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Neolíder: los ciudadanos buscan una nueva Margaret Thatcher
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"TODO SE REDUCE A SI LA ECONOMÍA VA BIEN O NO"

Neolíder: los ciudadanos buscan una nueva Margaret Thatcher

La crisis económica mundial ha dejado entrever la necesidad de liderazgo existente en todo el mundo. La ausencia de líderes carismáticos que hayan encauzado las dificultades

Foto: Neolíder: los ciudadanos buscan una nueva Margaret Thatcher
Neolíder: los ciudadanos buscan una nueva Margaret Thatcher

La crisis económica mundial ha dejado entrever la necesidad de liderazgo existente en todo el mundo. La ausencia de líderes carismáticos que hayan encauzado las dificultades ha puesto a los políticos en el punto de mira de los ciudadanos. La clase política se sitúa en España como la tercera preocupación de los ciudadanos.

La mayoría de los gobiernos que estaba en el poder ha caído en las elecciones de sus respectivos países y los que todavía se perseveran tienen por delante un duro trabajo para recuperar la credibilidad y la confianza. La popularidad de Nicolas Sarkozy, por ejemplo, está en mínimos desde que ganase las elecciones presidenciales francesas y este año el líder galo tiene que volver a encontrarse con las urnas.

Por otra parte, los partidos que han caído de los Ejecutivos, como el PSOE, se encuentran enfrascados en una lucha interna para hacerse con el poder de sus formaciones. Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba se juegan hacerse cargo del partido tras su mayor derrota electoral. También el partido republicano norteamericano está enfrascado en la elección de la nueva cabeza de la formación. Pero, ¿qué características necesitan los nuevos líderes para responder a las necesidades actuales? ¿Cómo deben encarar el camino para derrotar al actual presidente?

Jordi Rodríguez Virgili, subdirector del máster de Comunicación Política y Corporativa de la Universidad de Navarra, explica a El Confidencial que “con la crisis actual se busca un líder que inspire confianza y aúne los factores necesarios para encabezar”. A juicio del profesor, “se necesita gente que sea capaz de influir en las decisiones”.

“La gente busca dos grandes cualidades. Primero se buscan líderes en los que confiar, que sean honrados y que no te engañen, ya que la mentira hace mucho daño a la política. Luego, se quiere que el que esté en el poder sea competente, algo que se está subrayando con la crisis porque estamos sufriendo problemas reales y tangibles que nos están afectando al bolsillo”, afirma. En este sentido, Rodríguez Virgili alude a que “no cree que se estén buscando tecnócratas”, sino gente que está preparada, y subraya que no considera al presidente italiano Mario Monti o al ministro de Economía, Luis De Guindos, tecnócratas. “De Guindos tiene gran experiencia en la gestión pública”, dice.

El tercer factor que los ciudadanos buscan en el líder es “la identificación”. “Cuando no había problemas nos basábamos más en este aspecto”, cuenta. El ejemplo es George Bush, un perfil atípico de presidente norteamericano. “Bush era muy cercano, era un presidente que podías meter en el salón de tu casa”, señala el profesor de la Universidad de Navarra.

En ese momento, los ciudadanos preferían a alguien con el que se identificaban y, por tanto, del que se podían fiar. Además, veían a Bush como cualquier otra persona, lo que hacía que tuviesen la sensación de que se preocuparía más por sus problemas.

“Enfrente estaba el candidato demócrata Al Gore, que era alguien muy preparado, pero distante y demasiado perfecto, tanto que podía intimidar a los votantes”, señala. El caso de Obama también entronca en esta sensación de identificación. “Concordaba con la historia de EEUU, nos hacía soñar y pensar que era posible unirnos”, explica.

La economía manda

Sin embargo, Obama ha tenido que dar un giro en sus mensajes y ha tenido que adecuarse a las circunstancias para dar la vuelta a su índice de popularidad, que ha pasado de estar entre los más altos a situarse entre los más bajos. Jorge Díaz-Cardiel, autor de La reinvención de Obama. ¿Tras la decepción hay esperanza? (LID Editorial), explica a El Confidencial que este cambio “es consecuencia del éxito obtenido”. “La parte más conservadora del país se ha sentido molesta y ha entendido que Obama se ha convertido en una figura que divide a la sociedad”.

