Es noticia
¿Por qué las cebras no tienen úlcera?
  1. Alma, Corazón, Vida

¿Por qué las cebras no tienen úlcera?

 Un día más. Mi rutina empieza ooootra vez, estoy aburrido. Es siempre lo mismo. Madrugar. Desayunar. Ir al colegio. Volver a casa. Estudiar. Dormir. Y así

Un día más. Mi rutina empieza ooootra vez, estoy aburrido. Es siempre lo mismo. Madrugar. Desayunar. Ir al colegio. Volver a casa. Estudiar. Dormir. Y así uuuuna y otra vez.

Con cierto optimismo me levanto. Me repito una y otra vez que hoy será mejor día que los anteriores. Tengo esperanzas. Por lo menos veré a todos mis amigos y podremos comentar el partido de ayer.

Una vez más llego tarde pero con una simple excusa como: “Había atasco”… (teniendo en cuenta que vivo al lado y siempre voy andando) ha sido suficiente para que no me pongan ninguna falta.

Nada más llegar me siento al final de la clase, me propongo hacer algo productivo. Propósito de hoy: atender. Tengo inglés. La verdad es que debo prestar atención, me estoy preparando para hacer un examen oficial de la Universidad de Cambridge. Tal vez los idiomas sean una de las pocas cosas que realmente me interesan del colegio y mi reto de este año es hacer el Advanced, un nivel C1. La semana pasada realicé un examen tipo, de este y la verdad es que no me salió del todo bien. Era bastante difícil y no me había preparado bien. Necesito una nota de 60 sobre 100 para poder pasar este examen.

Cómo dejar de confiar en uno mismo

Empieza la clase y nuestro profesor nativo procedente de Inglaterra nos ha comentado que ya tiene las notas de un examen que determinará la posible realización de éste. Noto como mi corazón empieza a latir cada vez más y más rápido. Realmente esta es una de las pocas cosas que me importan de veras.

Pasados unos minutos recibí mi nota, me quedé perplejo. Había suspendido con un 49. Estaba flipando. ¿Esto quería decir que no podía hacerlo? Todas mis preguntas fueron resueltas cuando el profesor nos lo explicó. Todas aquellas personas que tuvieran un 55 se les daría una oportunidad para hacerlo. Pero, ¿y yo? Tenía que hablar con él. Así que levanté la mano y le pregunté que qué pasaría si yo quiero hacerlo pero no llego al 55. Fue entonces, cuando empezó la humillación, el perder las ganas y el dejar de confiar en mí mismo. Oí palabras tales como: “No eres capaz de aprobar”, “es un malgasto de tu tiempo y dinero”... Enfado, frustración e ira es lo que sentía en esos momentos. Seguía sin creérmelo.

Y pasaron las horas. Y es que en un par de minutos, unas cuantas palabras y ¡ZAS! Dejo de creer en mí mismo, ya sólo me salen palabras como “no puedo hacerlo”, “no soy capaz”. Y así es como mi motivación y ganas en el inglés se desvanecieron en cuestión de minutos.

Ahora es cuando me pregunto... ¿No tendrían que motivarnos?, ¿no tendrían que ayudarnos a superar nuevos retos y a gestionar nuestra frustración? ¿No tendrían que creer en nosotros y no dejar que nos demos por vencidos en vez de celebrarlo como si fuera algo que desearan que pasara?