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El miedo a la obesidad está provocando que se controle la comida en exceso
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LA OBSESIÓN POR COMER SANO COMO ENFERMEDAD

El miedo a la obesidad está provocando que se controle la comida en exceso

La obesidad infantil es galopante en España, que es el país europeo con más casos de esta dolencia en jóvenes (12%). Nuestros hijos se han convertido

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El miedo a la obesidad está provocando que se controle la comida en exceso

La obesidad infantil es galopante en España, que es el país europeo con más casos de esta dolencia en jóvenes (12%). Nuestros hijos se han convertido en los que peor se alimentan, a pesar de contar con la famosísima dieta mediterránea. En muchos casos, esos problemas han derivado de la mala cultura alimentaria que hemos desarrollado durante estos años, otros han surgido de la obsesión de ciertas familias por comer sano, lo que también ha desembocado en posteriores desórdenes alimenticios.

La cuestión se centra en que las personas que cargan a sus espaldas problemas de este tipo transmiten a sus allegados esta obsesión. “Es verdad que los que han tenido dificultades o algún trastorno de la alimentación se obsesionan más que el resto”, explica a El Confidencial Julia Vidal, psicóloga especialista en trastornos alimentarios y directora de Área Humana Psicología.

El problema, según Vidal, es que “el factor sociológico de culto al cuerpo cada vez está más presente en los padres”. Sin embargo, la solución no es convertirnos en verdaderos guardianes de la comida sana y presionar a nuestros hijos para que coman bien. “Hay algunos padres muy controladores y exigentes, algo que no es conveniente”, comenta.

Si actuamos de esta forma podemos perjudicar a nuestros hijos. “Cuando les prohíbes alimentos, los niños se obsesionan y pueden acabar teniendo problemas”, asegura Julia Vidal.

La psicóloga explica que en este caso, cuando los pequeños coman algo que les está prohibido, “no lo harán de forma controlada”, y más que tener esta actitud, lo que hay que hacer es “que coman sano y ya está”. Sin embargo, si hay alimentos menos saludables que están disponibles de forma puntual, cuando los consumamos, lo haremos de forma más contenida.

La cuestión es que “nunca se puede ser estricto con un niño”, comenta Vidal. “Hay que hacer atractivos los alimentos y ver que los mayores comen lo mismo”. Cuando tengamos cenas o comida navideñas, donde se preparan platos más insanos, los niños pueden comer lo mismo para que no se sientan diferentes, pero es importante cocinarlos de una forma más saludable. “No hay que hacer notar al niño que no puede comer ciertas cosas”, afirma Julia Vidal.

Si llega el momento de comer dulces, no pasa nada, siempre que se haga en cantidades normales. Por ejemplo, que se saquen los polvorones, cada persona se coma uno y luego se vuelvan a guardar.

Aprender en el día a día es la clave

Es en el día a día cuando debemos enseñar a nuestros hijos a que adquieran unos hábitos saludables de alimentación. Y en el caso de los premios que se les otorgan cuando comen algo de lo que no les gusta, hay que tener cuidado. “No hay que hacerlo como un chantaje, sino como una forma de convencerlo”, señala Vidal.

La psicóloga pone como ejemplo “poner al niño un plato que no le guste de primero y otro que sí de segundo”. Así, el niño admitirá comer algo que no es de su agrado. Sin embargo, premiarle con alimentos que no son saludables no es bueno porque “no se debe potenciar que los coman”. “Si se come un plato de espinacas y luego bollería, habremos desequilibrado su dieta”, dice.

Otro de los problemas de la alimentación actual está en las cantidades. “Una de las preocupaciones de las madres es que los hijos coman bien. Pero todos estamos sobrealimentados y no sabemos cuáles son las porciones idóneas”, alude Vidal.

La solución para que nosotros y nuestro hijos tengamos una dieta sana es que se ejecute la información que existe en este sentido, algo que no solemos hacer. Julia Vidal propone “utilizar trucos de conducta y mentalizarse sobre las conductas adecuadas que debemos tener”.

“Es una cuestión de educación y de llevar a la práctica lo que sabemos. Si lo hacemos bien, eliminamos esa obsesión. La gente no sabe comer y eso genera problemas de obesidad”, señala Vidal.

La obesidad infantil es galopante en España, que es el país europeo con más casos de esta dolencia en jóvenes (12%). Nuestros hijos se han convertido en los que peor se alimentan, a pesar de contar con la famosísima dieta mediterránea. En muchos casos, esos problemas han derivado de la mala cultura alimentaria que hemos desarrollado durante estos años, otros han surgido de la obsesión de ciertas familias por comer sano, lo que también ha desembocado en posteriores desórdenes alimenticios.