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Las tres mejores películas del próximo cine estadounidense
  1. Alma, Corazón, Vida
DE LA MAGIA DE SCORSESE A LA PUESTA EN ESCENA DE JEFF NICHOLS

Las tres mejores películas del próximo cine estadounidense

Mi primer consejo es de lo más cinéfilo, dado que se trata del hermoso homenaje al cine que ha realizado Martin Scorsese bajo el título de

Foto: Las tres mejores películas del próximo cine estadounidense
Las tres mejores películas del próximo cine estadounidense

Mi primer consejo es de lo más cinéfilo, dado que se trata del hermoso homenaje al cine que ha realizado Martin Scorsese bajo el título de La invención de Hugo (Hugo, 2011), y que se estrena en España el 24 de febrero. Adaptación del libro infantil de Brian Selznick La invención de Hugo Cabret, el nuevo trabajo del autor de Taxi Driver me parece, honestamente, una obra maestra y uno de sus films más completos, donde ha volcado tanto su amor por el cinematógrafo como el virtuosismo fílmico que ha ido desarrollando y perfeccionando a lo largo de más de cuarenta años de carrera. La historia de Hugo Cabret (Asa Butterfield), un huérfano que vive dentro del gigantesco reloj de la estación de tren del París de los años 30, y que de manera accidental acaba descubriendo que Papá Georges (Ben Kingsley), el anciano dependiente de la pequeña juguetería de la misma estación, no es sino el olvidado pionero y mago del cine Georges Méliès, da pie a una película de la cual cabe destacar su magistral empleo de las 3D, hasta el punto de que, por una vez y sin que sirva de precedente, se puede afirmar sin margen de error que La invención de Hugo no solo merece verse en su (excelente) versión estereoscópica, sino que es en su utilización de la imagen tridimensional donde alcanza todo su sentido.

La película, construida alrededor de la idea del cine entendido como magia, halla su máxima expresión en sus brillantísimos encuadres en tres dimensiones, con los cuales Scorsese reestablece, para el espectador de principios del siglo XXI, la fascinación del primer y asombrado público que, a finales del XIX, creía que un tren filmado iba a salir de la pantalla y les iba a arrollar, y que a principios del siglo siguiente se quedaron boquiabiertos, como niños, ante los increíbles trucos primitivos del prestidigitador Méliès.

Los Idus de marzo

Para el 9 de marzo está previsto el estreno entre nosotros de la nueva película dirigida y también protagonizada –si bien no en el papel principal— por George Clooney: The Ides of March (2011), que aquí conoceremos con el título –más bien desdichado— de Juego de traición. Los idus de marzo (sic): qué le vamos a hacer. Anécdotas de distribución aparte, el nuevo trabajo del actor tras las cámaras es una obra digna de ser vista y se inscribe, coherentemente, en el grueso del tipo de película-de-izquierdas intrínsecamente estadounidense que Clooney ha venido practicando desde el inicio de su carrera como realizadorConfesiones de una mente peligrosa (Confessions of a Dangerous Mind, 2002), Buenas noches, y buena suerte (Good Night, and Good Luck, 2005)—, con la excepción de Ella es el partido (Leatherheads, 2008). Impenitente admirador del cine norteamericano de los setenta –al igual que su amigo, antiguo socio y, en buena medida, mentor cinematográfico Steven Soderbergh—, Clooney desarrolla en Juego de traición. Los idus de marzo un relato crítico en torno a la política estadounidense contemporánea, en la línea de títulos como El candidato (The Candidate, 1972, Michael Ritchie) o Todos los hombres del presidente (All the President’s Men, 1976, Alan J. Pakula), protagonizados y producidos, no por casualidad, por la estrella de Hollywood que puede considerarse un precedente directo de Clooney: Robert Redford. Aquí, la evolución de Stephen Meyers (Ryan Gosling), asesor de imagen del candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos Mike Morris (Clooney), que acaba descubriendo la amarga realidad (humana) que se esconde tras este último, al que tenía idolatrado, da pie a un relato sólido y honesto, realzado por un espléndido elenco: Philip Seymour Hoffman, Paul Giamatti, Marisa Tomei, Evan Rachel Wood y Jeffrey Wright.

Take Shelter

También el 9 de marzo se estrena en España Take Shelter (ídem, 2011), una reputada producción independiente estadounidense que ha escrito y dirigido Jeff Nichols. Obra sugestiva e inclasificable, a medio camino entre el drama rural y el relato fantástico, la introspección psicológica y la digresión onírica, su argumento gira en torno al inquietante proceso paranoico que conduce a un humilde obrero, Curtis (un excelente Michael Shannon), a convencerse de que algo terrible está a punto de suceder. Pesadillas, alucinaciones y premoniciones llevan al protagonista a un estado cercano al de la locura, para desesperación de su esposa, Samantha (Jessica Chastain), y de su pequeña hija sordomuda, Hannah (Tova Stewart). Comparada con cierta frecuencia con M. Night Shyamalan –a mi entender, un símil no muy afortunado—, Take Shelter es un película tan extraña como atractiva, y que va calando hondo en el espectador gracias a un minucioso trabajo de puesta en escena que funciona a base de impregnación: las pesadillas de Curtis, los misteriosos fenómenos que percibe a su alrededor (nubes de tormenta, rayos y truenos, bandadas de pájaros) y el miedo que se va apoderando de su persona están mostrados en todo momento con sobriedad y sin estridencias; y, a pesar de ello, el film acaba desembocando en un inesperado clímax de lograda atmósfera apocalíptica, que parece surgir en todo momento del interior turbulento del protagonista. Una película difícil, pero ciertamente interesante.  

*Tomás Fernández Valentí es coordinador de la revista cinematográfica Dirigido por y autor del blog El cine según TFV

Mi primer consejo es de lo más cinéfilo, dado que se trata del hermoso homenaje al cine que ha realizado Martin Scorsese bajo el título de La invención de Hugo (Hugo, 2011), y que se estrena en España el 24 de febrero. Adaptación del libro infantil de Brian Selznick La invención de Hugo Cabret, el nuevo trabajo del autor de Taxi Driver me parece, honestamente, una obra maestra y uno de sus films más completos, donde ha volcado tanto su amor por el cinematógrafo como el virtuosismo fílmico que ha ido desarrollando y perfeccionando a lo largo de más de cuarenta años de carrera. La historia de Hugo Cabret (Asa Butterfield), un huérfano que vive dentro del gigantesco reloj de la estación de tren del París de los años 30, y que de manera accidental acaba descubriendo que Papá Georges (Ben Kingsley), el anciano dependiente de la pequeña juguetería de la misma estación, no es sino el olvidado pionero y mago del cine Georges Méliès, da pie a una película de la cual cabe destacar su magistral empleo de las 3D, hasta el punto de que, por una vez y sin que sirva de precedente, se puede afirmar sin margen de error que La invención de Hugo no solo merece verse en su (excelente) versión estereoscópica, sino que es en su utilización de la imagen tridimensional donde alcanza todo su sentido.