Rommey es el mejor candidato para ganar a Obama

También hace referencia a que desde el mundo de las finanzas hay una sensación “de alienación y de que el presidente era antinegocios, algo que no es cierto”. Si a esto añadimos la trayectoria económica derivada de la crisis, tenemos el cóctel perfecto para que los ciudadanos estén descontentos. “Al final todo se reduce a si va bien o mal la economía”, comenta.

Díaz-Cardiel alude a que los resultados de las elecciones legislativas en el país en 2010 dieron la mayoría a los republicanos. “Ahí Obama se dio cuenta de que el país se había vuelto más conservador y de que necesitaba un liderazgo distinto. Ha evolucionado a una posición de centro de forma clara y evidente”, señala.

Otro aspecto que repercute a Obama de forma negativa es su discurso y pone como ejemplo de buen liderazgo a Bill Clinton. “Clinton era capaz de establecer una relación de tú a tú con la gente. A Obama eso le cuesta porque es más académico y racional y necesita crear una línea argumental para explicarse”, asegura. “En América son muy sencillos y si les habla de cosas muy complejas les mareas”, cuenta.

Díaz-Cardiel explica que si los datos económicos del país se mantienen en una perspectiva positiva, Obama ganará las elecciones. Pero se refiere también a que dependiendo de quién tenga enfrente, lo tendrá más o menos fácil.

En este sentido, el escritor apuesta por que los republicanos unan y no separen. Pone como ejemplo que mientras el sector más conservador cuenta con varios representantes, sólo hay un candidato, Mitt Romney, que “ha puesto todo el énfasis en la gestión económica del país y que ha supeditado el resto de cosas”. El escritor de La reinvención de Obama. ¿Tras la decepción hay esperanza? (LID Editorial) dice que “Rommey es el mejor candidato para ganar a Obama” porque, según las encuestas, la diferencia es muy pequeña y porque “los independientes, que son más moderados, tienen un gran peso”.

Los ciudadanos dejan la ideología a un lado

Jorge Díaz-Cardiel asegura que la reinvención de Obama no es aplicable a los líderes europeos, pero prevé que tanto americanos como europeos dejen a un lado las ideologías y aboguen por la gestión económica. “Uno puede ser un pastor protestante con ocho hijos, pero si no tiene qué darles de comer...”, argumenta.

Se dará más importancia a los temas económicos

Respecto a Europa, Díaz-Cardiel afirma que “cada vez se buscan líderes más tecnócratas, y menos políticos e ideológicos, que nos saquen las castañas del fuego”. Así, comenta que eso es lo que pueden hacer peligrar el puesto de dirigentes como Sarkozy.

“Se dará más importancia a los temas económicos porque si lo básico no está resuelto, la angustia que te generará estará por encima de todo”. Pone como ejemplo la victoria de Margaret Thatcher en Reino Unido en 1979, a pesar de las duras medidas que promulgaba en su programa electoral.

Jordi Rodríguez Virgili comparte la idea y afirma que aunque “lo que se necesita es alguien que te resuelva los problemas. Si son diferentes de mí ideológicamente, los votaré”.

En cuanto a la terna por el liderazgo del PSOE, alude a que “en los cambios de secretario general hay una tarea interna y otra externa, de cara a la sociedad, en la que se mantenga la unión del partido y que acerque al electorado”. Explica que dependiendo del modelo que se busque, “se apostará por la unión o por dar un giro y analizar qué principios y valores se cambian, si se busca mayor apertura…”

Asegura que tanto Chacón como Rubalcaba “son muy válidos”. Pero cree que hay hueco para una tercera vía. “Ninguno de los dos convence. Chacón está muy unida personalmente a Zapatero y Rubalcaba ha perdido y lleva muchos años, por lo que sería buena una figura de consenso”.

La crisis económica mundial ha dejado entrever la necesidad de liderazgo existente en todo el mundo. La ausencia de líderes carismáticos que hayan encauzado las dificultades ha puesto a los políticos en el punto de mira de los ciudadanos. La clase política se sitúa en España como la tercera preocupación de los ciudadanos.