pelea. En la película de 1994 fue interpretado por Jay Tavare, mientras que en la de 2009 –en la que su personaje adquirió más protagonismo– fue interpretado por el rapero Taboo, del grupo Black Eyed Peas.

9. Santiago, vampiro en Entrevista con el vampiro

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En puridad, la nacionalidad del vampiro Santiago nunca se confirma en libro o película alguna de Entrevista con el vampiro, pero de su nombre –que existe exclusivamente en nuestro idioma– y su extracción histórica –se integraba en un nutrido grupo de vampiros europeos del siglo XIX– algunos han deducido que se trata de un personaje español. Cuando los protagonistas llegan a París, el grupo vampírico que lidera Armand –de origen ruso– incluye a Santiago, su subalterno. En la adaptación cinematográfica, no obstante, es Armand quien conserva el acento español de Antonio Banderas mientras Stephen Rea, que interpreta a Santiago, tiene un acento inglés normal.

10. Máximo, gladiador en Gladiator

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Igual de controvertida es la nacionalidad de Máximo DécimoMeridio, apodado Gladiador, que más que español era hispano de Augusta Emérita, hoy Mérida, lo que técnicamente le convierte en extremeño. Máximo el hispano, interpretado por Russell Crowe, sufrió lo indecible en el péplum dirigido por Ridley Scott (2000) hasta que consiguió vengarse de su enemigo, el pérfido emperador Cómodo, interpretado por Joaquin Phoenix. Se trata, una vez más, de un personaje atormentado por su pasado que llevará el arreglo de su honor mancillado hasta sus últimas consecuencias.

Cuando el film transcurre en España –como El Cid o Manolete, por ejemplo– el guionista suele practicar las prudencias obligadas en este tipo de casos. Del mismo modo, y mientras el personaje español tenga ascendente real –como el Dalí de Medianoche en París o el Picasso del biopic británico–, este mismo guionista suele ceñirse al detalle que prescriban sus biografías particulares. Sin embargo hay películas y series cuyo tema no es español ni sus historias transcurren en España en las que aparece de repente, y sin mucha explicación supletoria, un personaje de Barcelona, Sevilla o Logroño, sin ir más lejos. Es en ese supuesto donde el tópico hispano se revela en todo su sorprente esplendor y los españoles nos convertimos en caballeros solemnes de honor riguroso, oscuros obsesos religiosos con mucho temor de Dios o coloridos apasionados de nosotros mismos sin más afición que la reivindicación chovinista de lo español, cuando no sólo de lo andaluz –que a ojos de Hollywood son, sin matices, dos grados de una misma cosa–. Un perfil alimentado por el estereotipo y la leyenda negra que reaparece con persistencia entre algunos de los personajes españoles más emblemáticos de las ficciones de Hollywood.